Un libro de cine llamado Nedda
Casa de citas/ 404
Un libro de cine llamado Nedda
Héctor Cortés Mandujano
- Selección de crónicas
¿No sucede, a veces, que lo acontecido fuera de la pantalla
es tan o más interesante que la propia cinta exhibida?
en “41° NYFF 2003”
El 31 de agosto de 1985, Nedda G. de Anhalt publicó su primera crítica de cine. Lo hizo por la razón más válida para publicar, para hacer lo que sea, para vivir: por amor.
Hace poco leí un texto sobre la fotografía, de Federico Soriano (en Fachadas II, fotografías de Juan Manuel Díaz Burgos, La Naval, 2006), que propone que las fotos no son recuerdos, sino olvidos. Por eso las imprimimos, las volvemos una realidad ancilar, una impronta palpable: para no olvidarlas, para no olvidarnos.
Si este libro no tuviera como antecedente lo escrito por Nedda entre 1984 y 2016, es decir, la memoria puesta en líneas ágata, sería sólo un evanescente sueño del olvido.
No ha sido así, por fortuna, y ahora tenemos para nuestro gozo este volumen, Un deseo llamado cine (2018), editado por la Universidad de Ciencia y Tecnología Descartes, que es, valga el guiño, un festín para el lector; una compilación de crónicas, reseñas, ensayos, entrevistas, citas y decálogo que Nedda ha sentido pasar por el filtro de su vasta cultura cinematográfica; su dedicación por muchas horas, días, meses, años, a la labor de espectadora informada, inteligente y voraz, y su, decíamos, amor por el cine.
Con sus crónicas (todas referidas a festivales de cine neoyorquino, de 1993 a 2015) se le puede seguir la pista a países, cinematografías y directores. México, por ejemplo, aparece en las películas inaugurales de González Iñárritu, y los triunfos de Guillermo del Toro, Carlos Reygadas y Gerardo Naranjo, por mencionar a algunos.
Hay, no sólo en este primer capítulo, sino en todo el libro, versiones sinópticas de cortos y películas; breves biografías de cineastas; recuentos de filmografías; análisis contextuales y comparativos; muchas referencias literarias y apuntes generales y específicos sobre diversos valores de producción: dirección, guionismo, música, puesta en escena…
La prosa de Nedda parece escrita con iguales dosis de velocidad y concentración, de apuntes tomados al vuelo e investigación, de rapidez y revisión exhaustiva. Tienen sus crónicas el encanto y la amenidad de las cartas que una amiga escribe sólo para nosotros, para nuestro único disfrute.
Sus puntos de vista se mueven de una cinta a otra. La flor de mi secreto le parece repetitiva y Carne trémula, las dos de Almodóvar, muy buena; no siempre adora las cintas de Manoel Oliveira; pese a su fama, no le tiene mucha fe a Raoul Ruiz ni a Godard; no se le obnubila el juicio con los premios de las cintas que ve: piensa lo que dice y dice lo que piensa.
- Cineritmos
Hay aquí juicios, preferencias, breves historias, secuencias, recuerdos, decálogo para cinéfilos y razones para saber cómo a Nedda el cine (p. 213) “se (le) ha convertido en un todo irrefutable”.
- Reseñas
No sólo hay en este libro de gran formato y 644 páginas, dividido en siete capítulos, textos de Nedda sobre el cine, sino también muchas fotografías (tomadas por la autora y Enrique, su esposo) de artistas del celuloide.
- Ensayos
Cito los primeros: “El sida visto en el teatro y en el cine”, “Cuando los hermanos se encuentran”, “Despertares”… El análisis en los ensayos de Nedda son muestras de conocimiento y sensibilidad. No son sólo valiosos los datos de obras, autores, años de representación, sino el abordaje minucioso que implica la sinopsis y, en especial, la solidaridad que trasminan estas páginas. Y esta humana y amorosa atención es notable. No es sólo tocar los “temas” (afroamericanos, judíos, homosexuales masculinos y femeninos, niños de la calle…), sino hacerlo con respeto, como lo hace Nedda.
Un deseo llamado cine es un acto generoso de alguien que comparte sus muchas horas de vida entregadas a la expectación, el análisis y el amor al cine.
Es pantagruélico y panóptico el conocimiento de Nedda sobre esta materia y, por eso, este enorme y valioso documento sólo puede agradecerse y disfrutarse.
- Cintas con latidos
En este apartado se habla de erotismo. Pero hay tanto en el cine. Nedda nos conduce al ojo de la cerradura para ver, si no se han visto, entre otras: De aquí a la eternidad, El último tango en París, Un tranvía llamado Deseo, Rebeca, El halcón maltés, Ojos bien cerrados… O para verlas de nuevo.
Y hay también una lista extensa de cine latino (con énfasis en el mexicano), de variopinta factura, y apuntes valiosos sobre el cine judío.
- Entrevistas y conferencias de prensa
Lo que yo busco se encuentra en una provincia
alojada dentro de mí mismo
Zedi Demirkubutz, entrevistado por Nedda
Señalaré lo obvio: los entrevistados que son muchas, muchos, son seres humanos que realizan un oficio donde la intención principal es saber por qué somos como somos los humanos. A alguien se le ocurre filmar una historia y reúne a un montón de gente y trabaja y trabaja para que otra, otro, en cualquier lugar del mundo descubra que no somos originales, que nos parecemos demasiado, que somos hermanos…
Eso es el cine: una charla entre seres humanos, una conversación entre hermanos, donde la liga es nuestra similitud. Lo dice Michelangelo Frammartino (p. 534): “Es la interpretación del público la que otorga al filme su forma, y lo hace vivir”.
En este apartado se da la voz directamente a los cineastas. Me impresionó la conferencia se Sergie Parajonov y es una delicia volver a encontrarme con la Nedda entrevistadora (de la que he leído, en ese oficio, Rojo y naranja sobre rojo, y Dile que pienso en ella, que son dos magníficos libros) y me sentí feliz al leer sus charlas con Julian Schnabel, Carlos Reygadas, Zeki Demirkubutz, Catherine Breillat…, y una extensa y brillante nómina.
- Antología de citas
Cuando hago un filme soy dichoso,
no necesito nada fuera del sexo
Fellini, citado por Nedda
Si hubiera tenido que inventar un libro que me acompañara en una semana tan caótica como ésta que he vivido (luego les cuento), hubiera sido Un deseo llamado cine, porque aquí la escritura tiene el sentido de juntar, de implicar, de mezclar el arte y la vida, que son el espíritu de la humanidad, su corazón: lóbrego, por supuesto, pero también resplandeciente; oscuro y luminoso como tú, como yo, que somos lo que dice Jafar Panahí (p. 575): “Un reflejo de un reflejo de (nuestra) sociedad”, y reflejamos lo que pasa.
Un deseo llamado cine es como la Biblia, un libro de libros, una suma, un oxímoron perfecto: la pasión disciplinada.
Un deseo llamado cine es, en verdad, un libro llamado Nedda. Y es tan inteligente, ameno y lleno de generosidad y sorpresas como su autora.
Felicidades a la Universidad de Ciencia y Tecnología Descartes por esta publicación y, por lo mismo, muchas, muchas gracias a mi querida Nedda.
*Texto leído en la presentación del libro, en la sala “Efraín Bartolomé”, del foro Descartes, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, el 9 de noviembre de 2018.
Contactos: hevctorcortesm@gmail.com
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