Elecciones sangrientas

Desde el inicio del presente período electoral que culminó el 1 de julio de 2018, la violencia en contra de candidatos a ocupar diferentes posiciones en la administración pública del país, además de sin distinción de partidos, acompañó a las campañas políticas. Es de llamar la atención que, mientras los asesinatos de políticos en campaña iban en ascenso, las menciones a los mismos no tenían la importancia que merecían. La cifra de asesinatos ronda los 140 muertos. De nuevo, la impunidad acompaña a estos asesinatos. Nadie sabe, nadie supo, quién los comete y con qué propósitos. El más obvio es el de aterrorizar, pero no debe ser el único. Sobresale en los contextos de estos asesinatos, el que no hayan merecido ni siquiera paralizar un día las campañas políticas en señal de protesta. Nunca pasó de una mención reprobatoria por parte de los candidatos a la Presidencia del país, repetida por alguno de quienes competían en otros niveles, más una que otra autoridad. Los asesinatos se sucedieron uno tras otro, sin que nada conmoviera a nadie. ¿Es que la violencia es tal en el país, que ya se instaló en la cotidianidad? ¿Se han tornado “normales” las situaciones de violencia en México? Me refiero a robos, secuestros, asesinatos, violaciones y un largo etcétera.

Foto: Francisco López Velásquez.

Si algo estuvieron magnificando los funcionarios del Instituto Nacional Electoral (INE), fue que estas elecciones eran perfectas. Incluso la violencia del fraude, tradicional en las elecciones en México, se dice que es imposible que ocurra, gracias a la perfección alcanzada por los métodos inventados por el INE. Cuando se habló de la violencia, los funcionarios del INE respondían que no les competía tal cosa, que la violencia existe en el país antes de los períodos electorales y seguirá existiendo después. Que hay autoridades a quienes les compete resolver la violencia.  Pero nunca se les ocurrió que algo podían provocar como máxima autoridad electoral para hacer ver a esas autoridades que no es posible llamar “normales” a unas elecciones que se efectúan en un contexto sangriento.Nunca hicieron ni siquiera un “enérgico llamado” a las más altas autoridades del país para que se movilizaran en detener los asesinatos de políticos. La verdad es que estos asesinatos han sido noticia mundial. Vaya que otorgaron a estas elecciones un marco sangriento. Al escribir estas líneas aún no se han dado a conocer los resultados de las elecciones. Esperemos que en realidad se respete el voto que la sociedad mexicana depositó en las urnas. Que los trucos de siempre, sofisticados como suelen ser, no hagan su siniestra aparición y le otorguen aún más, oscuridad a estas elecciones.

Ajijic, Ribera del Lago de Chapala. 1 de julio de 2018.

P.D. El “Estado Pater” también recibió una patada el primero de julio: no hubo ley seca, y no pasó nada por ese motivo.

Pendientes urgentes: los 45 de Ayotzinapa y los asesinatos de periodistas.

La atención justa a los pueblos indígenas y la aceptación de una vez por todas, por parte del Estado Nacional, de la realidad cultural plural de la sociedad mexicana. Destierro del racismo.

El combate frontal a la desigualdad social.

Andrés Manuel López Obrador tiene una responsabilidad tan grande como el tamaño de su victoria. América Latina, los pueblos del Sur, están a la expectativa de una nueva era de fraternidad y solidaridad latinoamericana y caribeña.

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  1. Elecciones sangrientas I Chiapas Paralelo – Unidad Regional - 5 julio, 2018

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