Falta de circulante y dependencia del gobierno: un círculo perverso

Tras los periodos vacacionales muchas familias muestran una preocupante dificultad para cumplir con los gastos mínimos del mantenimiento cotidiano, aquel que llena los platos de la mesa y permite pagar los servicios que procuran el funcionamiento de las casas. Por ello no resulta extraño ver cómo se empeñan joyas o electrodomésticos en el Monte de Piedad. Unas colas que tristemente reflejan demasiadas deficiencias en nuestra sociedad. Aquellas que van de los bajos salarios percibidos por los trabajadores a la mala planificación económica para cumplir con “obligaciones sociales” como lo es la de salir de vacaciones. En medio, todos los lectores podrán añadir demasiadas deficiencias y precariedades propias del entorno social en el que vivimos y de la comprensión que las familias tienen de su condición y de las posibilidades con las que cuentan para sobrevivir o efectuar ciertas actividades lúdicas y recreativas.

Pero dicho lo anterior, y es algo nada extraordinario para cualquier observador mínimamente avezado, resulta evidente desde hace años la constante referencia que, al menos, muchos capitalinos comentan. Ciudadanos de Tuxtla Gutiérrez que son trabajadores estatales o de la federación, y propietarios de distintos giros comerciales quienes insisten en la falta de circulante, la ausencia de dinero en la capital. Lógicamente para quienes no tienen problemas económicos ello les parecerá una sinrazón, pero esos son pocos en Tuxtla Gutiérrez y lo que pudiera parecer un discurso repetitivo, casi ritual, parece una certeza cotidiana si se observan la cantidad de locales vacíos que no logran ocuparse desde hace tiempo, y también se miran las dificultades con las que muchas familias llegan a final de mes.

Desde estas mismas páginas se ha insistido en la dependencia que tiene la capital de Chiapas de los puestos de trabajo y de las inversiones del gobierno estatal. Una dependencia perversa para un estado con tantas posibilidades económicas pero que se ven soterradas por el sometimiento político y plagado de corruptelas, y los pocos incentivos para las iniciativas privadas solo son accesibles para quienes cuentan con un capital previo. Así, la falta de circulante, de dinero puesto en circulación para activar la economía, no solo se convierte en una realidad expresada sin cesar, sino que también refleja la poca visión a la hora de incentivar las propuestas destinadas a construir una economía no dependiente de las instancias gubernamentales.

Dineros despilfarrados son muchos, no hay siquiera que recordarlo, pero pocos se destinan a estimular los proyectos que propugnen alternativas a la dependencia de las instituciones estatales. De esta forma resulta imposible visualizar algo más que no sea el vasallaje a los designios de los gobiernos en turno. El resultado, por supuesto, no puede ser otro que el servilismo para sobrevivir en un medio donde solo crecen ciertas ofertas de servicios económicos, pero nada destacable se puede mencionar respecto a la creación de riqueza que trascienda los puestos de trabajo precarios.

En año de elecciones, donde los primeros resultados se vieron desde el pasado año con el despido de innumerables funcionarios del gobierno estatal, buena parte del circulante se dedicará a las campañas políticas. Lo que sigue es conocido por todos. De nuevo el círculo se volverá a activar y con ello la repetición de los discursos sobre la falta de circulante y la cerrazón ante el apoyo a iniciativas y proyectos novedosos para activar la economía. Alguna vez se deberá poner fin a ese círculo vicioso por el bien de los ciudadanos de Chiapas.

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