La corrupción “El Tigre” que acecha al PRI
Incapaces y corruptos. Así evaluamos los mexicanos a nuestros gobiernos de los últimos años. Lo mismo piensan muchos mexicanos de las administraciones panistas que las priistas. Ello ha hecho que muchos ciudadanos estén pensando en la izquierda mexicana como una opción de gobierno.
La incapacidad para garantizar seguridad pública hace ver a nuestros gobiernos como débiles defensores del estado de derecho y la corrupción e impunidad, los hace ver como los primeros agresores del estado de derecho.
Aunque en unas elecciones mexicanas, la victoria política está casi siempre supeditada por la fuerza del estado que impone sus condiciones y candidatos mediante el voto corporativo, la resistencia social al cambio; el control de las organizaciones y de todos los medios de comunicación posibles; también la derrota de la clase política es -ha sido- posible mediante el voto popular. Es decir, mientras más ciudadanos estén convencidos que su gobierno puede cambiar; la alternancia política se fortalece.
Hay entidades mexicanas que nunca han experimentado una alternancia, otras sí lo han hecho. Pero a nivel federal, solamente el PRI y el PAN han llegado a la presidencia; me refiero a la época de la alternancia política.
Pero los mexicanos no nos hemos sentido satisfechos con las administraciones presidenciales de estos dos partidos políticos y hoy, piensan en la izquierda como una tercera opción. Rumbo al 2018; probablemente todavía el PAN y su alianza puedan detener a MORENA, es decir la izquierda. Pero el PRI, tal parece que no podrá salir del tercer lugar de las preferencias electorales.
Ahí está una de las claves de la elección del 2018; asumiendo que ejercerán su derecho al voto y viendo que su candidato Meade no levanta; los priistas aun así ¿votarán por Meade, por López Obrador o por Ricardo Anaya?
En este escenario actual, MORENA y PAN necesitan a los ciudadanos convencidos -incluidos a los simpatizantes del PRI- que pueden sacar al actual gobierno de Los Pinos. Por su parte, el PRI lo que se antoja que necesita para no dejar el gobierno; es una “elección de estado”.
La democracia es el método político más efectivo para producir un gobierno legítimo y el voto es clave para lograrlo. Su respeto y la imparcialidad de las autoridades en las elecciones es esencial para legitimar a un gobierno que surge de las urnas. Precisamente, los gobiernos de la alternancia mexicana salieron de las urnas. El problema es que ello no les bastó para legitimarse ante la sociedad que los eligió. Y, sin embargo, son gobierno.
Gobiernos democráticamente elegidos pero sin resultados tangibles, han creado un enorme malestar entre los ciudadanos mexicanos. Muchos de los cuales están convencidos de que las cosas tienen que cambiar, pero carecen de mecanismos -salvo su voto- para incidir en el desarrollo de políticas públicas que los beneficien.
País grande y diverso, la historia nacional nos ha enseñado que a pesar de ser un país dividido por asuntos de raza, clase, geografía y cultura; en varios momentos de nuestro pasado histórico, los mexicanos nos hemos unido. Pero que también muchas veces se ha desatado la violencia. Reyes Heroles dijo que el “México Bronco” está dormido desde la Revolución.
Hoy lo que une a los mexicanos es la percepción y la certeza de que nuestra clase política es corrupta. Y como tal quiere unirse con lo que tiene al alcance; es decir, las elecciones y el voto para acabar con ella. Las encuestas dicen que en estos momentos, los ciudadanos mexicanos prefieren que la izquierda los gobierne y que con su candidato Andrés López Obrador acabe con la corrupción.
Incluso, parecen también decir -por lo menos yo así lo percibo- que conocida la honradez personal del candidato de MORENA, los ciudadanos quieren que López Obrador llegue a la presidencia y el solo termine con la corrupción y la impunidad. Por lo pronto, no parece importar quienes serán nuestros alcaldes, senadores, etcétera. ¿Resabios del presidencialismo?, ¿Nos gusta reconocer a un Tlatoani?. Desde “arriba” se puede componer todo.
Pero, ¿Está preparada la izquierda mexicana para gobernar? Hablar de izquierda en México, remite a los analistas a décadas pasadas en donde las políticas públicas hablaban de estatización, proteccionismo, corporativismo, endeudamiento y crisis financiera al final de los sexenios. Ese escenario; se afirma, es el que se repetiría de nueva cuenta si la izquierda llega al poder.
Por lo menos, a la izquierda mexicana le cuesta mucho desprenderse de esta característica que le achacan. Lo paradójico es que, durante el esplendor de este modelo económico, la izquierda nacional era proscrita. Es evidente que la acusan de regresar al pasado, porque a la izquierda mexicana actual, la gestaron priistas prominentes.
Sin embargo, mucho de estas características -sobre todo las políticas- también se reproducen en los gobiernos del neoliberalismo y la apertura comercial; deudas de los gobiernos municipales y estatales, contracción de la inversión pública y; como marca indeleble de la administración pública, la corrupción y la impunidad.
La unidad nacional contra la corrupción y la impunidad y la coyuntura nacional de elegir a un próximo presidente de la República, pone en una encrucijada al sistema político. Porque además, esta elección; ya parece decidida. Será ganada por la izquierda y la izquierda choca con la nomenclatura política actual.
Por ello, lo ideal es que en concordancia con la conclusión de los gobiernos por mandato constitucional; estos deberían de mantenerse imparciales ante la efervescencia electoral para garantizar equidad. No es así. Las instituciones nacionales no garantizan una competencia electoral justa y equilibrada.
Solo basta poner el ejemplo de la PGR ante los supuestos delitos de Ricardo Anaya y sus omisiones ante La Estafa Maestra y el escándalo de Odebrecht. Todo es como una “cacería” en contra de Ricardo Anaya y como una gigantesca “tapadera” para la corrupción del gobierno peñanietista. Todo ello al parecer beneficia a López Obrador.
La injerencia gubernamental en elecciones hace que la democracia entre en decadencia, porque nadie cree en ella. En ese sentido, ¿A qué está dispuesto el gobierno federal, es decir; Enrique Peña Nieto?. ¿Es posible un fraude electoral en México?
Si el candidato Meade sigue en picada -como todo indica que continuará- no habrá de otra; o el gobierno federal negocia con cualquiera de los demás candidatos o arrebata la voluntad popular. Es decir, despertaría al México Bronco, al “Tigre” que acecha a nuestro país.
El México Bronco, el “Tigre” nos acecha, lo tienen a punto de despertar la carestía de la vida y la falta de ilusión de una posible vida mejor. Los mexicanos participarán en las elecciones, posiblemente copiosamente; pero de sus autoridades quieren una legalidad a prueba de dudas.
Para Peña Nieto, perder la elección significará que víctima de sus propias culpas, la generación de políticos que impulsó, ponga punto final a su carrera por más que logren llegar al Congreso de la nación. Cargarán el estigma de no poder sostener a su partido en la presidencia, pero sobre todo, el signo de haberla perdido por corruptos o por cerrar los ojos a la corrupción.
Twitter: @GerardoCoutino
Correo: geracouti@hotmail.com
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