Chiapas con dos caminos: o avanzamos o retrocedemo
“Si no avanzas; tarde o temprano comienzas a retroceder”. Eran las palabras de Mikhail Gorbachev cada vez que en la segunda mitad de los años 90s ofrecía conferencias por todo el mundo, para relatar su experiencia al frente de la Unión Soviética; el país cuyo sistema político finalmente se derrumbó.
La frase, traducida a las ciencias económicas; puede ser: “Si no creces económicamente, tarde o temprano no lo podrás hacer nunca”. Esencialmente, para crecer económicamente se necesitan condiciones que tiene que ver con paz social, leyes claras y que se respeten, seguridad pública, excelente infraestructura, entre otros aspectos.
En consecuencia, si una economía crece, habrá mejores condiciones para repartir la riqueza; habrá también mejores oportunidades de
encontrar empleo, mejorar los ingresos personales, hacer negocios e innovar. Por eso, el tema del crecimiento económico es vital para una sociedad; donde se necesita que sus miembros tengan la mejor vida decorosa posible y que esa oportunidad de vida decorosa también la puedan disfrutar sus descendientes.
El odesita, ruso-americano Alexander Gerschenkron explicaba que cuanto más atrasada es una economía, más probable es que se produzcan ciertas condiciones que la hagan retroceder. Aunque tampoco negaba que el atraso podría generar condiciones para un despegue económico.
Según Gerschenkron, en una sociedad de economía atrasada, habrá una dependencia de tecnologías foráneas en lugar de tecnologías locales. Conseguir esas tecnologías es clave para lograr un despegue económico.
Para Gerschenkron, aún y con un atrasado evidente, la economía de un país, una región o un estado, encuentra condiciones para el desarrollo y para con ello; disminuir las brechas que la separan de sociedades más desarrolladas. Esto porque las sociedades más desarrolladas hacen crecer prioritariamente los sectores de servicios y se convierten en sociedades de consumo, presionando la demanda de consumo de la población.
La Ciudad de México por ejemplo es una sociedad de servicios, necesita proveedores de alimentos y otros satisfactores básicos. ¿Chiapas al ser un estado agropecuario, provee a la Ciudad de México de alimentos? Debería. ¿Pero en Chiapas producimos lo que necesita la capital de nuestro país?
La forma de producir es básica para un despegue económico, si no se pasa de la producción de subsistencia, no se pueden cubrir las necesidades de un mercado de consumidores. Pero ese mercado está allí y busca otros proveedores para cubrir sus necesidades.
Walt Whitman Rostow por su parte, en su “modelo de etapas del crecimiento” afirma que en una nación de “atraso” la demanda externa de materias primas inicia un cambio económico, y ello crea posibilidades de desarrollar una agricultura comercial más productiva y exportadora,
la urbanización aumenta, la industrialización crece y se produce la ruptura tecnológica. El sector productor de bienes se expande y la relación entre los sectores secundario y primario de la economía cambia rápidamente hacia la secundaria. Y todo ello obliga al desarrollo de infraestructura y al desarrollo social.
Es aquí en donde crece la importancia del Estado-nación como promotor y garante del desarrollo, la paz social y el respeto de las leyes.
El modelo de Gerschenkron y el de Rostow se vuelven no excluyentes sino complementarios. Es decir; a partir de reconocer el atraso, se tienen que descubrir las prioridades y aprovecharlas para que uno, dos o más sectores económicos empujen al desarrollo económico y social. Es obvio que, de no ser así, el atraso será perenne.
Básicamente con atraso y todo, cualquier economía del mundo puede generar las condiciones para el desarrollo. Porque las economías desarrolladas están dejando de hacer cosas de las que las menos desarrolladas pueden encargarse.
¿Qué sucede cuando todo es al revés?
¿En Chiapas, el sistema político es garante y promotor del desarrollo, la paz social y el respeto a las leyes? La ciudadanía ve a la clase política como los principales generadores de los problemas que ellos deberían resolver.
Obviamente; si no hay crecimiento económico, la riqueza se concentra, hay menos oportunidades de encontrar empleo, crece la inseguridad, surgen elites monopólicas y hay también malos servicios públicos y pésima infraestructura. Y es entonces que aparece el atraso.
Si hacemos todo mal -o lo hacen los políticos, que son quienes nos gobiernan y toman las decisiones- lo lógico es cambiar todo.
Porque si no se cambia el sentido y las prioridades de las políticas públicas, el riesgo es que la sociedad retroceda en su desarrollo y lo peor es que ese retroceso afecte a toda una generación que no verá en ningún momento de su vida la posibilidad de mejorar su condición económica y tampoco podrán hacerlo las futuras generaciones.
Esa es la realidad de Chiapas, a pesar de que un mundo de posibilidades para su desarrollo es posible. Seguimos viviendo de los subsidios -que a como están nuestros indicadores sociales, se antoja imposible cancelarlos- y no hay prioridades de política pública.
¿Cuál sería nuestra prioridad en un mundo globalizado?
¿Dónde están las potencialidades para nuestro desarrollo?
Aquí solo vemos un mundo diferente. Mientras el resto del mundo se globalizada a pesar de Trump y sus políticas de los años sesenta y setenta del siglo pasado.
Hay en el estado un cierto impasse del que no sale. Porque a la clase política no le interesa sacarlo. Al contrario, les conviene que el estado siga atrasándose porque lo que les interesa es ser parte de la elite política que lo gobierna.
Y es que al estado de Chiapas la riqueza le brota por todas partes; como también le brota la pobreza de sus habitantes. ¿Para qué distribuir la riqueza si no hay instrumentos legales y de política pública que impidan el saqueo y la impunidad?.
La riqueza natural; virtud y tragedia de un Chiapas pobre que corre el riesgo de seguir siendo pobre.
Si el estado tiene riqueza minera y ello genera conflictos sociales porque hay saqueos; ¿por qué no hay políticas públicas que fomenten la minería solidaria? No las hay porque entonces terminarían los saqueos de unos cuantos y las comunidades tendrían la oportunidad de aprovechar la riqueza o tomar la determinación de no hacerlo. Hoy no pueden tomar decisiones, hoy son saqueadas.
Chiapas es el mundo al revés, el mundo que presenta oportunidad para solo unos cuantos, cuando su riqueza es enorme y tiene potencialidades en diversos ramos económicos si se decidieran desarrollar políticas públicas que protegieran a los más vulnerables y les diera oportunidad de desarrollo.
Pero, ¿vamos para atrás o para adelante?
Desgraciadamente vamos para atrás. Eso es palpable. No hay política agropecuaria por hablar de un problema histórico no atendido, no hay política de extracción minera por hablar de una riqueza emergente. Con ello el atraso nos engulle.
Mientras tanto, la clase política sigue la ilusión de la reelección.
Una ilusión que se vende a la ciudadanía con el espejismo de la publicidad. Una ilusión que, de concretarse significará la puerta a una efervescencia social que será irreversible, generalizada y controlable solo con el monopolio gubernamental de la fuerza pública. Porque la ciudadanía lo que quiere es ver otras caras tomando decisiones y si son honestas, mucho mejor.
En Chiapas retrocedemos y lo hacemos en una espiral rápida.
Sin dinero, con deudas, es posible que de pronto, la estructura gubernamental comience a cancelar obra pública. Si de por si no hay desarrollo de infraestructura de gran impacto. Estamos a punto de cancelar los sueños de progreso de una generación.
Que ello no afecte a la generación que viene, sería producto de un milagro.
Twitter: @GerardoCoutino
Correo: geracouti@hotmail.com
Sin comentarios aún.