Llegaron las lluvias… y el nucú
Me encanta despertar temprano en Tuxtla Gutiérrez cuando es temporada de lluvias; una de las bellas postales que se puede apreciar es cuando van dispersándose los restos de agua que quedan entre los cerros, ocultándolos en forma de enormes algodones blancos. El sol se encarga de hacer lo suyo, mientras se asoma y comienza a iluminar el verde que todavía conservan algunos cerros en la capital.
El olor a tierra mojada es un deleite total, sin embargo, como todo ha ido cambiando, ese aroma ya no se percibe como antes, entre tanto asfalto se ha acabado con mucha vegetación que había y el ciclo de lluvias se ha transformado drásticamente ocasionando muchos deterioros e impactos ambientales.
Sucede que en esta temporada de lluvia hay quienes, además de agradecer que llueva para refrescar un poco el hornito en que se ha convertido Tuxtla, nos deleitamos el paladar con la llegada del nucú, la hormiga grande como la llaman algunas personas que no son originarias de Chiapas. En Tuxtla le conocemos como nucú, en otras regiones del estado como sompopo, chicatana, tzintzin, entre otros nombres más.
El nucú es un distintivo gastronómico de nuestra región chiapaneca, desde mi percepción cada año se vuelve más cotizado, tengo mis supuestos, quizá porque ya no abunda como antes y eso hace que su precio se eleve. O también por todo el trabajo que implica en la preparación previa a su venta, un trabajo que a veces es poco valorado.
Recuerdo que hace años, era común que en la temporada de lluvias salieran estas hormigas. Según relatos en mi familia, algunas personas recolectaban tanto nucú que llenaban cubetas, ‘hasta con escoba lo barría la gente’.
Me agrada recordar el anuncio que hace la naturaleza cuando saldrá nucú, y le llamo así porque es una especie de indicador para estar al pendiente si se quiere recolectarlo; el anuncio lo hacen una especie de insectos, ‘pequeñas palomitas’, así les llamamos en mi familia. Estas palomitas comienzan a revolotear y se ponen cerca de donde hay luz. Se acostumbra dejar focos prendidos toda la noche, la luz es un factor clave para atraer a las hormigas, así como también es muy importante madrugar para poder ‘agarrar nucú’. Del proceso de recolección no les cuento porque no he tenido esa experiencia, lo que he escuchado es que debe tenerse práctica para no ser presa de los piquetes de las hormigas.
La preparación del nucú implica todo un proceso de trabajo, suele ser laborioso y en la actualidad es probable que muchas personas no sepan cocinarlo.
Cada año espero con gusto esta temporada para degustar nucú, no puedo evitar que vengan a mi mente las diversas imágenes de las anécdotas que hay en mi contexto en torno a este alimento. Llegaron las lluvias… y el nucú, alegres los corazones, ojalá muchas generaciones puedan continuar disfrutando de conocer y degustar este platillo.
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