Muchos candidatos pero ninguno con “ángel”
Las calenturas electorales no nos sorprenden ni con el pasar de los años, incluso se puede decir todo lo contrario, están creciendo de manera exponencial sobre todo por el total desprestigio y desórdenes generalizados en los que están involucrados los partidos políticos. Además esta crisis de los partidos, que no solo aqueja a México, tiene una nueva vuelta de turca por permitirse las candidaturas ciudadanas o independientes, aunque habrá que ver qué tanta fuerza tendrán para obtener, primero el registro y, a posteriori, contar con los recursos para tener la capacidad de competir en unas elecciones.
Pero lo que parece claro es que entre tanto caliente, incluso con varios posibilitados de competir en uno de los partidos o las coaliciones, resulta difícil observar algún tipo de carisma, de ese “ángel” que algunos políticos tienen como si fuera natural. Max Weber, el gran sociólogo alemán, de obra apabullante por su tamaño y profundidad, consideró el carisma una condición que ciertos humanos tienen para sobresalir por encima de otros que se pueden convertir en sus adeptos. Todo ello le permite asumir condiciones de autoridad carismática para ejercer el poder con la legitimidad emanada de ese mencionado carisma. No es algo común y que se observe cotidianamente entre los políticos, pero hoy parece escaso este valor agregado en lo visto para el caso chiapaneco.
Tampoco es necesario poseer dicho carisma, que no puede más que emanar desde las personas que lo reconocen en alguien, para que un político sea eficaz y honesto, sin embargo ese agregado otorga a veces legitimaciones muy necesarias para encabezar propuestas políticas en un estado tan complejo y tan necesitado de ilusiones y verdaderos proyectos como Chiapas.
En muchas ocasiones nuestros políticos han querido suplir esa falta de carisma con teatralizaciones o un agolpamiento de personas que en vez de ayudarlos los han balconeado por su insensibilidad hacia la ciudadanía.
En la próxima campaña, con toda certeza, veremos un sinnúmero de estas artificiosas escenificaciones que solo vendrán a confirmar que la falta de “ángel”, de carisma, no puede ser suplida por medios artificiosos. Al final serán menos los candidatos de los que se ven o revolotean hoy en día, pero el panorama no es precisamente alentador, por no decir preocupante. Ojalá me equivoque pero ya sería suficiente contar con un gobernante de experiencia previa en las tareas de gobierno, en las propias del poder ejecutivo, puesto que tanto neófito en los últimos años no ha significado más que desánimo. Habrá que esperar para analizarlo mejor con los candidatos una vez investidos como tales.
Sin comentarios aún.