El hartazgo de la ciudadanía
No pude tomarle una fotografía, pero sobre el libramiento norte de Tuxtla una lona con publicidad de un político fue volteada y en la parte en blanco pusieron “Basta de desvío de recursos”.
En redes sociales he visto como ciudadanos están llamando a hacer brigadas para quitar tanta publicidad de políticos. ¿Se les podría acusar de algún delito por ello? ¿Es este un atentando a la cultura de la legalidad? Considero que es todo lo contrario. La cultura de la legalidad se basa en que la ciudadanía no tolere la ilegalidad, se apegue a las normas porque creen en ellas, porque son justas.
La colocación de anuncios, que promueven la imagen de algún político, es una descarada campaña política anticipada, lo que sí es ilegal, y la autoridad electoral debería de hacer algo al respecto.
Las y los aspirantes a un cargo de representación popular se escudan en las lagunas que existen en la propia Ley para poder publicitarse. Esconden su promoción detrás de fundaciones u organizaciones civiles creadas de la nada, de sus propios informes de actividades o de gobierno.
En cualquier lugar democrático la presentación de informes por parte de las y los gobernantes es una acción que ayuda a la rendición de cuentas, pero en Chiapas no es así, por el contrario este ejercicio está jugando en contra de la democracia y la rendición de cuentas. Solo está sirviendo para que las y los actuales representantes populares y funcionarios públicos hagan campaña de forma abierta con la complacencia de la autoridad electoral.
Los titulares del Poder Legislativo, Eduardo Ramírez y del Judicial, Rutilio Escandón encabezan la lista de quienes están violentando la Ley. El que sean ellos los titulares de dos de los tres poderes de gobierno hace más grave la falta, pone el piso más disparejo. Llevan ventaja, y por mucho en las próximas elecciones, porque se han venido publicitando escudándose en su cargo desde hace mucho. Es a ellos los que les conviene que los tiempos de campaña legales sean tan cortos porque quienes se apeguen a la normatividad, difícilmente, les va a dar para recorrer el estado.
Pero “en el pecado llevan la penitencia” el efecto que logran en la ciudadanía con tanta publicidad es el contrario del esperado, sobreexponen su imagen, llega a ser chocante al receptor.
Ahora, no solo los vemos cuando salimos de casa, en los espectaculares o los medios tradicionales de comunicación, ahora, también en otras plataformas. Lo que no han entendido es que no basta con usar las plataformas digitales para hacer una campaña diferente, hay que hacerlo de manera creativa y asertiva.
Preguntaba a mis contactos en redes sociales que si consideraban si existía una forma diferente de hacer campaña que no fuera la tradicional, las y los que respondieron coincidían en que existen diferentes formas y no dudo que así sea, pero la autoridad electoral hace tarea difícil para quienes sí quieren cumplir la Ley, cuando no es capaz de hacer todo lo posible para que haya cancha pareja para todas las personas que aspiran a un puesto de representación popular. Ahora mismo ya no podemos hablar que las y los candidatos del 2018 están en igualdad de circunstancias.
Ante esto, ¿qué puede hacer la ciudadanía? Se puede hacer mucho, de entrada no dejarnos llevar por la sobreexposición de candidatos y candidatas, emitir un voto informado, exigir cuentas, pedir que los informes de gobierno y actividades se conviertan, efectivamente, en actos de rendición de cuentas y no de promoción de imagen. ¿Cómo hacerlo? Ahí nos toca a nosotros ponernos creativos.
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