Chiapas; coyunturas electorales, candidatos y agravios a la ciudadanía
En muchos sentidos las elecciones en Chiapas del 2018 serán inéditas. Muchos eventos suceden desde el inicio de la temporada electoral y seguirán sucediendo con los días por venir. Es claro que la clase política local busca sobrevivir a toda costa y con ello evitar que la altamente probable llegada de López Obrador a la presidencia de la República signifique su sacrificio. La ciudadanía exige cuentas a todos los niveles de gobierno, para decirlo coloquialmente; exige “sangre” y López Obrador parece dispuesto a dársela.
Al definirse los tiempos políticos-electorales, en Chiapas hubo lucha fratricida entre el PRI y su socio, el Partido Verde Ecologista. La idea de los primeros era afianzar al Senador Roberto Albores como el candidato de la alianza de los dos partidos a la gubernatura. Pero la rebelión no pudo contenerse. El Partido Verde Ecologista impugnó la decisión de “el centro político” y provocó una rebelión de sus bases que ha tenido eco en la prensa nacional y que en el futuro, tendrá sus secuelas.
En las definiciones, la coyuntura política chiapaneca se ha movido mucho y a toda velocidad. De repente Albores se imponía, tiempo después Eduardo Ramírez hacía valer su fuerza con las bases locales, Melgar Bravo continuaba agazapado, Aguilar Bodegas afianzándose en el Frente del PAN y el PRD y Rutilio Escandón Cadenas cerraba los ojos como suplicando no cometer errores.
Por su parte; los partidos políticos se aliaban, rompían alianzas, creaban candidaturas comunes en un proceso que confundió a la ciudadanía.
Al final; los dos grandes contrincantes y ex socios -el PRI y el PVEM- ratificaron su alianza. En el papel eso quiere decir que en definitiva, Roberto Albores Gleason es el candidato del PRI, del PVEM. Sin embargo, esa candidatura no le significa en automático ser el próximo gobernador de Chiapas. Más bien, con el regreso del PVEM a la alianza con el PRI, se inicia otra etapa y coyuntura política rumbo a las elecciones por la gubernatura y otros puestos políticos en las elecciones del primero de julio este 2018.
Lo primero que habría que decir es que tantas alianzas rotas y el regreso final del PVEM con el PRI, más las reelecciones de los alcaldes y los diputados, complicaron el panorama político estatal. Esas reelecciones y las listas finales las conoceremos hasta abril; casi al final de un proceso electoral que inició a nivel federal con los candidatos a la presidencia y continuó con los candidatos a gobernadores.
En consecuencia, en un Chiapas con alta conflictividad social; que lo mismo ve despedazarse a la clase política por una gubernatura, también verá al final de la temporada electoral a nivel comunitario; como sus líderes locales se desgarran entre ellos por las alcaldías y las diputaciones.
Nada detiene la efervescencia social en Chiapas, y tal parece que no la detendrá tampoco los cambios administrativos constitucionales, es decir, los relevos políticos.
Estado lleno de “rarezas” en lo político, los chiapanecos estamos viendo como se configuran las nuevas alianzas con enemigos que de repente tienen los mismos objetivos políticos, con aliados de último momento, con imposiciones del gobernador en turno, y un lenguaje del Frente político nacional que no es seguido por los dirigentes estatales de esos partidos políticos, que se han sometido al gobierno en turno.
La “rareza” se reproduce en el frente; un frente del PRD, PAN y Movimiento Ciudadano, que cobijaba a varios de los contrincantes del gobernador chiapaneco, entre ellos a Francisco Rojas Toledo; de repente ve como Eduardo Ramírez Aguilar podría encabezar la candidatura de dicha organización política a la gubernatura. ¿se quedarán con los brazos cruzados?
La “rareza” estatal también está en MORENA, un fenómeno nacional con Andrés Manuel López Obrador; pero que a nivel local en Chiapas tiene de abanderado a la gubernatura al ex titular del poder judicial del estado, que además durante el tiempo que duró en el cargo se promocionó con espectaculares, en revistas y en todo aquello que sirviera para crearle y mejorarle una imagen pública intachable. ¿La candidatura de Rutilio Escandón es la prueba de la alianza política de Manuel Velasco con Andrés Manuel López Obrador?
