¿Volverán los estadistas al poder?
México es conocido en el mundo por la actividad de sus creadores. Desde el arte producido en las comunidades rurales hasta el que florece en los medios urbanos, a lo ancho y a lo largo del país, los creadores mexicanos inundan de belleza al planeta. Los poetas de México son leídos en una amplia variedad de idiomas, desde el castellano, pasando por los idiomas de los pueblos originarios, hasta las lenguas de Europa, Asia, África y Oceanía. Los nombres y textos de Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura, José Gorostiza, Jaime Sabines, Elías Nandino, José Becerra, Natalio Hernández, Carlos Pellicer, Rosario Castellanos, para mencionar sólo algunos, son leídos y aplaudidos todos los días no sólo en miles de hogares alrededor del mundo, sino en todos los departamentos universitarios de Literatura que se precian de ser los más destacados del mundo universitario. La prosa de los cuentistas y novelistas mexicanos es altamente apreciada, como lo prueban la cantidad de ediciones existentes en el mundo de obras de Juan Rulfo, genio creador de notable influencia en la cultura contemporánea de Occidente, Fernando del Paso, Agustín Yáñez, Rosario Castellanos –de nuevo-Carlos Fuentes, Jorge Volpi, Ángeles Mastreta, Laura Esquivel, Silvia Molina, Juan Villoro, entre una lista interminable de plumas talentosas. Intelectuales de la talla de Pablo González Casanova, Guillermo Bonfil Batalla, Rodolfo Stavenhagen, Enrique Florescano, Pilar Gonsalvo, son algunos de quienes forman parte del pensamiento crítico de nuestra época. En el mundo, la obra, por ejemplo, de los artistas Huicholes es admirada en galerías, edificios públicos, estaciones del metro, escuelas, asombrando por su imaginación al público interesado. Los textiles chiapanecos le han dado la vuelta al mundo, al igual que la música de México, tanto en sus versiones populares como en la llamada clásica, desde una Consuelito Velázquez, pasando por el Chamaco Domínguez hasta Silvestre Revueltas o José Pablo Moncayo. Bailarines como Isaac Hernández, son reconocidos como fundamentos de la danza contemporánea, al igual que sucede con los cineastas como Guillermo del Toro o Alejandro González Iñárritu. Los pintores mexicanos son de la más alta cotización en el orbe artístico, no sólo los clásicos del muralismo sino los contemporáneos como los oaxaqueños Francisco Toledo y Rodolfo Morales. En fin, la lista es infinita.
¿Quién se acuerda de los políticos mexicanos? Una vez que pasan por el poder, el anonimato es su destino o las páginas de las revistas más sofisticadas para el chismorreo y lo banal. Siempre envueltos en escándalos de poca monta, pero atractivos para el morbo vulgar. En el siglo pasado, destacaron como estadistas Benito Juárez y aún, Porfirio Díaz. En el siglo XX, la gran figura del estadista mexicano la representa Lázaro Cárdenas, constructor del Estado Moderno que ha ido desmantelándose hasta no dejar mucho de lo que fue aquel resultado de la Revolución Mexicana de 1910, el gran movimiento social que inauguró el siglo XX. Después de la Presidencia encabezada por el gran estadista michoacano, el país ha visto desfilar a políticos, algunos con destellos como Adolfo López Mateos, pero sin llegar a la estatura de los estadistas. Paulatinamente, los buscadores de poder sustituyeron a los profesionales de la política que egresaban de las aulas de la Universidad Pública, como la UNAM, para desplazar a estas instituciones y entronizar a los organismos privados, aulas del pragmatismo sin más, en el manejo de los asuntos públicos. El deterioro en la calidad del gobierno es tan evidente que no necesita enfatizarse. La gran pregunta en esta coyuntura electoral es si volverán los estadistas al poder, al manejo de la administración pública. La moneda está en el aíre. El país atraviesa por una coyuntura definitoria de un porvenir por muchos años. Prácticamente es necesaria la reorganización del Estado para que vuelva a cumplir su papel de directriz del desarrollo y árbitro justo entre los diversos intereses que cruzan a la sociedad mexicana actual. Los buscadores de poder no tienen más horizonte que el de enriquecerse entendiendo a la política no como un oficio para administrar los asuntos de la sociedad, incluyendo el justo reparto de la riqueza producida, sino como un negocio. Me parece que en este presente que vivimos, el gran tema de la política mexicana, es la cuestión de si los estadistas regresarán o seguiremos con el pragmatismo de la rapiña, sin más.
La sociedad mexicana actual es mucho más compleja que la del siglo pasado. Su diversidad ha crecido y se ha profundizado. Pero a la par de ello, la desigualdad social se ha entronizado de tal manera, que hoy México está colocado entre las naciones más desiguales del planeta. Regresar al equilibrio es una tarea titánica que no podrá llevarse a cabo, a menos que surjan, desde la sociedad, nuevos lideratos sociales que impongan el manejo profesional de los asuntos públicos y destierren a los buscadores de poder, a la improvisación y la deshonestidad en el manejo de los asuntos del llamado “interés general”.
Recuerden: hace 49 años, el 10 de junio de 1971, ocurrió la matanza del jueves de corpus en la Ciudad de México. Otra prueba más de la ausencia de estadistas en el manejo del Estado Nacional Mexicano.
Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 10 de junio de 2018.
Da gusto leer, maestro, las líneas de su mano y de su inteligencia. Hacen falta, es cierto, verdaderos ESTADISTAS para las cuestiones del Estado, aunque también muchos más, ACADÉMICOS en verdad dedicados a la Academia, y a no a la colección de puntos y papeles. Gracias Andrés grande, Andrés de nuestro corazón. Cruzcoutiño.