La Politécnica y su polémico rector, otra vez en el escándalo

Desde su paso por la subsecretaría de Innovación Tecnológica, en donde fue acusado de espionaje, hasta su inexplicable aterrizaje como rector de la Universidad Politécnica de Chiapas (UPC), Navor Francisco Ballinas Morales ha estado rodeado de una nube oscura de escándalo, corrupción y malos manejos administrativos y académicos.

Una universidad que surgió con buenos augurios y logros importantes en su primera gestión, con el más alto número porcentual en Chiapas de profesores miembros del Sistema Nacional de Investigadores, a la llegada del protegido de Mauricio Perkins aquellas buenas cifras se esfumaron.

Juan Sabines encomendó a la subsecretaría de Innovación Tecnológica dar cuenta de “la vida de los otros”, mediante la creación de una red de espionaje que incluyó a funcionarios locales, empresarios, dirigentes de partidos y líderes sociales, una tarea que era completada por Comunicación Social a través de campañas de difamación en contra de los enemigos de la administración.

No era raro, que después de la etapa de espionaje y denotación pública, se procediera a la ejecución de órdenes de aprehensión, como le sucedió a Héctor Bautista, webmaster de Infochiapas.com, el primer portal que dio a conocer el crecimiento exorbitado de la deuda pública en la entidad.

Universidad Politécnica. Foto: UPCh.

La atmósfera del Gran Hermano era de tal magnitud, por el grado de perversión con que Juan Sabines desarrolló su gobierno, que gran parte de la sociedad se sentía grabada, intimidada y expuesta a la comidilla pública.

No obstante ese pasado nebuloso, del que ahora reniega, Navor Ballinas Morales fue ratificado como rector de la Politécnica en esta administración.

Ahora, la UPC vuelve al escándalo. La Auditoría Superior de la Federación la acusa de desviar 400 millones de pesos, en un sofisticado esquema de convenios, que debían ser indetectables por todas las triangulaciones realizadas.

Según la ASF, la Universidad Politécnica de Chiapas recibió primero 200 millones de pesos, bajo el convenio número 710.33901.13/2015, con vigencia del 14 de abril al 31 de diciembre de 2015. Después, cobró 200 millones de pesos más con el convenio 710.33901.14/2015, para trabajos que se desarrollarían del 6 de mayo al 31 de diciembre de 2015.

El dinero era para que se efectuaran tareas de monitoreo de comedores comunitarios del Estado de México, pero la Universidad, sin convocar a sus profesores e investigadores, decidió contratar a prestadores de servicio externo, a quienes pagó 278.4 millones de pesos.

Los prestadores de servicio, por supuesto, no existen, son empresas fantasmas, porque no se realizó el servicio de supervisoría de comedores comunitarios. Aparte de eso, no fueron justificados 121.6 millones de pesos, lo que asume la ASF es un fraude directo al erario.

Por supuesto, que la Sedesol desmintió que haya firmado estos convenios con la Universidad Politécnica de Chiapas, pero la Auditoría Superior afirmó que esa respuesta carecía de sustento, puesto que existe evidencia documental de estos acuerdo, “y el pago de 400 millones de pesos” que se transfirió a esta institución.

Debido a que estos convenios abarcaron la gestión de José Antonio Meade, difícilmente veremos de aquí al 1 de junio que se dicten medidas en contra del rector y del personal de la Politécnica involucrado, a no ser que se quiera acumular en Rosario Robles toda la corrupción del sexenio para limpiar un tanto la imagen del candidato del PRI. Solo entonces veremos la caída de Navor Ballinas, el personaje acusado del espionaje más vil y recompensado con la rectoría de la Politécnica de Chiapas por el cónsul de Orlando.