Sembrando memorias
Las memorias no son objetos de museo, sino cosas vivas, que sirven precisamente para eso, para contar con aquellas voces interiores.
Néstor Ganduglia
¿Cuántas personas tenemos la fortuna que nuestras abuelitas, abuelitos, tías, tíos o algunos otros familiares nos hayan compartido memorias? Es decir, que nos hayan contando historias de sus pueblos, de sus personajes representativos, de sus plantas curativas, de su gastronomía. Y digo que somos personas afortunadas porque conforme ha pasado el tiempo la narración oral, ésa que transmite cuentos, mitos, leyendas, anécdotas, de generación en generación, ha ido transformándose y sólo la poseen, en muchos de los casos, las personas mayores.
La narración oral tiene un valor importante para los acervos históricos y socioculturales, es un patrimonio intangible. Sin embargo, no sólo es cuestión del pasado sino que constituye una de las fuentes principales que contribuyen en la conformación de las memorias colectivas y por supuesto, en las identidades de cada sociedad, de cada lugar.
Es muy triste que en la actualidad parte de las nuevas generaciones conozca poco sobre la historia de cada terruño, lo valioso de los conocimientos locales que hay en cada comunidad, pueblo, ciudad, estado. Y por supuesto que además de lo anterior, se sume el desinterés por indagar sobre estos conocimientos.
Cada terruño tiene su magia, sus tesoros en los relatos, en las voces interiores de quienes guardan en sus memorias esos tesoros que desean compartir, sólo esperan la oportunidad que haya personas interesadas en escucharlos.
En Chiapas hay relatos, leyendas, cuentos, conocimientos locales, frases propias de cada lugar con enseñanzas para la vida que aún se conservan y podemos conocer a través de la narrativa oral, del compartir verbal que nos hacen las personas. En el mundo en que vivimos estamos siempre pendientes de las redes sociales, de la información que generan los medios a través del internet, en ocasiones olvidamos que también a través de una charla, la comunicación verbal, de manera directa, es una de las formas más enriquecedoras y amenas para aprender y compartir.
Hay una serie de tareas por realizar (desde cada una de nuestras trincheras) para que estas memorias orales que aún existen puedan preservarse y no queden olvidadas, sino por el contrario, que a través del compartir verbal de personas mayores a juventudes, a niñez, se continúe sembrando memorias para que éstas permanezcan. También puede aprovecharse el uso de las tecnologías para documentarlas de manera escrita, auditiva, visual o audiovisual. Las instancias encargadas de cuestiones culturales, educativas, históricas, patrimoniales, tienen un camino muy enriquecedor para recorrer y acompañar en diversos proyectos, valiosos, muy valiosos.
La siguiente ocasión que tengan oportunidad de compartir las memorias que han sembrado en ustedes no duden en hacerlo, y por otro lado, si tienen la fortuna que alguien más siembre en ustedes parte de las memorias colectivas acepten con gusto este hermoso regalo.
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