El romance del Güero y Morena
Aunque el gobernador Manuel Velasco mantiene una relación buena y de gran influencia con todos los partidos políticos, su gran apuesta es por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), en donde es escuchado y prácticamente son acatadas sus propuestas.
Es un romance raro, pero pragmático. Andrés Manuel López Obrador sabe que Chiapas es un tremendo bastión en donde podría obtener 800 mil votos, una cantidad determinante para sus aspiraciones presidenciales.
Por eso AMLO se deja llevar. No quiere conflictos. Quiere aliados, y el gobernador chiapaneco es un buen jugador de ajedrez, dueño de una maquinaria electoral significativa, que podría allanarle el camino hacia Palacio Nacional.
En ese juego de intereses aceptará candidatos para presidencias municipales, diputaciones locales y federales, y por supuesto, para la gubernatura, en donde un disciplinado Rutilio Escandón Cadenas, desde su escritorio, dirige a un tiempo la magistratura de la justicia y los destinos de Morena.
Para evitar enfrentamientos y abandonos prematuras, habrá espacios ocupados para los seguidores fieles al Peje. Algo deberá tocarles para no abandonar el barco antes de tiempo.
Así, al final de su sexenio, Manuel Velasco Coello llega con una fuerza inusitada para colocar a sus allegados no solo en Morena, sino en el PRI, el Verde, el PAN, PRD, Movimiento Ciudadano, amén de Mover a Chiapas y Chiapas Unido, partidos éstos últimos que se mueven de acuerdo a su temperamento
Ningún gobernador de este siglo ha logrado lo que el actual mandatario parece estar a punto de plasmar mediante el encumbramiento de sus incondicionales en las posibles alianzas y partidos políticos.
Paradójicamente, con el partido con el que mantiene más diferencias es con el Verde, en especial con su dirigencia. Jorge Emilio González está maniatado y no puede enfrentarse con el gobernador chiapaneco porque una ruptura total podría provocar la pérdida de registro de su partido.
Chiapas, en el contexto electoral es un territorio apetecible, por la vulnerabilidad —y maleabilidad— de los votantes, obligados en su mayoría a canjear sus votos por despensas y programas sociales.
El margen de ese electorado, además, ha crecido en 350 mil en el presente sexenio, lo cual hace todavía más atractivo el bastión chiapaneco, permeable e indefinible todavía en sus preferencias electorales.
Por supuesto, que el activismo del gobernador chiapaneco es visto con recelo por algunos dirigentes de partido, porque no saben bien a bien a dónde se inclinará al momento de la contienda final.
No creo que eso le preocupe mucho a Manuel Velasco, porque al apoyar a todos y tener buenas relaciones con tirios y troyanos, los que se quejen pasadas las elecciones de 2018 serán los perdedores, y esos no tendrán mucha capacidad de hincarle al diente en el nuevo contexto que se abra en el 2019.
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