Regina Martínez, la impunidad mata
Por Javier Hernández Alpízar
Regina Martínez representa un caso paradigmático del gran crimen que se está cometiendo en México en los últimos años: fue asesinada por hacer bien su trabajo. Fue asesinada por ser una periodista, una reportera honesta. Fue asesinada por seguir su convicción de que el deber de los periodistas es tratar de averiguar la verdad de los hechos y comunicarla.
En la idea que Regina tuvo del periodismo como profesión y como vocación, estaba el hecho de que un reportero no tiene horario porque los hechos relevantes no lo tienen, pueden ocurrir en cualquier momento. En la ética de Regina estaba el hecho de que el ingreso de los periodistas o sus prestaciones los deberían proporcionar sus patrones, las empresas para las cuales trabajaban, y no algún gobierno. La independencia profesional respecto al gobierno era para Regina Martínez un valor no negociable.
Su vida era sencilla, austera, totalmente abocada a su trabajo como periodista: leer los diarios, escuchar la radio y ver los noticieros de televisión, revisar su correo electrónico, ir a sus fuentes, escribir toda la tarde textos largos, con largas transcripciones, ocupaba el día, los días, la vida de Regina.
Su muerte injusta, hasta hoy impune, no es en vano. Seguramente esos valores que movieron su vida y vocación de reportera: el derecho a saber, a informar, a la libertad de expresión, al cuestionamiento, son valores que pueden florecer en una futura sociedad más justa y democrática. Por eso Regina Martínez fue asesinada, porque hay en nuestro país, en todo él y no solamente en el estado de Veracruz, intereses poderosos a quienes todos esos valores, derechos y libertades democráticas y, desde luego, las personas que los vindican, defienden y encarnan, les estorban: La libertad de informar de Regina les estorbaba y decidieron quitarla, remover el obstáculo, pero si existe justicia, nuevas generaciones de jóvenes reporteras y reporteros, comunicadoras y comunicadores, retomarán esos valores: el austero trabajo de informar y comunicar y arriesgarlo todo por publicar la verdad, lo que incomoda, lo que los ciudadanos necesitamos y tenemos el derecho de saber.
Por esos y mochos otros motivos, por esas y muchas otras razones, no podemos olvidar a Regina Martínez, ni dejar de exigir justicia para ella.
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