Tejiendo mundos
Con cariño y agradecimiento a quienes son parte de mis redes sociales humanas, principalmente a mis grandes maestros y guías: mi papá y mamá.
En nuestra cotidianidad es común que escuchemos hablar o que hagamos uso de las redes sociales, sí, las que se han creado con las tecnologías y de las que disponemos a diario para las diversas actividades que realizamos o nos encomiendan. En ocasiones puede parecer extraño que alguna persona no tenga ninguna de estas redes sociales, sin embargo, las hay y pueden desarrollarse en lo que llevan a cabo, alejadas de las presiones tecnológicas y pudiendo apreciar más los detalles sencillos del devenir diario.
¿Y qué hay de las redes sociales humanas? Es decir, las que se van tejiendo a través del tiempo, con la interacción de contactos, de las personas que conoces mediante familiares, amistades o con las que coincides en algún evento, conferencia, proyección audiovisual, concierto, exposición fotográfica, presentación teatral, literaria, actividad deportiva, lúdica o de esparcimiento. Esas redes sociales son sumamente importantes, al menos para mí, significan oportunidades de conocer otros mundos, perspectivas, experiencias. También son caminos para intercambiar conocimientos, aprendizajes, alegrías, nostalgias, compartir proyectos y por qué no, despertar conciencias y esperanzas en el mundo ajetreado en el que estamos.
El valor que les doy a las redes sociales humanas es grande, a través de ellas se van generando una cadena de trueques, intercambios diversos, que se sitúan en un plano de compartir desde el corazón, con responsabilidad, compromiso, sinceridad y afán de que las demás personas conozcan o puedan conocer distintos temas, dar algún servicio, realizar algún trabajo, contactar con otra colega, entre muchas actividades más.
¿Han visualizado cómo están tejidas sus redes sociales humanas? ¿Qué valor les dan ustedes? En mis andares este tejido se ha ido enriqueciendo con el paso de los años, no hay una manera específica de describir cómo se han entrelazado, el resultado es todo un mosaico porque las redes son diversas. Es muy gratificante cuando se hace una pausita, como a manera de recapitular lo que se ha recorrido, las redes se han fortalecido y ampliado. Es motivador saber que se puede contar con las personas que forman parte de esas redes, si no pueden te lo harán saber e incluso te recomendarán a otra persona, de lo que si estoy segura es que se puede contar con ellas.
El camino que cada quien se traza está lleno de experiencias distintas, la que hoy les comparto es descubrir y disfrutar que el ir tejiendo mundos en el día a día, paso a pasito, rinde frutos tarde o temprano y esos frutos son aprendizajes para la vida, se quedan en la mente, el corazón y en los aportes realizados.
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