“Pejenomics” el esbozo de programa económico de AMLO

Hace poco tiempo; en redes sociales -que convierten en tendencia todo lo que signifique López Obrador- apareció “Pejenomics: hacia una economía para todos”. Un intento pedagógico de acercar hacia los ciudadanos “de a pie” las ideas principales que en materia económica el hipotético gobierno de Andrés Manuel López Obrador implementaría en caso de llegar a la presidencia y que aparece en un contexto de tensión del candidato presidencial con la cúpula empresarial mexicana.

La idea del equipo del candidato de MORENA es “explicar las líneas generales del programa económico de AMLO y despejar las inquietudes sembradas por las campañas de desprestigio”. El documento recalca que las recientes críticas al sector empresarial hechas por el tabasqueño, van dirigidas a un pequeño grupo y que la mayoría de los empresarios mexicanos son honestos.

Afirman también que, para algunos; lo que propone AMLO en materia económica es “fantasioso e irresponsable”; pero a ello; el equipo económico del candidato, le contrapone las opiniones de quienes piensan que si AMLO ataja la corrupción; ello sería benéfico para los negocios.

Reactivar la economía nacional y distribuir los beneficios económicos equitativamente, es la propuesta principal del tabasqueño. Ello sin poner en tela de juicio el fenómeno de la globalización.

Es obvio que lo que el proyecto del tabasqueño busca es fortalecer la economía interna nacional, pero a falta de conocer el “cómo y el con qué” aterrizarían las propuestas; estas parecen moderadas, complacientes con la globalización y no un cambio radical en materia de conducción económica.

En resumidas cuentas, de lo que se trata -según el documento- es de recuperar la rectoría del estado sobre las actividades económicas, hacer del gobierno, el motor del desarrollo nacional; propiciando condiciones para la competencia, detonando proyectos de infraestructura, exportando más, controlando la inflación, creando polos de turismo y favoreciendo los programas universales que detonan el consumo; es decir, esto último a partir de sostener los subsidios y programas sociales.

Luego, el documento habla de acciones más específicas; una reingeniería del gasto, no aumentar ni crear nuevos impuestos, apoyar a los emprendedores fomentando la innovación en sectores emergentes como la nanotecnología y las energías limpias y crear un fondo para apoyar el desarrollo de empresas medianas.

De acuerdo al documento; rectoría del estado con AMLO en la presidencia, significaría marcar rumbo; es decir, crear un estado “alentador” -que no interventor- de las inversiones privadas y por supuesto, incrementar la inversión pública.

En ese sentido, ni parece que con su hipotética presidencia, AMLO lleve al país a un modelo económico estatista y expropiador como el venezolano; ni parece que quiera regresarnos a las décadas del “desarrollo estabilizador” mexicano.

En el papel, las propuestas económicas de AMLO no se ven mal. Incluso, se antojan necesarias porque el neoliberalismo ha ahondado la desigualdad en México. Además, son factibles porque el entorno internacional ha cambiado; el proteccionismo de Donald Trump, el Brexit británico y la ola proteccionista que recorre al mundo; le otorgan sentido práctico a la intensión de AMLO de desarrollar el mercado interno.

Treinta años después de comenzar su implementación en México, el neoliberalismo seguirá siendo el modelo económico preponderante en nuestro país. Pero en caso de llegar a la presidencia, López Obrador lo moderará.

De hecho, el neoliberalismo, en mucho se parece en nuestro país a lo que el activista David Harvey ha denominado “un proyecto de las élites o clases altas”. En México, la libertad individual que promueve el neoliberalismo, se topó con el anhelo de justicia social mexicana emanada de la revolución mexicana.

En el choque, quienes mejor preparados estaban; es decir los miembros de las clases sociales más altas; fueron los principales beneficiados del neoliberalismo a la mexicana y en consecuencia, se ahondó la desigualdad nacional.

