Mujeres en situación de cárcel

Foto: Inés Castro Apreza

Entre las prácticas y políticas feministas presentes en el Primer Congreso Feminista de Chiapas , realizado en noviembre de 2016 en San Cristóbal de Las Casas,  una de las mayores novedades fue el trabajo que la Colectiva Cereza realiza con mujeres en situación de cárcel. Mujeres que, por diversos motivos, muchas veces injustamente, se encuentran o han estado en prisión.

El trabajo de la Colectiva Cereza se realiza en uno de los Centros de Readaptación Social (Cerezo) ubicado en los Altos de Chiapas, cuyos muros y paredes se encuentran rodeados de grandes pinos y profunda tierra roja. Un paisaje hermoso en el que, paradójicamente, se vive una de las peores pesadillas que es el encierro. Ahí el frío cala hondo, factor físico que se añade a las torturas psicológicas experimentadas por las mujeres que llegan ahí.

“Asesina”, “delincuente”, “matona”, “cuidado con esa que estuvo en la cárcel”, “por algo estuvo en la cárcel”, “envenenadora”, “pinche procesada”, “malandra”, “ex presidiaria”, “bastarda”, “mala madre”, “¿ese es el ejemplo que les darás a tus hijos?”, “tú no vales nada”, “lo has perdido todo”, “eres una ladrona”, “ya no sirves para nada”, “roba marido”, “nadie te va a querer”, “tú ya no tienes derecho a nada”, “nadie te visita”, “eres una simple interna”….

Esas y otras más son las palabras y frases que las mujeres en situación de prisión reciben dentro y fuera de la cárcel. No se salvan quienes después de meses o años salen del encierro: ya no se es la misma persona. Frases lapidarias como aquellas se incrustan en los cuerpos femeninos, ahora enfrentados a la dura labor de encontrar un trabajo digno. Los antecedentes penales pesan tanto como el estigma social.

Con esas palabras y frases comenzó el día sábado 26 de Agosto una presentación del trabajo y la experiencia a cargo de varias de estas mujeres que han estado en prisión. El inicio de la presentación fue una dinámica colectiva consistente en caminar entre las mesas con la cabeza cubierta con una bolsa de papel (no tienen rostro ni nombre), con las frases escritas sobre papeles pegados en el cuerpo, mientras una de ellas, micrófono en mano, repasaba en voz alta las palabras proferidas.

En el Primer Congreso Feminista una integrante de la Colectiva Cereza presentó el trabajo realizado. La semana pasada sostuvieron durante dos días el Primer Encuentro en las instalaciones del Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, cuyos resultados compartieron este sábado. Desde el año 2013, dicha institución apoya el proyecto de la Colectiva Cereza, consistente en acompañar jurídica y psicológicamente a las mujeres en prisión. Adentro se construye familia y consciencia.

La Colectiva Cereza también imparte un Diplomado en el Cerezo como parte de la formación/acompañamiento. Se cuenta, asimismo, con la Casa Cereza donde las mujeres que salen de la cárcel tienen un lugar para vivir, si así lo requieren. Toda una labor de la Colectiva Cereza que incluye la generación de alternativas laborales.

Este sábado, varias de ellas compartieron su experiencia. La edad, la nacionalidad, la etnia-raza, marca algunas diferencias, pero lo sustancial es que las vivencias en prisión son trágicas para todas. Entre las mujeres centroamericanas y mujeres indígenas –máxime si no hablan el español- también se viven experiencias fuertes.

Una mujer tsotsil de la tercera edad, hablante de su propio idioma, habló de lo vivido durante los tres meses que pasó en prisión en este año, de una manera que resulta imposible no conmoverse ni llamar a la indignación política. Un familiar, quien tradujo al español, agradeció a la Colectiva Cereza todo el acompañamiento.

Somos compañeras del mismo dolor, pero también somos mujeres de transformación: así se asumen. Su consigna: Romper el Silencio Nos da La Libertad.

¿Qué enseñanzas nos deja el trabajo de la Colectiva Cereza y la experiencia y la consciencia de las mujeres en situación de cárcel?

Muchas.

Una de ellas, que el hecho de escucharlas ayuda a ver lo que no se ve.

Otra, que el feminismo ha dado largas batallas en la historia por reconstruir o desconstruir un vocabulario largamente elaborado desde el androcentrismo y el patriarcado.

En la política, el feminismo nos ha dado lemas y consignas para definir el hacer y el pensar.

Y en la academia y la política, el feminismo ha construido las categorías adecuadas para hacer frente a la heterodesignación. Nos posibilita pensarnos desde/por nosotras mismas.

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