Eurípides y las mujeres/ I de II

Casa de citas/ 354

Eurípides y las mujeres/ I de II

Héctor Cortés Mandujano

 

¿Acaso hay en todo el mundo

otra nación que haya producido un dramaturgo

digno de ponerle las pantuflas?

Goethe,

citado por Murray, habla de Eurípides

 

A Eurípides, el más joven de los trágicos griegos (antes estuvieron en el candelero de su tiempo Esquilo y Sófocles), lo ridiculizó Aristófanes en todas sus obras cómicas; de las once que han llegado hasta nosotros, dice Gilbert Murray en Eurípides y su tiempo (FCE, 2014): “tres se ocupan principalmente en Eurípides, y ninguna de las otras deja de mencionarlo. No hay caso igual en toda la historia literaria”.

Parece que no era popular (el propio Murray habla de su distanciamiento del vulgo) ni con el público ni con los jueces, porque poco lo premiaron. La antigüedad, dice Murray (p. 80), “consideró siempre a Eurípides como un poeta libresco”.

[Hace años, con José López Arévalo y Sarelly Martínez hicimos un club de lectura. Duró, tal vez, unos quince libros. La idea era leer el mismo título y hablar de él puntualmente, desmenuzarlo. Dijimos que sólo aceptaríamos a diez socios. Oh, sorpresa, nadie más quiso unirse a nosotros. Arrancamos y terminamos con los clásicos. Allí leí por primera vez, con detenimiento, las tragedias que comento.]

Sobre Eurípides hay varios malos entendidos, pero al leer (releer, en mi caso) Las diecinueve tragedias (Porrúa, “Sepan cuántos” No. 24, 1998) uno queda sorprendido de la actualidad que los otros no tienen, de su concepción de los personajes que sigue vigente (sus héroes dudan y a veces son desagradables, torpes, es decir, humanos), de su ir en contra de las convenciones: no respeta la convención de las tres unidades (de acción, de tiempo, de lugar) y usa el deux ex machina (la intervención de los dioses para solucionar conflictos) en “Medea”, “Los Heraclitas”, “Hipólito”, “Suplicantes”, “Ion”… sin rubor (lo que le valió críticas hasta de Aristóteles), pero lo que ya parece una tontería a estas alturas es seguir usando contra él la acusación de misoginia (que promovió Aristófanes en sus comedias), cuando fue él precisamente el primero en poner en el centro de sus tragedias la visión femenina. Dice Ángel María Garibay en la introducción de Las diecinueve… (p. XI): “Hay una pléyade de caracteres femeninos que no hallaremos sino remotamente en Shakespeare”. Menciono algunos:

“Alcestes” decide morir por su marido, pero no lo hace porque crea que su importancia es menor que la del hombre, sino, basta leer la obra y queda claro, para que se muestre palpablemente la cobardía y el falso amor de Admeto, su cónyuge.

 

El Flash. Foto: Jaime Ruiz Ibáñez

“Medea”, esta hechicera terrible, que incluso mata a sus hijos por celos y para enseñarle a Jasón a cumplir con su palabra, tiene un discurso claro, inteligente, adelantado a su tiempo. Dice Murray: “En la agitación de las Sufragistas Militantes se han recitado versos de la Medea” y en su tiempo los jueces griegos, claro, le dieron a esta tragedia el último lugar: ¿cómo premiar a una cabrona?

La Macaria de “Los Heráclitas” ofrece su vida para salvar a un anciano y a unos niños (los hijos de Hércules), cuando todo mundo hace que la virgen le habla. Es decir, las mujeres que crea Eurípides (Murray, p. 26) “casi siempre están tratadas con mayor interés y perspicacia que los héroes”.

“Hipólito” es virgen (“intacto está mi cuerpo de trato mujeril”) y orgulloso de ello. Por eso lo castiga la diosa Afrodita, quien hace que Fedra, su madrastra, se apasione por él. Él la rechaza (la nodriza le revela el deseo de su ama); ella se siente herida y decide matarse, con un recado en la mano donde lo acusa de violarla. Pero ella no es ella: está dominada por la diosa y no puede oponerse a sus designios. Ningún mortal puede. Que Hipólito hable mal de las mujeres y que Fedra haga esa jugarreta terrible son condiciones para que la tragedia exista. Dice Garibay que Eurípides (p. 95) “crea una Fedra inmortal. Bella, femenina, hosca y victoriosa. […] Nadie ha igualado la Fedra de Eurípides. Para los que dicen que es misógino”.

Pero estamos empezando…

Contactos: hectorcortesm@gmail.com

 

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