ERA y Gleason, el enfrentamiento previsible
Los irreconciliables Roberto Albores Gleason y Eduardo Ramírez Aguilar marcaron el jueves pasado el camino que desean seguir hacia la gubernatura por Chiapas para el 2018.
El primero, con buenas relaciones en la dirigencia nacional del PRI, aspira a ser candidato en una alianza que involucre a los dos partidos que obtuvieron el mayor número de votos en las elecciones de 2012 y 2015.
El segundo, que entendió rápidamente el mensaje cuando varios de sus simpatizantes priistas les fuera negado el acceso a la asamblea estatal, promovió una carta firmada por los comités directivos municipales, para afirmar que si el PRI se empeña en mantener a Albores Gleason, el Verde marcharía con su propio candidato.
Este mensaje inusual en el contexto de las alianzas entre el PRI y el PVEM, es comprensible para la situación que se vive en Chiapas. A diferencia de otras entidades que registran un bajo nivel de votos Verdes, en nuestra entidad ese partido se ha posicionado como el más importante, y su estructura, está en manos de Eduardo Ramírez Aguilar.
Por eso, para que no se le adelanten en las negociaciones del centro envió un mensaje a los dirigentes —en especial a los del Verde— para indicarles que si no apoyan su proyecto, él estaría dispuesto a irse a otro partido político. Pragmático como es, Andrés Manuel López Obrador lo contemplaría dentro del abanico de posibilidades —cada vez más abultado— que registra para la gubernatura por Chiapas.
Los dirigentes del Verde a nivel nacional deben estar analizando cuidadosamente la estrategia que deben seguir para nuestra entidad, porque un traspié les significaría perder el registro como franquicia comercial política. Lo más probable, en esa apuesta por la sobrevivencia, es que se inclinen por el candidato que promete el mayor número de votos.
En un escenario así, veríamos a Roberto Albores Gleason convertirse en candidato del PRI en Chiapas, y a Eduardo Ramírez Aguilar, en abanderado del Verde.
Esa ruptura permitiría al gobernador Manuel Velasco “quedar bien” con ambos candidatos. Le evitaría un conflicto y le permitiría, a lo largo de los primeros seis meses del próximo año, constatar la fuerza de ambos contendientes en el carril real de las elecciones. Sus simpatías mayores están con ERA, y si algo lo detiene a no hacer explícita su querencia, es que debe mantenerse en su papel de mandatario “imparcial”, con lo que evita los ataques de los alboristas y de la dirigencia nacional del PRI.
La disputa por la gubernatura se cerraría con el candidato por Morena, en donde aspiran a ser palomeados por Andrés Manuel López Obrador, Zoé Robledo, Paco Rojas, José Antonio Aguilar Bodegas, Luis Armando Melgar, María Elena Orantes, Rutilio Escandón Cadenas y Óscar Gurría.
Esta ruptura entre el Verde y el PRI no afectará las elecciones presidenciales, en donde ambos partidos irán juntos para mantenerse en Los Pinos.
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