Entre aromas, colores y recuerdos

Hoja de plátano -para tamales- Mercado «San Juan». Foto: Jacob García.

La mañana es fría, el aire corre imperturbable, las montañas vecinas están ahí, verdes, como las recuerdo desde la infancia, el cielo está nublado, el aroma que percibo es la llegada de noviembre.

Cierro los ojos y evoco las diversas imágenes que capturé en la mente días antes en los mercados locales de Tuxtla Gutiérrez, mucha gente en las calles realizando las compras para los preparativos de las ofrendas en los altares y la visita a los seres queridos que han fallecido.

Las flores abundan en diversos colores y tipos, sobresalen las que son de color amarillo, además de la tradicional flor de muerto, conocida como cempasúchil en lengua náhuatl y como musá en lengua zoque. También están las flores de colores púrpura y lila conocidas como flor de raíz y una de las tradicionales en esta época, con su color rosa intenso o púrpura en algunos casos, la flor de seda.

Los aromas a dulces tradicionales se mezclan, las señoras tienen al interior y exterior de los mercados ventas de calabaza y manzanillita en dulce, camote, dulces de azúcar con formas de animalitos, garapiñados envueltos en papel china de distintos colores, barquillos rellenos de cocadas y de camote, bebidas de atole agrio, así como tamales de diversos ingredientes.

En las banquetas se establecen, en su gran mayoría, mujeres jóvenes y algunas adultas mayores, quienes de manera informal nos ofrecen la venta de flores, de frutas, de dulces tradicionales; la gente va y viene con prisa y llevando sus productos.

El airecillo que suavemente me acaricia el rostro me hace volver a este momento, vienen a la mente y corazón los que permanecen a través de los años pero se han ido físicamente, les recuerdo con amor y con los instantes compartidos en estos días previos a noviembre, honrando su memoria… percibo el aroma a juncia que aprendí a esparcir en el piso, el de las flores de musá que se impregna en mis manos cuando las acaricio para depositarlas como ofrenda, sin olvidar el del incienso, ese que se esparce a través del humo que se funde con el viento.

El día se va despejando, comienza a repuntar el sol, sigo sintiendo ese aroma que quienes somos de este terruño chiapaneco y mexicano sabemos, al percibirlo, que noviembre ha llegado, entre aromas, colores y recuerdos.

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