Pablo vs. Patrocinio, rounds de sombra de dos exgobernadores

Patrocinio González Garrido y Pablo Salazar Mendiguchía cultivan una enemistad permanente, atrabancada y apasionada. La semana pasada se dedicaron “elogiosos” comentarios, que bien vale comentar este día en que se le entregará al primero la Medalla Miguel Álvarez del Toro.

Después de su paso por el gobierno de Chiapas y por la Secretaría de Gobernación, el hombre de Catazajá viajó por diferentes países, y por instancias de su esposa Patricia y de su hija Josefa, quien será secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales en el gabinete de Andrés Manuel Lópezn Obrador, decidió establecer el centro de conservación Vida Silvestre Aluxes. 

Ahí ha obtenido buenos resultados como la reproducción de guacamayas y la reinserción de esta ave en la Selva Lacandona, así como la preservación del manatí, entre otras especies nativas de la región.

Este trabajo callado, pero visible en la zona, llamó la atención de Andrés Manuel López Obrador. Así inició una amistad entre el exgobernador de Chiapas y el ahora presidente electo, quien se enorgullece que las guacamayas liberadas por Aluxes visiten su Quinta La Chingada, en Palenque.

Sus logros en esta etapa de la vida son sobresalientes, y si no fuera exgobernador, la Medalla Miguel Álvarez del Toro, que hoy le entregarán, sería muy aplaudida por los conservacionistas, políticos, periodistas y organizaciones ciudadanas.

El problema es que detrás está el exgobernador controvertido, está el enemigo natural del EZLN, está el coleccionista de cuernos de elefantes y también el oportunismo de los políticos locales para congraciarse con el propio Peje.

Pablo Salazar Mendiguchía, a quien le causa prurito la sola mención del nombre Patrocinio, encontró la oportunidad para cebarse en la figura del exgobernador, y como ambos les gusta el debate y la polémica, se han dedicado a descalificarse.

Entre Patrocinio González Garrido y Pablo Salazar Mendiguchía hay más similitudes que diferencias: los dos son amantes del poder. Los dos son autarcas. Los dos fueron buenos gobernantes. Oradores sobresalientes los dos. Poseedores de una mala imagen, ingrata y hasta inmerecida, en los territorios del no poder. 

Ambos quisieron seguir gobernando más allá de sus administraciones y escogieron al peor heredero. Patrocinio González Garrido se inclinó por el más gris de sus colaboradores: por un hombre bueno pero falto de carácter y de oficio, y Pablo Salazar por su hijo putativo, enrevesado en problemas psicológicos, de trago, drogas y malquerencias.

Los dos sufrieron, como pocos gobernantes, la pérdida abrupta del poder. El primero vivió su expulsión de la Secretaría de Gobernación en los primeros días rebeldes del 94, y el segundo, su reclusión en los penales del Amate y de Huixtla. 

Ambos fueron buenos gobernadores, según mi subjetiva opinión; los mejores, creo, de los últimos 50 años.

El hombre de Catazajá llegó a Palacio de gobierno después de una gestión lamentable de Absalón Castellanos Domínguez, el general que encontró en la administración chiapaneca su adolescencia perdida en los cuarteles militares. Lo suyo fue la pompa, la tranza y la desmesura. 

El estado había saltado en mil pedazos con una ingobernabilidad en donde los más nefastos imponían sus leyes. Patrocinio González Garrido asentó su mano dura —firme, decía él— para ordenar las instituciones. En ese proceso, siempre complicado, cometió excesos e injusticias, pero hay que reconocer que hubo orden en su gobierno, y que además se construyeron caminos y hasta se ordenaron las vialidades de las principales ciudades de Chiapas.

Lo que más le pesó fue la muerte de varios gays asesinados en su gobierno, que según versiones posteriores apuntaron a Fernando Gutiérrez Barrios, entonces secretario de Gobernación, para evitar la llegada del gobernador chiapaneco a esa dependencia.

Pablo Salazar también encontró un estado en donde reinaba la ingobernabilidad. Fue una revelación como gobernador. Impuso orden, al igual que Patrocinio González, pero en esos afanes también cometió excesos y declaró guerras que no valía la pena enfrentarlas.

En su última incursión como candidato independiente al Senado de la República, después de una primera lectura, Pablo Salazar se mostró desencantado con los resultados de la votación, pero después entendió que si funda un partido político local, puede ganar diputaciones y presidencias municipales.

Ganas no le faltan. Lo suyo es la política, el debate, el intercambio de ideas, la polémica, y seguramente continuará en el zipizape con otro hombre que no deja que se le suban las hormigas a su cuerpo sin soltar manotazos.

2 Responses to “Pablo vs. Patrocinio, rounds de sombra de dos exgobernadores”

  1. Jose Antonio Palacios Rojas
    13 agosto, 2018 at 20:21 #

    No comparen ni de broma a estos 2 personajes como comparar a Don Patrocinio con Pablo Salazar. Patrocinio marcó la diferencia en su administración haciendo verdaderos cambios y Pablo ¿qué puedo decir? Por algo lo encarcelaron no?

  2. Antonio Cruz Coutiño
    13 agosto, 2018 at 9:58 #

    Del feisbuc de Charly Gallegos Aguilar, sobre la presea Miguel Álvarez del Toro, a PATROCINIO:

    «Que le den otra medalla al Mérito Sangriento, por ordenar la ejecución y asesinato de un sacerdote, 21 gays y CUATRO periodistas, entre ellos mi señor padre, Don Tito Gallegos Sobrino y Don Roberto Mancilla Herrera y Don Alfredo Córdoba Solórzano en Tapachula…».

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