Chiapas: el libro más antiguo del mundo americano
Siempre he pensado que una de las características de Chiapas, es su inagotable capacidad de producir sorpresas, algunas agradables, otras no tanto, y otras, definitivamente desagradables. En este caso, comento una muy agradable: finalmente el Códice Grolier se considera auténtico y con ello, es el libro más antiguo del Continente Americano. El Códice Grolier fue descubierto en una cueva, cerca del sitio llamado Tortuguero, estado de Chiapas, en el año de 1965. Por aquellos rumbos andaba viajando un coleccionista mexicano, el doctor José Sáenz, a quien los lugareños le mostraron fragmentos del dicho Códice. El ojo acucioso y experto del coleccionista, no tardó en darse cuenta que aquellos fragmentos tenían un valor singular y, haciendo esfuerzos, consiguió que los lugareños lo llevaran hasta el sitio en donde se encontraba el códice completo. Por fortuna, el Dr. Sáenz enseñó el Códice a un arqueólogo experimentado además de especialista en la cultura de los Mayas: Michael D. Coe, autor de varios libros imprescindibles para quienes deseen adentrarse en el conocimiento de los Mayas prehispánicos. El arqueólogo Coe explicó el Códice por vez primera, ante el Club Golier, en la ciudad de Nueva York, en 1971, y de allí deriva el nombre del libro escrito en papel de amate. Durante años, de echo desde 1965 hasta 2016, se discutió la autenticidad de dicho Códice. Intervinieron en el debate arqueólogos de la importancia de Tomás Lee (editor del libro Los Códices Mayas, publicado por la UNACH en tiempos mejores), Stephen Houston, Mary Miller, J. Eric Thompson, el propio Michael Coe, hasta que se despejó el misterio. Por cierto, Thompson (informante comprobado de la CIA. Ver el libro de Paul Sullivan, Conversaciones Inconclusas), siempre sostuvo que el Códice Grolier era falso. Además de los arqueólogos mencionados-con excepción de Thompson- fue básico el trabajo del epigrafista Karl Taube, para verificar que el Códice Grolier se escribió hacia el siglo XII, entre los años de 1257 y 1212 con sus más o menos. La historia de este Códice, que hoy se guarda en el Museo Nacional de Antropología e Historia, se puede leer en el libro de Michael Coe, Breaking the Maya Code(1992).
Será muy interesante en otra oportunidad, reflexionar sobre la existencia de los libros en la tierra chiapaneca, desde tiempos en que Chiapas aún no brotaba del mar, ebrio de espuma, como escribió el poeta Enoch Cancino. Pero lo cierto es que en la tierra que hoy lleva el nombre de Chiapas, se ha cultivado desde tiempos muy añejos, la cultura, la creación, la escritura y la difusión de la palabra escrita. Palenque, hoy lo sabemos bien, era una Ciudad de la Ciencia. En Chiapas nació y creció el poeta más leído en lengua castellana, Jaime Sabines, quien no tiene culpa ni responsabilidad de ser pariente de aquel político rapaz, saqueador de Chiapas. Aunque nacida en la Ciudad de México cuando se llamaba Distrito Federal, Rosario Castellanos era culturalmente chiapaneca, crecida en Comitán de las Flores, y sin duda, una de las escritoras que han revolucionado las letras castellanas. En Chiapas escriben y viven, una cauda de escritoras y escritores, narradores, poetas, que constantemente son reconocidos a través de los premios literarios ofrecidos en el país o en el extranjero. Todos ellos escriben libros. Es gracias a quienes siguen escribiendo que los libros se multiplican. La Cultura, con mayúsculas, capacidad humana por excelencia, se transmite a través de los libros. Es bien sabido que la tecnología computacional tiene graves consecuencias al cambiar constantemente y caducar. Muy pronto, los sistemas de almacenamiento actuales, no servirán de nada, y tendremos guardados los discos, los USB, y un largo etcétera, sin poder usarlos. Las computadoras cambiarán a otro tipo de modelo, no porque sea necesario, sino porque así lo exige la rapacidad de quienes se enriquecen a diario agregando y quitando a estos aparatos, para hacerlos obsoletos y obligar a las masas a comprar los nuevos. Pero los libros permanecen. En mis tiempos de Rector, invitado por la Universidad de Salamanca, tuve el privilegio de conocer la Biblioteca de Libros Antiguos de esa gran Universidad española. No me olvido de la emoción que sentí al tener entre mis manos El Cantar del Mío Cid, en su versión original. Allí estaban también los originales del Siglo de Oro Español. La Gramática de Antonio de Nebrija, se guarda en esa maravillosa biblioteca. Por cierto, en esa biblioteca se guarda el mapa más antiguo conocido hasta ahora, de lo que es hoy el estado de Chiapas. Igual emoción sentí cuando, junto con mi amigo de tantos años, José Luis Ruiz Abreu, tuve en mis manos el texto original de La Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo, que fue la base de la edición en tres volúmenes que publicó el Instituto Chiapaneco de Cultura. Pero hay quienes no entienden el significado de todo ello y, lo más triste, nunca lo entenderán. Tratar de explicárselos es arar en el mar. Lo malo es que lleguen a posiciones que les faculta para luchar en contra del libro. Fatal. Y Chiapas, tierra de contrastes, posee el libro más antiguo del Continente Americano, que se preservó en papel, no en computadora, encerrado en una cueva, y que hoy podemos admirar y leer. Pero también en Chiapas están los enemigos de la Cultura, del libro, del acto Humano por excelencia que es pensar. Largo camino nos queda por andar a los chiapanecos para preservar la Cultura, la creación, el medio escrito, la palabra impresa, pero hay que seguir, sin dejar que la noche nos apague.
Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 2 de septiembre de 2018
P.D. Celebro que aún exista una Feria del Libro en Chiapas y ventas nocturnas como la que logró recientemente la librería del Fondo de Cultura Económica, que experimentó una masiva visita de lectores. Eso levanta los ánimos y la confianza en que vendrán días mejores para Chiapas.
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