¿Chiapas sin mujeres?

Persona que vota

 

No puedo dejar de advertir, en un momento clave de las elecciones del 2018, la escasez de mujeres que se manifiestan de modo explícito por la búsqueda de un cargo en la entidad. Incluso a nivel nacional son pocas. ¿Será por respeto a la cancha pareja o para evitar actos anticipados de campaña?

¿O, peor aún, no hay tantas mujeres como creemos?

¿Quizá tiene razón una de las grandes amigas, con larga trayectoria organizativa en la entidad, respecto del hecho de que las mujeres no estamos dispuestas a perder la integralidad de nuestro ser y por ello no entramos a la esfera pública?

Sea cual sea la respuesta, parece que tenemos esto: un Chiapas sin mujeres.

Vemos en estos días a los grandes hombres de partido, aquí y allá, luchar abiertamente por la candidatura mayor, la gubernatura, sin ningún reparo. Pueden incluso cometer graves errores y la sociedad olvida. La sociedad perdona. O los medios perdonan. Y ahí siguen ellos en su lucha.

Con sus actos, ellos naturalizan el hecho de que tiene que ser un hombre el que ostente la candidatura. Y nosotras también naturalizamos el fenómeno….

¿Cómo se explica si no la ausencia de mujeres en las escenografías políticas recientes con los posibles abanderados? ¿O seguimos, tal vez, en los viejos tiempos cuando el que se movía, la que se movía, no salía en la foto?

Hay quien se mueve, sí, pero con demasiada discreción. Lo cierto es que quien no se mueve ahora mismo, recogerá menores porciones del pastel. O, peor aún, no recogerá nada.

Claudia Sheinbaum, científica y política, abiertamente aspira a gobernar la gran Ciudad de México. Y tiene todas las credenciales para ello. Y, sin embargo, no es la única posible. Ni allá ni aquí.

¿No hay en Chiapas alguna candidata a la gubernatura? ¿De verdad el Partido Revolucionario Institucional, el Partido Acción Nacional, el Partido de la Revolución Democrática, Morena, Movimiento Ciudadano, el Partido Verde Ecologista… no tienen mujeres con igual talante que pueda representarlos bien en la contienda electoral?

No lo creo.

De hecho hay muchísimas mujeres con larga trayectoria política en cada uno de los institutos políticos.

¿No será que también nos han hecho creer y lo hemos creído a pie juntillas: las mujeres somos integrales y plenas ocupándonos de varias actividades y proyectos, luego entonces mejor no aparecemos en la esfera pública?

En este momento del proceso electoral cuyo comienzo está a la vuelta de la esquina, no puedo dejar de preguntarme qué papel quieren jugar ahora las mujeres políticas y, sobre todo, cuál quieren tomar las activistas de la sociedad civil.

Sobre todo estas últimas trabajamos todo el tiempo de mil maneras sin que, en la mayoría de los casos, hayamos traducido ello en un cargo político. No lo buscamos, salvo excepciones, y pocas lo aceptan cuando se les presenta la oportunidad, pero nos equivocamos al pensar que la gente con la que trabajamos no vota. Sí lo hace.

Algo tiene la política y el poder político, es decir, los cargos de elección popular que nos repele. En los primeros estudios sobre mujeres en la toma de decisiones en la esfera pública solíamos reconocer que la política tiene “rasgos masculinos”; que las mujeres, a veces, se ven obligadas a hacerlos suyos si quieren imponer su autoridad, se masculinizan; que la misma toma de decisiones se hace fuera de los recintos legislativos, esto es, se lleva a espacios privados o de esparcimiento. Ámbitos ellos en los que las mujeres no deben o no pueden estar.

Solíamos mostrar también que las mujeres sacrifican su vida familiar en aras de la política, o bien que es con edades avanzadas que se inclinan por la vida pública, una vez que los hijos e hijas llegan a la mayoría de edad.

Sin embargo, hoy por hoy vivimos otros tiempos. En ciertos ámbitos las relaciones de género se han tornado más equitativas. Luego entonces, hay más tiempo disponible para las mujeres. También hay  leyes más favorables. Y lo más importante: si no hay mujeres en la esfera pública, también mujeres de la sociedad civil, la política nunca se transformará.

¿Para qué hemos luchado por la paridad si aventamos la pelota y nos escondemos?

Hay que mostrar el rostro de las mujeres de Chiapas. La esfera pública también es nuestro lugar.

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