300 páginas
Casa de citas/ 396
300 páginas
Héctor Cortés Mandujano
Las opiniones siempre cambian, al menos en la gente inteligente
Borges,
entrevistado por Waldemar Verdugo Fuentes
Nada sabía de Waldemar Verdugo Fuentes cuando compré su libro Magos de América: Borges, Bombal, Rulfo, García Márquez (H. Ayuntamiento Municipal de Toluca-Norte/Sur, 2006). La estrella del libro es, por supuesto, Borges, que ocupa más de la mitad de las páginas, porque Waldemar tuvo con él una larga convivencia y se asume como su discípulo. El libro mezcla, sin aspavientos, la entrevista, el ensayo, la crónica, la cita extensa… Me gustó.
Lo que dice Borges sobre escritores ocurre con demasiada frecuencia (p. 17): “Me ha tocado hablar con hombres de letras en Norteamérica y decirles: Dígame, ¿usted ha leído La Eneida, el Quijote, Macbeth? No, no habían leído nada. En cambio, se interesaban por tal equipo de beisbol, si había ganado o había perdido…”; y más (pp. 23-24): “Los lectores de hoy son satisfechos por autores que no leen; no puedo entender a los escritores que prefieren el diario a un buen libro, porque todas las personas que están interesadas en la literatura deben interesarse en el lenguaje que ocuparon los anteriores a él”.
Dice después (pp. 46-47): “Por Quevedo me llegó una frase de Séneca: […] ‘Huye de los muchos, huye de los pocos, huye del solitario’. Esta frase trasciende la simple letra, porque literalmente uno puede llegar a ser el solitario, por lo tanto, nos enseña que se debe también huir de uno mismo”.
La idea de amar en la vejez la ha expresado Borges de varias maneras; aquí vuelve a hacerlo (pp. 88-89): “Lo peor es querer y no ser querido. Porque yo digo, a quien desee oírme, que a esta edad aún se puede estar enamorado. Es tarde para los demás, pero nunca es tarde para uno… el hombre nace y muere con su capacidad de amar intacta, siempre podemos amar como a los quince años”.
Esta anécdota, que cuenta Borges, es muy divertida (p. 92): “Cierta vez que visitaba a Macedonio Fernández en una de las pensiones en que él solía vivir, ambos éramos sostenidamente molestados por un vecino que tocaba música. A tal extremo habían llegado las cosas que Macedonio me propuso que nos suicidáramos para salvarnos de ese suplicio. Mucho tiempo después relaté esto a un periodista, quien me preguntó con gran asombro:
“—¿Y se suicidaron?
“Yo le contesté:
“—Realmente, no recuerdo.”
En la conversación de Borges son comunes las citas (p. 99): “Es verdad la sentencia de Bernard Shaw, cuando decía que hay dos tragedias en el mundo: una es no obtener lo que el corazón anhela, y la otra es obtenerlo”.
Toca un tema que también para mí es desagradable (pp. 109 y 111): “Es un horror cómo han aumentado los políticos. […] no me agradan las personas que se promocionan a través de la política: son despreciables. La mayoría de la gente le da una importancia desmedida a los políticos, lo que me parece una tontería general. […] A mí me basta saber que una persona es política para saber que no comparto su idea en absoluto”.
García Márquez, otro de los Magos de América, para Waldemar, dice que leyó a Rulfo tantas veces que se aprendió de memoria Pedro Páramo (p. 124): “Podía recitar el libro completo, al derecho y al revés, sin una falta apreciable, y podía decir en qué página de mi edición se encontraba cada episodio, y no había un solo rasgo del carácter de un personaje que no conociera a fondo”.
Luego leyó todos sus cuentos, todo lo que Rulfo escribió y dice que la obra completa del escritor mexicano (p.125): “No son más de 300 páginas, pero son casi tantas y creo que tan perdurables como las que conocemos de Sófocles”.
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En la cinta No somos animales (2015, dirigida por Alejandro Agresti), Al Pacino conversa con el protagonista, John Cusack, y le lee de un libro, en cuya portada se alcanza a apreciar Picasso en mayúsculas, algo en lo que estoy totalmente de acuerdo: “Cada poeta y cada artista, es un ser antisocial. No es así porque quiera serlo, no puede ser diferente. Por supuesto que el Estado tiene el derecho de ahuyentarlo. Si realmente es un artista está en su naturaleza no querer ser aceptado”.
Contactos: hectorcortesm@gmail.com
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