Hoy, el propio Fondo Monetario Internacional reconoce que las políticas neoliberales han tenido un impacto negativo significativo en el mundo, especialmente en los países en desarrollo. Por lo tanto, existe una necesidad urgente de enfoques alternativos en los modelos económicos de los países emergentes, como es el caso de México.

Y es que la función social del estado-nación, no es solo alentar los márgenes de ganancia y el retorno de la inversión; porque estos solo logran quienes tienen mejores condiciones para ello, que son siempre una minoría; el estado-nación también debe fomentar el bien común y esto solo se logra conociendo las necesidades específicas de cada comunidad.

Particularmente -y hablando del ¿cómo y el con qué?- del “Pejenomics” me llama la atención que en caso de concretarse el gobierno de la coalición “Juntos Haremos Historia”, no se crearán ni se incrementarán los impuestos existentes. Como dicen los que hacen planeación económica; “todo propósito gubernamental, toda acción, todo programa, todo proyecto; requiere de su expresión financiera correspondiente”. Es decir, presupuesto.

En ese sentido; ¿cómo se le haría si se propone no incrementar los ingresos presupuestarios?. Es bueno el ahorro presupuestal; pero también, -como todos los países lo hacen- será necesario inevitablemente, recurrir al financiamiento externo.

AMLO necesita a los empresarios mexicanos, chicos y grandes. Los necesita para que inviertan, pero también para garantizar el financiamiento y las inversiones externas. Si a pesar de que ha chocado con los empresarios, su victoria es inminente; los empresarios también necesitan acercarse a López Obrador.

Con un entorno internacional donde avanzan políticos que promueven el proteccionismo económico y que le da sentido al desarrollo de políticas públicas que fomentan el crecimiento del mercado interno, con una desigualdad que se ensancha más entre las clases sociales mexicanas y también las regiones; es posible y deseable que con la presidencia de AMLO o cualquiera que gane las elecciones, el Sureste y Chiapas sean -ahora sí- una verdadera prioridad nacional para las inversiones del gobierno federal.

Si fue posible que la presidencia de Carlos Salinas creara varios multimillonarios mediante lo que la revista “Forbes” denominó la “Salinastroika”; que estuvo compuesta por el combate a la inflación mediante la combinación de la restricción de los salarios de los trabajadores y el control de precios; ¿Por qué no puede ser posible sacar a millones de mexicanos de la pobreza, repartiendo mejor la riqueza?.

La ciencia económica es una construcción social. La hacen los seres humanos, nada de divino hay en ella. La pobreza no es mandato de dios, ni la riqueza.

Pobreza y riqueza se generan a partir de ciertas condiciones sociales que en Chiapas y el Sur del país se han arraigado; el abandono institucional, la falta de programas económicos compensatorios, la ausencia de infraestructura y el poco aliento a promoverla; entre otras condiciones. Es decir, en Chiapas y nuestra desigual región, no se toman las decisiones correctas de política económica.

Es esencial buscar alternativas a las condiciones sociales actuales. La pobreza no es nuestro destino. Hay que comenzar exactamente por lo que en Chiapas y el Sur no se promueven; la educación de calidad y las oportunidades de trabajo a través de la inversión pública primero y con paz social después o al mismo tiempo; para atraer inversiones privadas y que entre estos dos tipos de inversión, generen y regeneren lo que Chiapas necesita con urgencia; capital humano.

Si es con un “Pejenomics” más elaborado por el equipo de AMLO o con la propuesta de quien gane las elecciones; los habitantes de Chiapas y el Sur Sureste debemos de abandonar la paradoja de nuestras vidas: vivir en una región extremadamente pobre, pero extremadamente rica en recursos naturales. No es fácil; pero tampoco es imposible. Lo trágico es no intentarlo.

En otro texto, abordaremos algunas de las paradojas que podrían suceder si en Chiapas se presentara una verdadera propuesta de desarrollo económico.

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