Turistas y turismo: una posibilidad de estudio
Desde las Ciencias Sociales el fenómeno del turismo ha emergido en las últimas décadas como un tema de estudio ineludible en un mundo donde un sinnúmero de personas se desplazan durante todo el año en busca de distintas experiencias personales. Ahí radica uno de sus puntos fundamentales para la comprensión: la experiencia, pero a partir de ella surgen un sinnúmero de interpretaciones que involucran tanto a los turistas como a las poblaciones que los reciben si las disciplinas que lo estudian son la antropología y la sociología; otra cosa es si la disciplina encargada de efectuar los análisis es la economía. Ahí las cosas cambian porque se agregan otras herramientas y variantes interpretativas, pero también los seres humanos están o deberían estar presentes.
Cercanas todavía las últimas vacaciones de Semana Santa el turismo se muestra como una posibilidad para conocer el mundo en el que vivimos porque se observa en Chiapas y porque, sin duda, también cualquier lector ha sido turista con asiduidad o alguna vez. Es por este motivo que la lectura de un texto como El Turista. Una nueva teoría de la clase ociosade Dean MacCannell remite de nuevo a formas de entender ese fenómeno individual o de masas que atraviesan constantemente fronteras. El libro de referencia se publicó originalmente en inglés en 1976, aunque su primera traducción al castellano se remonta a 2003, con una nueva edición el pasado año. Como bien lo indica su título revisita la obra de Thorstein Veblen en su clásico trabajo denominado Teoría de la clase ociosa. Sin embargo, MacCannell complejiza un hecho como el turismo desde un análisis estructuralista, influenciado por Lévi-Strauss, además de introducir las visiones del interaccionismo simbólico de Erving Goffman y de la semiótica. Un libro nada sencillo pero con diversas vías para intentar adentrarse en las características del turismo y su protagonista principal: el turista.
No cabe duda que el ser humano se ha desplazado, ha viajado, desde su misma conformación como homínido, pero sus movimientos por territorios no tuvieron la finalidad del turismo. Aquí sólo deseo señalar uno de los aspectos que el libro destaca y que en el caso de Chiapas puede ser de interés. MacCannell ubica al fenómeno turístico como parte de la modernidad, resultado y constructor de la misma. Dentro de ese proceso uno de los hechos fundamentales resulta la búsqueda de la autenticidad, la cual tiene tantas derivaciones como aquellas que conducen hacia la que ofrece la naturaleza y los comportamientos o formas de vida de seres humanos.
Chiapas lleva años buscando que el turismo sea uno de sus referentes para el crecimiento económico y para ello ha desarrollado infinidad de campañas, alguna de ellas muy cercana a esta representación de la autenticidad, de la tradición hecha realidad visible y deseable para los turistas. Deseo que convierte la cotidianidad en atracción si no es que se construye para representarla.
El territorio chiapaneco no cuenta con posibilidades para un turismo masivo, aquel que llega a las costas caribeñas de México y otras latitudes del mundo. En cambio sí ofrece ese anverso de la moneda llamado autenticidad, buscada por cierto turismo procedente del propio país o de otros continentes. Sobre esta circunstancia ya se han efectuado trabajos en nuestro estado, pero todavía faltan muchos estudios para tener un conocimiento mayor del impacto del turismo. No cabe duda que la investigación en Chiapas tiene infinidad de oportunidades para conocer su realidad e intentar, si es posible, ayudar a mejorarla. El turismo es una más de ellas y cada vez cobra mayor interés al adentrarse en diversos territorios de Chiapas donde hubiera sido impensable, hace años, que ello ocurriera; por tal motivo acrecentar su comprensión resulta imprescindible en un mundo donde los flujos turísticos no cesan, sino que crecen constantemente.
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