MORENA buscando la hegemonía política

Es ya el fin de la “PRI-Historia” mexicana.

La ciudadanía mexicana harta, le perdió la confianza al otrora partido totalitario mexicano. No lo quiere más. Por eso, Enrique Peña Nieto pasará a la historia como el presidente del PRI que le entregó el poder a la izquierda mexicana y también como el mandatario que perdió la hegemonía de décadas de un mismo sistema político.

El caso de Ernesto Zedillo es un poco diferente. Le entregó el poder a la derecha, en este caso el PAN. Pero el modelo económico promovido desde el sexenio de Miguel de la Madrid se ahondó. Además -aún con el PAN en el poder- el PRI era la institución que representaba en esa transición -y sigue representando hasta ahora- los rituales y las formas del sistema político mexicano.

Todo era el PRI en México. Si en los países socialistas, el partido era más importante incluso que la estructura gubernamental; en México, el PRI era la secretaría de acción política. Es decir, la parte de la administración pública que aseguraba primero el apoyo político de los sectores sociales, luego la movilización, después los votos y por último la paz social. Incluso también funcionaba como agencia de colocaciones.

En el partido hegemónico había cabida para todos, asegurando también disciplina partidista. Si eso no era posible, existía la alternativa de la cooptación y si esta se volvía imposible; estaba la represión, la censura y la manipulación.

 

Pero ante las elecciones 2018; todo eso parece que está a punto de terminar.

Es una misión imposible que el candidato del PRI José Antonio Meade alcance y rebase a Andrés Manuel López Obrador. Sí puede Meade pelearle a Ricardo Anaya y al PAN el segundo lugar de las elecciones. ¿Pero qué caso tiene ser segundo lugar en unas elecciones presidenciales?

En ese tipo de elecciones, lo que aplica es la frase del mítico coach Vince Lombardi: “Ganar no lo es todo; es lo único”.

Pero en realidad el PRI no baja las manos porque están en juego gubernaturas, diputaciones federales, locales y alcaldías. La presidencia está prácticamente perdida.

Andrés Manuel López Obrador necesita, en lo que parece ser el último escollo antes de llegar a las elecciones y ratificar los pronósticos; salir ileso del próximo debate. Un debate en el que todo indica que los demás candidatos lo atacarán, sencillamente porque es el puntero.

El tabasqueño tiene a su favor, obviamente las encuestas. Sigue despegándose en ellas de sus demás contrincantes. Pero sobre todo, le favorece que nada de lo que -hasta ahora- han hecho sus adversarios le afecte. Todos atacan a AMLO y lo harán con mayor vehemencia en el debate.

Pero ese ataque electoral también ha socavado a las instituciones mexicanas. En ese sentido, el PRI, el presidente, el sistema político mexicano ¿Todos son lo mismo?. Han sido usados para detener a López Obrador.

Pero ese uso de nuestras instituciones ha sido ineficaz y denota cierta asimetría en la contienda electoral. Hay varios ejemplos de ello; pero vale la pena detenerse en el último escándalo; el que se refiere al TRIFE y “El Bronco”. El árbitro electoral no genera la suficiente confianza entre la ciudadanía para hacerla suponer que calificará de manera imparcial las elecciones del 2018.

En ese sentido; con la corrupción y la impunidad del PRI ya socavaron las instituciones mexicanas y “se siguen de frente” restándole credibilidad a una construcción de la sociedad civil mexicana; las candidaturas ciudadanas. ¿Son “El Bronco” y Margarita Zavala auténticos candidatos ciudadanos?.

Ante ello; ¿Qué o quienes nos garantizan que el sistema político, al ver inevitablemente perdida las elecciones; no intente arrebatarlas de alguna manera?.

Recuerde; la clase política nacional, especialmente la que detenta el poder nacional, tienen los recursos financieros, políticos y el cinismo suficiente para hacerlo.

MORENA suma los votos de castigo, los votos de simpatizantes, el voto de oportunidad; es decir, es una organización política en pleno crecimiento; además en México hay madurez ciudadana. Pero no cultura ciudadanía suficiente para la movilización organizada.

Por ello, esperemos que exista madurez entre la cúpula política nacional. Porque el arrebato puede provocar la violencia generalizada. ¿Están dispuestos a afrontarla?.

Si se cancela esa tentación; será el fin de la “PRI-Historia” mexicana. MORENA quiere ocupar esa hegemonía.

Ello explica que busquen dominar el Congreso mexicano a toda costa. Ello hace comprender sus alianzas con fuerzas locales, estatales y políticos que han dado “el brinco” a MORENA. Porque entonces el probable presidente Andrés Manuel López Obrador no desgastaría su capital político negociando reformas con los demás partidos políticos.

MORENA busca ser el nuevo partido hegemónico y para eso necesita encontrar una fórmula para destruir al PRI. El PRI por su parte, ha sobrevivido crisis económicas, políticas, magnicidios, cismas y la alternancia política. Se muere poco a poco, pero aún no totalmente. Hoy su clásico logotipo está desaparecido de la campaña de José Antonio Meade.

Electoramente hablando, el PRI ya no tiene nada que ofrecer a un electorado nacional que lo asocia con la corrupción e impunidad. ¿Qué sigue para ellos?. Probablemente sus dirigentes -deban- analizar la posibilidad de cambiarle de nombre o ya de plano, ser militantes de otro partido.

Su muerte gradual después de las elecciones del 2018, para el ciudadano harto de lo que el PRI representa; sería todo un espectáculo. Pero lo esencial es reconstruir de nueva cuenta el sistema político mexicano, porque el dominado por el PRI es totalmente unipersonal y presidencialista.

Quitarle poder al presidencialismo mexicano sería lo más importante. El “recall election” o la “revocación del mandato” sería la vía más rápida -que no la única, ni la mejor-  para evitar la hegemonía total de otro partido político mexicano que busque emular en el futuro al PRI. Pero lo mejor es impedir la reelección presidencial.

MORENA, el probable nuevo partido político dominante en el 2018 en el país, querrá llegar también para quedarse. Querrá arrasar en las intermedias del 2021, querrá tener más y más alcaldes, diputados federales y locales. Querrá después repetir en el 2024 con candidato ganador a la presidencia de la república.

¿Qué hará con la hegemonía MORENA y su líder Andrés Manuel López Obrador?. El enemigo ya no será un contrincante fuerte si todos los escenarios se cumplen. Los Prinosaurios serán historia. La debacle está a la vista.

Twitter: @GerardoCoutino

Correo: geracouti@hotmail.com

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