En la democracia el juego en la mesa cuenta mucho
En el juego de la democracia se pierde o se gana, algunas veces se gana en la mesa otras veces se pierde en las urnas, peor es que los procesos no sean revisados ni avalados por los organismos electorales, en otras palabras, que nadie se desgarre las vestiduras a estas alturas del partido, los que lamentan que la candidatura de Fernando Castellanos Calymayor haya sido avalada por el TRIFE en vez de estar de quejitas mejor que se pongan a revisar sus yerros.
Porque no vale la pena engañarnos, estaba cantado desde dos días antes de la sesión de ayer, de hecho circulaba en las redes sociales el proyecto en el que se detallan las razones por las que el derecho a la candidatura del exalcalde capitalino por su partido iba ser aceptado (como lo publicamos en este mismo espacio el martes), no hubo gran ciencia, la culpa fue de los que habiendo impugnado la medida no estuvieron a la altura de probar sus dichos.
Lo verdaderamente malo y grave del asunto es que este hecho trascendental, sin embargo totalmente fuera del guión, va a calentar el proceso de por sí caliente por la serie de sucesos que le antecedieron, ¿Quién lo iba a pensar?
Hace apenas unas semanas el tema eran las coaliciones que iban a arropar al PRI, y casi de la nada surgió un quinto candidato que iba a mover toda la nomenclatura y echar abajo todos los cálculos alegres. No obstante, aquí lo que vale la pena analizar son las repercusiones políticas en el más alto nivel, la figura de Castellanos Calymayor no amarra con ninguno de los candidatos nacionales, (aunque insistan desde su casa de campaña, no, no amarra con Meade, menos con AMLO), por su filiación verde “sui géneris”, a estas alturas del partido los votos que logre el polémico candidato están muy comprometidos y no embonan como para garantizar el voto nacional, por lo tanto no sirven para negociar, son los mismos votos con los que cuenta Eduardo Ramírez Aguilar quien por su parte está de lado de MORENA y va como senador, la irrupción de quinto candidato en el panorama electoral local vino a romper con toda previsión, vaya que está complicado el asunto.
El quinto candidato además ha demostrado tener la capacidad y convocatoria para dar la batalla, en pocos días logró remontar encima de sus adversarios y guste o no su estrategia de campaña muy tirada al protagonismo y a la respuesta emotiva ha logrado llamar la atención del electorado, su figura mueve pasiones, positivas o negativas las opiniones entorno al quinto candidato ya están conmocionando las redes sociales, la gente lo odia o lo ama, eso está claro, no se mueve sobre las equis. Por otra parte la misma expectativa que movió su impugnación (la transmisión en vivo de la sesión del TRIFE misma que duró varias horas fue monitoreada por miles de personas) le sirve ahora mismo como resorte e impulso, no empieza desde cero y a ratos pareciera que ya le lleva tramo recorrido a los otros candidatos.
Escribíamos apenas ayer que las campañas de los punteros Rutilio Escandón Cadena y Roberto Albores Gleason, (José Antonio Aguilar Bodegas también en lo que cabe), se encontraban en un bache a fuerzas ocasionado por la lucha intestina al interior de sus propias filas, estos detalles, entre la estrategia evasiva de Albores de no figurar como golpeador a mansalva (muy concentrado en sus giras) y la tormenta que vive Escandón por los mini escándalos de su equipo y el rechazo de los empresarios a su discurso neutro, ponen a Castellanos en los reflectores.
Ojo, y que le quede de experiencia, los reflectores no siempre son buenos, más si sus estrategas saben que la sola mención de su nombre despierta ácidos debates en el electorado, digamos que los siguientes pasos que tiene que dar Fernando Castellanos deben ser cuidadosamente estudiados, tiene lo que tiene pero para ser gobernador indudablemente necesita mucho más, más propuestas, menos ego, más substancia menos banalidad, por ahí van los tiros, digamos que la primera batalla la ganó, la sufrió pero la ganó al final. ¿A quién debe agradecerle esta victoria? A su detractores que no supieron integrar una buena impugnación.
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