Periodismo con Visión de Género y Periodismo Feminista
Periodismo con Visión de Género y Periodismo Feminista
“¿Por qué nos debería de importar las condiciones de las mujeres periodistas? ¿Qué tiene que ver con nosotras? ¿Por qué es tan importante que en el Primer Congreso Feminista en Chiapas, en donde hay tantas voces tan necesarias, nos detengamos a hablar sobre el feminismo y los medios de comunicación?”. Así reflexionó Sandra de los Santos Chandomí en el Primer Congreso Feminista de Chiapas que tuvo lugar en noviembre de 2016 en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.
Frente a los asesinatos de periodistas, en todo este año 2017 y los anteriores, pero también porque varias periodistas fueron galardonadas en días pasados por el Senado de la República en reconocimiento a su labor informativa, es obligado volver la mirada a la mesa de Periodismo con Visión de Género y Periodismo Feminista del Congreso Feminista. Mirar este periodismo y la fuerza de quienes lo realizan hace pensar, una vez más, que Chiapas (México) está en la vanguardia porque en nuestro estado tienen lugar grandes iniciativas comunicacionales de grandes mujeres.
La fundadora del periodismo de género y periodismo feminista en Chiapas, Candelaria Rodríguez, una de las galardonadas por el Senado, inició su ponencia con la reflexión sobre las duras condiciones en las que se ejercía el periodismo en los años ochenta del siglo XX. Fue, ciertamente, una década caracterizada por la represión de expresiones diversas de disidencia política. Entendida la política en el sentido más amplio.
El Observador de la Frontera Sur. Periodismo al servicio de la sociedad, prensa caliente, nace en 1986, con el concierto de hombres y mujeres que –dice Candelaria- buscaban hacer un análisis crítico. Ahí se empieza a dar cuenta de la situación de las mujeres. Dos años más tarde nace Comunicación e Información de la Mujer, A.C. (CIMAC), la primera agencia de noticias sobre mujeres con la iniciativa de la gran periodista Sara Lovera; aquí Candelaria empieza a hacer periodismo con visión de género.
En retrospectiva, observamos que hace casi treinta años se dio un crucial viraje en el periodismo, entonces ejercido predominantemente por varones con un lenguaje masculino, dice Cande, porque eran hombres quienes ahí estaban y eran hombres quienes ejercían el poder. Hoy por hoy, las periodistas feministas –Voces Feministas, desde luego, como lo resaltaron Gaby Cruz y Gely Pacheco- impulsan un lenguaje inclusivo, no sexista, en medio de las más severas críticas.
Patricia Chandomí, una generación distinta a la de Cande, asegura que desde el 2010 aproximadamente se dio un viraje novedoso más, ya que varias mujeres periodistas emprendieron proyectos colectivos e individuales para dar realce al trabajo con perspectiva de género y al periodismo feminista. Por otra parte, en su aportación histórica sobre cómo las mujeres se fueron apropiando desde la Revolución Mexicana y a lo largo del siglo XX de la letra impresa, Patricia fue crítica, no obstante, de los medios de comunicación por educar en los roles de género tradicionales. Las mujeres aparecemos, en la TV, pero también en la prensa, como víctimas o “encueradas”, dos estereotipos sumamente dañinos que impiden o dificultan en grado sumo construir una nueva femineidad. Somos nota roja. Las telenovelas, en particular, nos muestran como competidoras entre mujeres, celosas y posesivas.
Sandra de los Santos, a su vez, resaltó las dificultades que las periodistas tienen en un medio machista, donde “cuidar” a las mujeres (pedirles, por ejemplo, no cubrir las notas “riesgosas”) puede ser sinónimo de discriminación. Candelaria recordó que en los ochenta había incluso resistencia a responder a las preguntas formuladas por mujeres periodistas. En 1981, al inquirir al gobernador del estado sobre la política implementada con la naciente Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), éste la apartó bruscamente, sin responder a su pregunta, al saber el medio periodístico para el cual trabajaba.
