Las  cocinas, espacios de aprendizaje

Foto: lossaboresdemexico.com

¿Cuáles son los espacios en donde aprendemos? Más allá de la educación formal hallamos diversos espacios en donde se genera aprendizaje entre las personas. Estos espacios pueden ser en la calle, en los transportes públicos, en los museos, en los talleres, en el mercado, en los jardínes, en los parques, en las muestras de cine, en andadores, en la playa, entre muchos espacios más. Cada espacio tiene sus peculiaridades, pero en lo personal, un espacio que me parece muy particular es una cocina. Quizá se pregunten, ¿aprender en una cocina, qué tiene de interesante?

Para mí, cada cocina, representa más allá de su estructura y decoración, no sólo es un lugar para preparar comidas sino un espacio de encuentros, de aprendizaje entre diversas generaciones y culturas, mujeres, varones, pequeñxs, mayores. También es un espacio de desencuentros, para degustar alimentos, tener charlas, soltar carcajadas, disfrutar aromas, observar, escuchar, compartir y aprender recetas, entre muchas experiencias más.

Es muy probable que tengamos gratos momentos en la vida,  con aprendizajes en diversas cocinas ya sea en interacción con familiares, con amistades, con vecinos, en algún restaurante, en fin. Este espacio para interactuar se enriquece cuando cada una de las personas que coincidimos compartimos nuestros conocimientos, no sólo culinarios sino también sentimientos, gustos, anécdotas y sugerencias de las cocinas de nuestros ancestros. De tal forma que, además de una sensación tan agradable de aprendizaje a través de las experiencias compartidas, el trabajo colaborativo se hace presente y el tiempo se puede pasar volando al estar no sólo cocinando sino aprendiendo en colectivo.

Las cocinas se han ido modificando con el paso del tiempo, no sólo en su diseño sino en las dinámicas internas; debido al ajetreo de cada día por las diversas actividades que hacemos, no es posible tener de manera cotidiana este aprendizaje  en los espacios para cocinar y compartir como se hacía antes.

Surge esta reflexión  sobre las cocinas, después de la experiencia con un grupo de compañerxs en un taller de cocina vegetariana en donde, además de coincidir en ese espacio para cocinar con mucho gusto y amor, conversamos, intercambiamos risas, anécdotas y cantos. Había olvidado comentar algo importante, en la cocina  se puede cantar y bailar mientras se preparan los platillos dándole un toque especial a lo que se prepara. Les dejo la invitación, cuando tengan oportunidad de estar en una cocina con familiares, amistades o compañerxs, disfruten al máximo, el aprendizaje es enriquecedor y pueden descubrir el ingrediente secreto para que sus platillos tengan muy buen sazón.

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