El lenguaje de la Guerra Sucia
En nuestros países latinoamericanos los procesos democráticos han pasado por varios períodos, desde el militarismo solapado por el imperio americano en la America Latina de los años setentas, desde las luchas clandestinas de la izquierda, el terrorismo de estado hasta el control de las democracias, en todos estos procesos siempre ha estado presente la guerra sucia.
En México somos expertos en la guerra sucia, en nuestro ethos social ha sido perenne el control de las fuerzas fácticas, para controlar a la sociedad mexicana el poder ha usado todos los métodos conocidos, la desinformación, las cajas chinas, la división, el enfrentamiento y sobre todo la guerra sucia.
Antes de continuar con el texto es preciso aclarar lo que se puede entender en el término, el concepto y sobre todo el mensaje que encierra, todas las guerras son sucias pero la que no se ciñe a reglas y rompe con toda ley moral es la peor de todas porque casi siempre trae daños colaterales irremediables, en medio de esta guerra cochina están personas, niños, familias completas que se ven destruidas por el oscuro afán de jugar mal y responder con víscera a un proceso que debería ser limpio y transparente si estamos hablando de democracia.
En los años setentas el gobierno que encabezó el PRI por más de 75 años consecutivos perfeccionó la guerra sucia, este proceso que tuvo uno de sus picos el 2 de octubre de 1968 nos legó miles de desaparecidos, presos políticos, exiliados, periodistas asesinados, líderes de opinión comprados, todo esto además de fenómenos de maridaje fáctico entre poderes, medios de comunicación apareados con el gobierno, cajas chinas, chupacabras, dieron como resultado una cultura política anómala que terminó deformando a varias generaciones de mexicanos desesperanzados y temerosos de actuar públicamente como agentes de cambio.
Peor es cuando este proceso de guerra sucia se traslada a otros niveles, cuando los grupos (lease partidos políticos) que se disputan el poder usan de forma desmedida la diatriba, la descalificación y llegan al insulto como recurso de atención para obtener votos algo está mal.
En Chiapas hemos estado muchas veces envueltos en violencia política, se cuentan por decenas los muertos que cada seis años dejan las elecciones, una estela de sangre que nadie puede detener, el apasionamiento, los discursos de odio, la ignorancia siempre cobra muy caro y los muertos casi siempre los pone el pueblo menos pudiente, las clases más bajas, los pobres.
Desde el inicio de este proceso hemos apuntado que si de algo puede distinguirse la democracia en Chiapas es de ser terriblemente violenta, sangrienta, salvaje y sobre todo obcecada.
El lenguaje de la guerra sucia nos está diciendo a gritos que lo que actualmente se vive en ambos panoramas (nacional y estatal) es un resquebrajamiento, una ruptura que seguramente traerá muchos dolores de cabeza a quienes logren sentarse en el poder luego del 1 de julio.
La guerra sucia ahora mismo es paralela, va en todos los sentidos y no distingue clases, así se preven sean los próximos días, ya hemos visto video escándalos, rumores, chismes, la misma sociedad responde a este absurdo tiroteo de unos contra otros desde los medios ciudadanos (redes sociales), no es necesario fijarse mucho para darse cuenta de que estamos siendo testigos de un proceso que está pasando a otros niveles.
En Chiapas los frentes están claros, Albores Gleason ve en el gobierno en turno a su enemigo, el quinto candidato Fernando Castellanos apunta a Rutilio Escandón Cadenas de MORENA, el ex presidente capitalino, según las últimas encuestas es el abanderado que más ha crecido en las últimas semanas y de todos es bien conocido que tiene un equipo de comunicación bien consolidado en la experiencia de cualquier tipo de guerras.
De Rutilio ya hemos hablado, no ve lo duro si no lo tupido, al ser puntero los ataques le llegan de todos lados, en el último tramo de campaña debe consolidar su mensaje y aguantar vara, no le queda de otra.
Lejos están aquellas intensiones de civilidad, de pactos, de manos entrelazadas y sonrisas fingidas, es necesario aclarar que hasta este momento los candidatos no han estado a la altura de la ciudadanía, a propósito de que se rumora desde los pasillos del poder que después del último debate de candidatos a nivel nacional que terminó en un vulgar alegato de AMLO contra Anaya, en Chiapas se prepara una emboscada al más puro estilo de vendetta entre mafias, la víctima podría ser Rutilio Escandón.
Hay que estar pendientes, como ciudadanos debemos estar a la altura del proceso, el lenguaje de la guerra sucia nos está diciendo que la lucha es de todos contra todos, en medio, como daño colateral estamos los ciudadanos siempre pagando los platos rotos.
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