Cualquier cosa puede suceder en Chiapas en las futuras elecciones. Con tanta competencia electoral cualquiera puede ser el futuro gobernador de Chiapas. La coyuntura se mueve mucho y si observamos un poco, el ejecutivo estatal -o la estructura estatal en su nombre- en todos los partidos políticos incide. ¿A todos los partidos políticos los domina?.
En contraparte con MORENA, las cosas son diferentes, pero el resultado es igual. El partido de AMLO en Chiapas camina solo en busca de la gubernatura y las probabilidades de victoria son altas. Por lo menos en lo que se refiere a las intensiones de votos para la presidencia de la república.
En Chiapas Andrés Manuel López Obrador es todo un fenómeno político y a su sombra espera estar Rutilio Escandón Cadenas para llegar a la gubernatura. Sin embargo, la efervescencia provocada por la primaria ruptura del PRI y del PVEM le ha impedido al candidato de MORENA despegar, y es que la expectativa está en conocer si Albores se impone o Eduardo Ramírez Aguilar lo hace.
Ahora bien; se pueden construir escenarios de acuerdo a la coyuntura actual y estas, no pintan bien ni para Roberto Albores con la alianza PRI-Verde, ni para Eduardo Ramírez Aguilar en la candidatura común.
Al primero le dejarían intacta la alianza legal; pero con una probable desbandada de militantes verde-ecologistas. La mayoría de ellos le debe su ascenso político a Ramírez Aguilar. Incluso el PRI tiene menos alcaldes que el verde-ecologista. ¿que pasaría si la estructura gubernamental les pide renunciar al PVEM?. Es probable que con ello, dejen solo a Roberto Albores.
Pero, ¿en su eventual llegada al frente del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano; Ramírez Aguilar llegará a aguas tranquilas?
La realidad muestra que una tormenta política se acerca en lo que era el Frente. José Antonio Aguilar Bodegas sentía cerca su nominación como candidato estatal. ¿Peleará hasta el final por su nominación o se conformará con una senaduría, una diputación para culminar su largar carrera política?
Por otro lado, Aguilar Ramírez también representa la llegada al frente de un protagonista de un gobierno estatal enfrentado con Francisco Rojas Toledo. ¿lo obstruirán en sus aspiraciones para llegar a la alcaldía de la capital tuxtléeca?. El popular Paco Rojas ha jurado que de llegar a ser alcalde tuxtleco, meterá a la cárcel a todos los que han agraviado a Tuxtla, ¿lo cumplirá?.
En MORENA el único problema parece ser el propio candidato a la gubernatura. No es carismático, no causa entusiasmo y tiene un pasado reciente bastante cercano con la administración estatal actual. Bastantes talones de Aquíles para alguien que aspira a encabezar en Chiapas un gobierno que haga su prioridad la justicia social, el combate a la corrupción y el impulso a la transparencia; como se espera sea el que encabece López Obrador a nivel nacional.
Nada está decidido en Chiapas. La coyuntura puede cambiar en cualquier momento. Respecto a la gubernatura, hay todavía una “fecha fatal” por cumplirse y esa es del 21 al 23 de marzo, en donde los partidos políticos registrarán a su candidato a la gubernatura. Y esa sí; será una fecha definitiva en donde ya no se podrá mover a nadie. Casi un mes por delante es todavía mucho tiempo para la ciudadanía y poco para la clase política. Aún así, todo puede pasar, como ha sido hasta el momento.
El Chiapas de las “rarezas” políticas es el Chiapas de siempre. Pero ahora la efervescencia a nivel municipal es mayor. A primera vista, es bastante lamentable que como siempre; los “encontronazos” los pague la militancia que a nivel municipal verá confrontaciones de rivales con rivales, de amigos con ex amigos, de aliados con ex aliados. Precisamente, esa ruptura del orden local es el legado de esta administración. Así como empezó, así terminará; con la ciudadanía agraviada.
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