El drinking game lo ganamos todos
Mi resumen del debate:
El Bronco lo hizo bien, dijo grandes estupideces y se mostró insensato, tal como le gustan los presidentes a quienes han elegido a los últimos dos.
Margarita se mostró alterada (por nervios o por excesos, saber) pero creo que lo hizo bien, remontó de su arranque lento y logró presentar los ejes de su plataforma. Su gran falla era inevitable: el lastre de su marido.
Meade cumplió la expectativa: se vio gris, sin presencia y sin ideas, solo un montón de números. Fue el gran perdedor y la prueba es que ni siquiera se le hicieron memes. Aunque —si logra demostrarlo— igual y ganó dos departamentos.
Andrés Manuel también cumplió la expectativa, no se enganchó y se hizo bolita para no salir muy lastimado (es lo que se hace cuando te echan montón, ¿no?). Le dieron demasiadas cartulinas y no se preparó para el nuevo formato de debate, pero sus contrincantes no atinaron a decir nada que no le hubieran dicho antes, eso lo salvó del KO.
Anaya ganó el debate como ganan los aplicados de la clase: habló de corrido, respetó el tiempo, llevó sus cartulinas con coloritos e hizo la tarea (cifras que verificado2018 ya está desmintiendo). Se concentró en el ataque a AMLO y no dejó claras ninguna de sus propuestas, pero se sabe que al votante antiAMLO (su target) no le interesa discutir propuestas.
Me gustaron las moderadoras, hicieron preguntas fuertes y documentadas a todxs, sin demasiada parcialidad y casi logran dejar claras las reglas y los tiempos.
El hubiera que no existe: si hubiera estado Marichuy, el nivel de debate y los contenidos se habrían modificado sustancialmente.
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