Solamente la realidad y la luz

 

Casa de citas/ 345

Solamente la realidad y la luz

Héctor Cortés Mandujano

 

No sé si entiendo completamente a Andréi Tarkovski, pero lo gozo intensamente. Luego de varias más, que alguna vez comenté, he visto  El espejo  (1975) y en esta cinta no sólo los ojos permanecen absortos ante el misterio del arte, sino los oídos también reciben el regalo de los poemas leídos por Arseny Alexandrovich Tarkovski (Rusia, 1907-1989), padre del cineasta.

Tomo del sitio electrónico El placard (traducción de Irina Bogdaschevski), algunos versos como pepitas de oro, que son parte de la película:

 

“Los primeros encuentros” es el primero y es un poema de amor (la última línea me gustó más de la traducción de la película y de allí lo tomé):

 

[…]

Dormías,

y para pintar tus párpados de aquel azul eterno

las lilas se inclinaron hacia ti desde la mesa.

[…]

 

Fuimos llevados hacia el más allá,

y se abrían ante nosotros, como por encanto,

las ciudades milagrosas, y nos invitaban a pasar,

la menta se extendía bajo nuestro pies,

las aves seguían nuestro camino,

los peces remontaban nuevos ríos,

y el cielo se abrió ante nuestros ojos…

Mientras seguía nuestras huellas el destino,

como un loco, con una navaja en la mano.

El Flash y la Shira. Foto: Nadia Carolina Cortés Vázquez

 

 

Y este es un fragmento del tercero, “Vida-Vida”:

 

[…]

No creo en los presentimientos,

tampoco me asustan las señales,

no huyo del veneno, ni de las calumnias.

La muerte no existe en el mundo, todos son inmortales,

todo es inmortal, no hay que temer a la muerte

ni a los diecisiete años, ni a los setenta.

Existe solamente la realidad y la luz.

 

***

 

En el eBook Esculpir en el tiempo (lo citaré en extenso en otra Casa…), que es una forma bella y sintética de definir el cine, Tarkoski también cita los poemas de su padre. De hecho, a partir de los versos paternos, evidentemente antes de El espejo, desarrolla punto por punto la realización de un cortometraje.

También cita (o escribe, no queda claro) un poema que desdeña. A mí me gustaron estas líneas que comparto contigo lector, lectora:

 

Nada me entristece o atemoriza,

y el corazón arde y ama de nuevo.

Es que no puede sino amar.

Contactos: hectorcortesm@gmail.com

 

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