Las armas en el proceso electoral
El 8 de septiembre pasado el Instituto Nacional Electoral declaró formalmente iniciado lo que llamó el proceso electoral más grande de la historia de nuestro país, ya que el próximo 1 de julio además de la elección federal para Presidente de la República e integrantes de la cámara alta y baja, habrá elecciones locales en 30 estados, incluidas las gubernaturas de Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco y Veracruz, así como la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
Este proceso electoral se inscribe dentro de la crisis de seguridad que se vive en México y que los recientes datos oficiales presentados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública confirman: el 2017 es ya el año más violento en la historia reciente de nuestro país, con un total de 25,339 homicidios dolosos, poco más de 69 en promedio al día, 23.31% más que la cifra de 2016.
Pero para contextualizar la violencia, cuando se analizan los registros por subtipo, se encontró que la proporción de los delitos cometidos con arma de fuego se incrementó significativamente a nivel nacional desde que tomó posesión la administración de Enrique Peña Nieto. En el país, los homicidios dolosos cometidos con arma de fuego representaron en 2017 el 66.69% del total de homicidios dolosos siendo que en 2012 representaba el 53.54%.
Este mismo fenómeno de incremento en el uso de las armas de fuego para cometer homicidios dolosos de 2012 a 2017 se repitió en los 7 estados en donde se llevarán elecciones próximas para la gubernatura, así como en la ciudad de México. Chiapas pasó de 20.94 a 45.47%, Guanajuato de 36.45 a 87.14%, Jalisco de 53.29 a 58.8%, Morelos de 51.51 a 57.31%, Puebla de 25.43 a 60.28%, Tabasco de 0 a 53.61%, Veracruz de 37.5 a 46.19% y Ciudad de México de 59.56 a 69.86%.
Esto es particularmente preocupante porque da indicios que el acceso a las armas y uso de ellas es cada vez más frecuente y que la posesión de armas de fuego por parte de integrantes del crimen organizado potencializa la posible comisión de otros delitos.
Hasta ahora no hay indicios claros de cómo los actuales gobiernos han atacado las estructuras financieras que les permiten a los grupos criminales acceder a ellas, ni como las y los futuros candidatos piensan combatirlas. ¿Cómo tantas armas han podido llegar de forma masiva e ilegal a nuestro país? ¿cómo estas armas siguen estando en manos de la delincuencia?
Los grupos criminales trabajan cada vez de forma más organizada y toman ventaja de la desorganización de los gobiernos, por lo que los nuevos gobiernos por ser elegidos están obligados a presentar estrategias de seguridad integrales que no solo vean cómo combatirlo y prevenirlo en las calle, sino como se desarman a estos grupos y atacan las estructuras financieras que los soportan.
La seguridad ciudadana es un componente fundamental en los sistemas democráticos y nuestro país no puede esperar más. En los próximos meses veremos, como ya lo hemos empezado a ver, una avalancha de información mediática sobre las y los candidatos, sus propuestas, opiniones y por supuesto sus rostros. Nos toca como sociedad no solo recibir los mensajes sino cuestionarlos y contrastarlos, sino exigirlos cuando carezcan de argumentos; alzar la voz cuando lo creamos necesario. Al final del día, como sociedad, nuestra voz es nuestra mejor arma.
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