¿A dónde van las ciencias sociales en México?
El desarrollo de las ciencias sociales en México ha tenido como contextos institucionales a las Universidades con excepción, quizá, de la antropología, que surgió en el Museo Nacional desde la época de Porfirio Díaz. Ese contexto particular de la antropología se debió a la utilidad que le significó al naciente Estado Nacional Mexicano para contribuir a la consolidación de una cultura nacional y al nacionalismo. La que ha sido la más prolongada política de Estado en México, el indigenismo, fue diseñada y promovida por los antropólogos, coincidiendo con la convicción de quienes llegaban al control del Estado, que la Nación sólo es posible en una comunidad de Cultura. Ello hizo que la antropología tuviese una presencia señalada en los escenarios nacionales del país. A la par, también la Historia fue apoyada por el Estado Nacional, por razones similares a las que identificaron a la antropología como una disciplina apta para apoyar el nacionalismo. En el caso de la Historia, se trató de reconstruir la historia nacional, dictada desde el centro político y económico de México. Cuando se consolidaron los puntos de vista críticos, tanto la antropología como la historia, dejaron de ser los consentidos del Estado Nacional. A tanto llegó, que en los libros de texto gratuitos se suprimió la historia y las etnografías de los pueblos indios. Hoy los jóvenes son prácticamente analfabetas en esos campos, que deberían dominar.
En general, las ciencias sociales no han sido bien vistas por el Estado Nacional Mexicano. La razón no es difícil de descubrir: son las disciplinas que producen conocimiento sobre la situación del país. En el contexto de un sistema político que ha llevado a su máxima expresión a la simulación, nada más incómodo y molesto que quienes escriben sobre cómo es el país en realidad y cuáles son sus grandes problemas. Viene a cuento este recordatorio porque ya se han manifestado las contradicciones entre el proyecto presentado por quien el Presidente Electo ha anunciado que será la Directora General del CONACyT y las burocracias actuales, incluyendo a la Rectoría de la UNAM, que ven peligroso ese programa para desarrollar la ciencia en México. El próximo Presidente se verá entre dos concepciones diametralmente opuestas: en una, la de la próxima Directora General del CONACyT, las ciencias sociales ocupan un lugar importante; en la otra, en la de las burocracias tradicionales, las ciencias sociales no cuentan. Entre esas dos perspectivas se debate el futuro de las ciencias sociales en México. Funciona de nuevo la ideología de “las ciencias duras vs las ciencias blandas” como si se tratara de ladrillos y gelatinas. A mí siempre me pareció absurda esa dicotomía. Fue construida para imponer la idea de que pensar es fácil mientras calcular es difícil. Las ciencias sociales tienen un alto grado de dificultad porque se trata de nosotros mismos, seres históricos, lábiles, culturales, emocionales, y toda la complejidad que deseen agregarle a la condición humana. Quizá al poder político no le importe la complejidad humana y pensar acerca de ella, pero eso no quita que sea lo más importante de discernir. Marx, en alguna ocasión, habló sobre las diferencias disciplinarias en la ciencia y las explicó como resultado de la desigualdad social. Cuando esta sea desterrada, sin es que eso llega a suceder, “habrá una sola ciencia” opinó el filósofo alemán. El riesgo que enfrentamos en el próximo gobierno es que ocurra el error, muy grave, de eliminar a las ciencias sociales de la categoría “ciencia” y quedarse con los ladrillos “duros”, que pueden ser manipulados al deseo de quien manda. Los números se acomodan. Los actuales mecanismos de evaluación de la ciencia tienen que ser modificados para hacer justicia a quehaceres diferentes. Debe desterrarse la fatídica costumbre de privilegiar a unos y ofender a otros. Las ciencias sociales-no debería haber necesidad de decirlo-son simplemente esenciales. El que la relación entre ellas y los políticos de desparecer la investigación en las humanidades y las ciencias sociales en general.
Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 24 de agosto, 2018.
P.D. A estas alturas ya deberíamos estar discutiendo nacionalmente la disyuntiva de las ciencias sociales en el país.
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