La pregunta era formulada, además, una mujer.
Todas las participantes en la Mesa, sin excepción, resaltaron aspectos diversos de la discriminación que se vive en el medio periodístico: son hombres quienes dirigen, son hombres con los más altos cargos, ellos perciben mayores salarios que las mujeres por igual trabajo (¿en dónde hemos escuchado esto?). “Los jefes” abandonan a las periodistas cuando enfrentan una situación riesgosa. Mitzi Fuentes (quien amablemente cubrió todo el Congreso Feminista elaborando una de las mejores notas informativas) señaló, en cierto modo disidente, que las mujeres somos quienes “nos escondemos”, frente a la observación de Patricia de que a las mujeres los medios nos buscan principalmente en los días 8 de marzo, 10 de mayo y 25 de noviembre.
Pero vamos a ver: ¿Por qué nos deberían importar las condiciones de las mujeres periodistas? ¿Qué tiene que ver con nosotras?
Sandra no se detiene: La información es un elemento indispensable para lograr el desarrollo de cualquier sociedad democrática, afirmó categórica. De aquí la importancia de observar las condiciones en que el periodismo se ejerce, en particular este periodismo del que nos ocupamos hoy.
El periodismo con visión de género y el periodismo feminista –como todas dijeron- visibiliza a las mujeres, destaca todas las desigualdades entre mujeres y hombres (y, más recientemente, entre todas las personas y los géneros); destaca la falta de aplicación de los marcos normativos, evidencia las terribles violencias que padecen las mujeres. Entre tales violencias, se resalta la más extrema, el feminicidio. (¿Hemos notado, por cierto, cómo en los últimos tiempos compartimos en las redes sociales una noticia tras otra sobre feminicidios?).
El periodismo es feminista, además, porque es aliado –las periodistas son aliadas- de los movimientos de mujeres. Las periodistas son también activistas. A veces participan en las movilizaciones y protestas y caen en la cuenta, en un momento, que ya están cubriendo la nota….
Abracemos a las periodistas.
Todas las presentes han tenido grandes iniciativas que han favorecido a las mujeres todas, con independencia de la clase social, la etnia (o la raza), la edad, la ocupación. Sandra y Valeria son co-fundadoras de la Revista Enheduanna; Patricia Chandomí creó su blog Mujeres en Chiapas; Marissa Revilla ha impulsado diversos programas de radio en el Colectivo Encuentro entre Mujeres (COLEM) y ha formado a comunicadoras jóvenes indígenas; Candelaria Rodríguez fundó la revista Ni más ni menos. Mujeres; Gely Pacheco y Gaby Cruz crearon su novedoso proyecto virtual Voces Feministas….
La lista no termina aquí. El Congreso Feminista –sin ninguna mala intención- no invitó a varias periodistas más cuya labor es fundamental en esta entidad.
Del rotativo con maquinaria del siglo pasado se pasó al uso masivo de las redes sociales, exponiendo la vida y la seguridad propias. Sabedoras de los riesgos que han corrido otras compañeras del oficio, las periodistas chiapanecas dan muestras de mucho vigor, de grandes iniciativas comunicacionales, de un pensamiento renovado que hace de Chiapas un estado sui generis.
Sin las periodistas feministas no seríamos lo que somos, no estaríamos informadas sobre los grandes problemas que afectan a las mujeres. Su labor es educativa, es imprescindible.
Y, a todo esto ¿están a salvo aquí las periodistas?
No parece. A la Mesa de Periodismo con Visión de Género llegaron a compartir sus experiencias, como dijo Valeria. Afuera, en la práctica cotidiana de uno de los oficios más peligrosos, todos los poderes penden sobre ellas y ellos.
Por ello varias periodistas repitieron en su intervención: difundan lo que hacemos, compartan nuestro trabajo, abrácennos, utilicen nuestros medios…
Eso dijeron.
Me pregunto si desde noviembre lo hemos hecho….
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