Cómo ser un hombre aliado feminista sin convertirse en un “machoprogre” en el intento

Foto: Roberto Ortíz/ Chiapas PARALELO

Todo cambio inicia por un cuestionamiento ¿Puede ser un hombre feminista o convertirse en uno? Tengo mis dudas al respecto, he conversado este tema con amigas feministas académicas y activistas y aún no llego a una conclusión, pero tengo claro que es difícil llegar a la igualdad de género –soy feminista igualitarista- sin que la mitad de la población tome una participación activa en ello, en este caso los hombres.

Aunque a veces me dan muchas ganas de volverme feminista separatista la mayor parte del tiempo coincido en que hombres y mujeres podemos reconstruirnos y habitar el espacio público y privado de manera distinta.

He leído y compartido textos que hablan sobre el feminismo de las mujeres, pero los siguientes puntos no son para ellas, son para ellos, de cómo pueden convertirse los hombres en aliados feministas.

  1. Cuestionen sus privilegios.

Para empezar hay que cuestionarse que al nacer hombres tienen una carga de privilegios para desenvolverse en el espacio público y privado que las mujeres no tenemos.

Tienen mayor acceso a la educación, a participar en la política, existen menos cuestionamientos al ejercicio de su sexualidad, sus jornadas de trabajo –regularmente- son menores a la de las mujeres.

Háganse las siguientes preguntas: ¿Si hubiera nacido mujer mis padres me hubieran dado las mismas oportunidades que me dieron como hombre? ¿Podría desenvolverme en el espacio público de la misma manera? ¿Hago el mismo trabajo doméstico que mis pares mujeres? ¿Salgo a la calle con las mismas preocupaciones que las mujeres? ¿Mi vida sexual es cuestionada de la misma forma que las mujeres? ¿Por qué me siento atacado o invadido por la lucha feminista? ¿Qué estoy haciendo a favor del movimiento feminista?  Responda esas preguntas y todas las que le vayan surgiendo.

  1. Ayuda a que otros se cuestionen sus privilegios.

¿Ya se cuestionaron sus privilegios? Hagamos otro ejercicio: Ayuden a que otros hombres también lo hagan y que también se pregunten qué deben de hacer para que las mujeres tengamos las mismas oportunidades que los hombres. Cuestionen el machismo y los “micromachismos” de otros hombres de forma pública. No justifiquen esas acciones con argumentos vanos que solo se dicen porque se trata de personas que estiman.

  1. No “manxplicar”

¿Han escuchado el término “manxplicar”? Se usa cuando un hombre explica a una mujer de manera condescendiente algo porque piensa que tiene superioridad intelectual en comparación con ella. Explica a partir del punto de que él sabe y ella no, inclusive de temas en que la otra es experta, pero por ser mujer no le da el crédito.

  1. No van a dirigir el movimiento feminista

Sí, sí, este punto es bien importante porque a muchos hombres les cuesta entender que el movimiento feminista no es sobre ellos, que ellos no son el punto, que esta revolución no les toca dirigir, sino acompañar.

Compañeros, se ven muy mal diciendo que son aliados feministas cuando quieren decirnos cómo deben de ser nuestras acciones y compartamiento o pensando que ellas deben de girar en torno a su aprobación. Siguiendo con su rollo de aprobar o desaprobar las acciones de las mujeres. Ustedes no dan el carnet de feminista a nadie.

Lean sobre el movimiento, infórmense, leer les permitirá no usar términos como “feminazis”. Ver el movimiento de manera distinta e informada. No hablen desde la ignorancia.

  1. Las acciones nos definen

Ser un aliado feminista para los hombres en algunos círculos se ha convertido en algo políticamente correcto, que debe de ser, que da puntos para obtener un puesto de representación popular, “ligar”, verse bien, en fin. Pero, son las acciones las que nos definen.

Difícilmente se podrá ser un hombre aliado feminista si no hay un cuestionamiento cotidiano a sus privilegios, si no se está dispuesto a renunciar a ellos, si la forma de relacionarse con las mujeres sigue siendo desde una posición de poder, si no se respeta el cuerpo de las mujeres, sus acciones y decisiones. No necesitan siquiera nombrarse como aliados feministas, publicarlo o izar la bandera morada, sus acciones los definirán.

El camino feminista tanto para mujeres como para hombres no es fácil, en ese camino se pierden amigos y amigas –hay una depuración natural-, a veces hasta un aislamiento, pero es el camino, el que al final nos dará luz a todos y todas.

 

 

 

 

 

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