¿Cómo evitar tanta sangre en México?
La muerte se ha convertido en cotidiana en México; es tanta la costumbre de amanecer con las noticias de asesinatos, desapariciones o cualquier aspecto ligado a la violencia que ya ha dejado de sorprendernos, por muy dolorosa que sea esta afirmación.
Chiapas lleva tiempo siendo un escenario de esa violencia, y la muerte de periodistas es parte de tal horror generalizado, como ocurrió hace unos días con el asesinato del compañero Mario Gómez en Yajalón. Protestar contra ese tipo de ataques a la vida humana parece ser la única posibilidad de luchar contra ello, porque quienes están encargados de combatir la violencia o no quieren o no pueden enfrentarla, ya sea por temor o por desconocimiento de cómo hacerlo. Otras respuestas, que todos conocemos, no deberían ni siquiera pensarse si se desea cambiar la realidad en la que vivimos.
Ante los futuros cambios de gobierno que se acercan se están escuchando las propuestas en materia de seguridad pública que ofrecerá el nuevo gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador y que, según lo expresado por el gobernador electo de Chiapas, se seguirán también en suelo chiapaneco.
Las primeras noticias sobre tales políticas parecen obviedades, es decir, la lucha contra la corrupción y el lavado de dinero, así como la capacitación de las fuerzas de seguridad pública del país. Nada nuevo bajo el sol lo hasta ahora expresado, puesto que se supone que esas mismas acciones han sido llevadas con muy poco éxito. Tampoco los miembros del equipo encargado de diseñar esas políticas ofrecen muchas garantías de cambios radicales a la hora de combatir la violencia en el país: Manuel Mondragón, Leonel Godoy y Alfonso Durazo. El primero con amplia experiencia en las tareas de dirección de cuerpos de seguridad; el segundo, exgobernador del estado de Michoacán, uno de los más golpeados por el crimen organizado en la última década y, finalmente, Alfonso Durazo Montaño, propuesto por AMLO como secretario de Seguridad Pública y exsecretario particular de Luis Donaldo Colosio.
Durazo ha sido el que ha hablado de mejorar las unidades de inteligencia, algo que ya es una pequeña esperanza, pero lo que debe quedar claro para todos es que el crimen organizado permea demasiados ámbitos de la vida pública y privada del país, así como resulta insuficiente el combate directo a estos grupos organizados sin alternativas nacionales significadas por la injusticia social.
No hace falta ser especialista en el tema para darse cuenta que sin el trabajo conjunto de todos los poderes del Estado y sin un claro compromiso de los involucrados en la lucha contra la violencia los avances no serán muchos. Sin embargo, no todo puede esperarse de dicho Estado, los ciudadanos tendrán que asumir que sin su responsabilidad con la sociedad en la que viven será más complejo todavía lograr la seguridad y tranquilidad deseada en nuestras calles y para las familias mexicanas. Mucho trabajo a realizar en poco tiempo, pero si no se inicia será imposible asegurar un mejor presente pero, sobre todo, un futuro digno para nuestros hijos.
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