Benturino Nangüelú Champo, tío Bentu, el ignorado compositor de El Torito

Se llamaba Benturino Nangüelú Champo, y muchos, muchas, que estudiaron en el Tecnológico lo recuerdan con su sonrisa eterna y los bolillos inseparables de sus manos musicales.

Fue solista por más de cincuenta años: primero de la Marimba Hermanos Gómez, en Chiapa de Corzo; después, de Brisas del Grijalva, de Villaflores, y, al final, de la Poli y de la Marimba del Tecnológico de Tuxtla.

Fue el último compositor destacado de marimba. El torito es de su autoría, pero en su inventario de piezas musicales están El malinche, La espadaña, Nambarití, Mulupac, Belén, Zapateado del Tío Bentu, Los conejos y El suchiapaneco. 

Sus composiciones, la mayoría sacada de las tradiciones de su pueblo, presentan una hibridez de la música de concierto, con una influencia especial de Mozart, con la música regional del jugueteo y del ritmo festivo.

El maestro Benturino, tío Bentu como lo conocíamos, comenzó a tocar formalmente a mediados de los cuarenta, cuando apenas había cumplido 10 años. Fue hijo de la época de los quemasantos, guardasantos y de la pobreza; su habilidad interpretativa le permitió viajar, trabajar como profesor de marimba y dirigir varios grupos musicales.

Benturino Nangüelú Champo.

Su primer maestro fue su hermano Manuel, quien a su vez había aprendido de un tío a tocar la marimba. En Chiapa de Corzo, la técnica interpretativa del maestro Bentu se afinó. Bajo la guía de los marimbistas Flavio Gómez,  René Ruiz Nandayapa y Arturo Nandayapa se tituló como solista y ejecutante con cuatro baquetas, y con el maestro Humberto Moreno Penagos, en Villaflores, alcanzó el doctorado. 

Ya con esas credenciales, a mediados de los cincuenta, fue contratado como director y solista de la Marimba Poli de Tuxtla. Ahí, como juego y desafío, empezó a componer algunas piezas musicales que seguían la moda del momento: chachachá, danzón y mambo.

Poco hay por recuperar de esa etapa, porque esas composiciones tenían una fuerte influencia de trombones, timbales, trompetas y maracas de ritmos cubanos y de las grandes orquestas norteamericanas de los sesentas. Eran los tiempos de Herp Alpert y Tijuana Brass, de la Pérez Prado, de la Sonora Santanera y de la Orquesta de Glenn Miller

Alguien en la Poli le pidió que compusiera una pieza musical, algo más de la tierra y de la querencia. En medio de la música de aquellas orquestas, apareció El torito, con su ritmo querendón que pronto se hizo popular, y que, llegado a los oídos de la maestra Martha Arévalo, le inventó los pasos. 

Su fuente de inspiración fueron las tradiciones de Suchiapa. El torito emergió de los parachicos; Nambarití, del paseo de año nuevo por las aguas termales; El malinche, de las danzas parsimoniosas de la Reinita de Corpus Christi; La espadaña, del peregrinaje de los hombres en busca de esta hoja, y El suchiapaneco, de la imagen arraigada del hombre bailador y alegre del pueblo surimbo. 

De niño escuché muchas veces al maestro Bentu, porque él y mi padre eran amigos, parientes, creo. Suchiapa era diminuto y todos éramos primos y a todos los adultos los tratábamos como tíos. 

Él, pese a que trabajaba en el entonces Instituto Tecnológico Regional de Tuxtla como maestro de música, prefería vivir en Suchiapa.

Muchas veces viajamos con tío Bentu de Suchiapa a Tuxtla por un camino de terracería, polvoriento en tiempo de secas, y resbaloso y traicionero en temporada de lluvias.

En esos viajes, a bordo de una camioneta ganadera, mi padre y el maestro Benturino recordaban su niñez y juventud. Eran contemporáneos. Mi padre había nacido el 1 de octubre de 1930, y tío Bentu un poco después, el 30 de mayo de 1934. 

Era un hombre de sonrisas francas y abiertas. Había tocado para diversos personajes, para gobernadores y escritores, pero recordaba su participación, un 14 de septiembre, en el Salón Riviera del Distrito Federal, cuando después de que lo escuchó un secretario de Estado, al día siguiente lo llevó a Los Pinos para comer con no sé qué presidente de la República. 

El 16 de diciembre de 2006 falleció tío Bentu. Mi padre, tres años después, el 26 de noviembre de 2009. 

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