Cubrir una campaña política: héroes periodísticos
Esta columna saldrá antes de las elecciones del 1 de julio. Otra de esas fechas que se convertirán en referente del sistema político como ratificación de la democracia, al mismo tiempo que justifican todos los excesos de euforia y protesta consecuentes a una elección. Retroalimentación de una forma de hacer y expresar la política aún presente con todo y los alabados caminos adquiridos en la llamada transición en México; un recorrido que por no cerrarse observa cómo el mismo hacer político se descompone en todo el mundo.
No es un cuestionamiento a la participación en la elección de representantes en puestos legislativos o ejecutivos, método difícil de sustituir en sociedades complejas conformadas con amplio territorio y población. Lo malo es que tal territorio, un Estado moderno, cuenta con múltiples desigualdades latentes como focos de inconformidad para reclamar la anhelada equidad. Un concepto, el de igualdad, convertido en máxima del sistema liberal de referencia tras la Revolución francesa. Hecho histórico modelo de la Revolución mexicana y que a ningún mexicano se le ocurriría cuestionar, y menos en estos tiempos de deseadas transformaciones de la realidad, la más dolorosa certeza en estados periféricos del país, como es el caso de Chiapas.
En este panorama de reiteración de ritualidades políticas emerge la labor de profesionales de la información. Muchos de ellos tildados, con razón, como poco serios, por no escribir otros adjetivos. Sin embargo, es indudable que existen periodistas, esforzados trabajadores, en busca de la noticia; marineros en tierra árida casi siempre porque el horizonte noticioso es un desierto de ideas, de propuestas, y deviene alud de chismorreos tendenciosos, impresentables.
Dentro de la gris campaña para llegar a la máxima representación política del estado de Chiapas, donde los discursos, con sus promesas, se tornan vacuidades repetidas, el trabajo de los periodistas que han seguido, y siguen todavía, los últimos días de las campañas políticas merece un respeto, sobre todo si se piensa en su salud, expuesta a la lacra de esta modernidad tardía conocida como estrés.
Cada profesional, dependiendo del medio de comunicación en el que trabaje, o de su compromiso deontológico, tendrá sus experiencias, pero lo innegable es que el esfuerzo que significa seguir una campaña electoral, normalmente ligada a un candidato, es una responsabilidad muy respetable.
A los candidatos hay que desearles la mejor de las suertes, en especial si obtienen el triunfo que buscan. Su éxito, siempre que resulte coherente con lo prometido, será el nuestro, el de los ciudadanos necesitados de medidas destinadas a propugnar un mejor futuro para nosotros y nuestros descendientes, aquellos cada vez más convencidos de que en Chiapas no hay futuro, solo que seas parte del establishmenten turno.
Ahora la decisión está en manos de los ciudadanos, quienes ejercerán su voto el día 1 de julio. Hasta entonces los preocupados por la información cotidiana de lo sucedido en Chiapas, tendrán las noticias aportadas por los periodistas. Notas descriptivas, analíticas, de opinión o tendenciosas. La decisión de escucharlas y leerlas es nuestra, pero no cabe duda que ese trabajo periodístico es encomiable. De lo contrario, y como sugerencia, es bueno probar esa labor para después juzgar.
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