Los dilemas de Peña Nieto en el Estado de México

No puede negarse, que detrás de las elecciones del Estado de México está en juego el destino político del PRI y del Presidente Enrique Peña Nieto. Incluso es obvio que también en estas elecciones está en juego buena parte del destino político de Andrés Manuel López.

Pero por ahora nos referiremos a los escenarios que pueden ocurrir si triunfa o pierde el partido político del presidente de nuestro país.

No es tan simple como decir el PRI ganó o perdió las elecciones y por tanto; perdió el presidente Peña Nieto o ganó. No es así de sencillo. Ni siquiera será su Waterloo.

A mi entender, comparar la probable derrota del PRI en el Estado de México como el “Waterloo” del otrora gran partido de masas es errónea y en eso tienen que ver las características del actual depositario del presidencialismo mexicano.

Con la derrota de Napoleón nació el “sistema de Viena”, aparecieron nacionalismos, también hubo 40 años de paz en el viejo continente y a pesar de la derrota napoleónica, las ideas liberales francesas llegaron a toda Europa y en buena parte decidieron su futuro.

Hoy se recuerda el genio de Napoleón. Pero con una derrota del PRI en el Estado de México, no habrá un Waterloo para Peña Nieto; es decir, lastimosamente para México, nuestro actual presidente no es un estadista como lo fue el nativo de la isla de Córcega y eso quiere decir que no nos dejará un buen legado político.

Ante el desgaste de su partido, de su gestión y por ende del sistema político que lo respalda; la derrota en el Estado de México del partido del Presidente Peña Nieto, casi lo fulminará políticamente rumbo a las elecciones generales del 2018; pero además provocará más desgaste a su gestión, a la cual todavía le falta poco más de un año para finalizar.

Eso sí, derrumbará definitivamente las ambiciones de su grupo político más cercano. Es decir los políticos mexiquenses de su cúpula y específicamente los secretarios del Exterior Luis Videgaray y de Hacienda José Antonio Meade.

Adicionalmente -porque aún con la derrota, no renunciará a ello- Enrique Peña Nieto designará sucesor, dentro de su partido claro está; pero lo hará debilitado y optará por un político que no fue su inicial opción.

Poco importa si es Osorio Chong o Narro Robles. El candidato de su partido será propuesto por un presidente debilitado. Esa debilidad presidencial es el asunto de fondo.

Pero también, la derrota peñanietista y del PRI en el Estado de México, será el empuje casi definitivo para MORENA y Andrés Manuel López Obrador.

Habría que acotar también que una derrota priista en el Estado de México, también podría impulsar al PAN. Es decir, tendríamos una lucha PAN contra MORENA en el 2018.

 

Pero; ¿Y si gana el PRI el Estado de México?

Ante las condiciones sociales, políticas y económicas del país que se potencializan por la percepción -ya confirmada por la realidad- de corrupción gubernamental en los tres niveles de gobierno; la conclusión es evidente: Peña Nieto es un presidente desgastado y cuestionado.

Por eso la victoria de su partido en el Estado de México, se puede ver como la victoria de Pirro el rey de Epiro.

Cuenta la historia griega que Pirro derrotó a los romanos con gran costo de vida de miles de sus hombres. Al contemplar el resultado de la batalla dijo: «Otra victoria como ésta y volveré solo a casa».

Una victoria del PRI haría reencarnar a Pirro en Peña Nieto. Ello por su desgaste y por la ira social nacional que no quiere ver al PRI y a sus políticos ganando elecciones.

Ahora bien, el probable triunfo priísta en el Estado de México será legal. Claro que si no lo es, lo primero es demostrarlo. Pero el desaseo es evidente y ello mínimamente llevará el resultado electoral a tribunales.

Esto por no decir que podría haber peligro de que la ira social estalle en el Estado de México, si el resultado final no favorece a MORENA. Habrá que recordar que su adversario -AMLO- siempre se ha sentido cómodo en la protesta. Es decir, la derrota de MORENA también le haría recargar las pilas a López Obrador porque la protesta y la movilización social es el escenario que conoce. Habrá que tomar en cuenta ello.

Es cierto; el resultado de las elecciones en el Estado de México condicionan el futuro político de Peña Nieto, el PRI, Andrés Manuel López Obrador y también de México porque nuestro sistema político -corrupto; y esa es la característica permitida por Peña Nieto- se desgasta.

Por eso gane o pierda el PRI en el Estado de México, el afectado es Peña Nieto. Y el presidente derrumbará al PRI. El Estado de México es la coyuntura actual, pero su importancia se potencializa por la corrupción y la aversión al cambio del presidente mexicano.

Para el anecdotario nacional quedará que el candidato Del Mazo es primo del presidente de la república. Lo de fondo es que tenemos un presidente que no sabe en donde está parado y por lo tanto que no visualiza un rumbo para el país.

 

El desgaste crece, el rechazo social a su gobierno también y viene desde casi el inicio de su sexenio.

Primero fue la estrategia fallida de seguridad en Michoacán, luego la costa guerrerense con la delincuencia organizada enseñoreándose en Acapulco, la otrora joya turística nacional.

Luego vino Ayotzinapa, seguido del escándalo de la “Casa Blanca”. Súmeles el desastre jarocho y el gasolinazo. Y hoy el robo de gasolina denominado “huachicoleo” hace que ya no solo los políticos le roben a la nación. Ahora también lo hacen los ciudadanos.

Esa aversión al cambio del presidente Peña Nieto, lo ciega ante la realidad. No es un presidente que tome riesgos. Ese estilo personal de gobernar le impide ser un estadista.

En consecuencia, lo que más duele de la corrupción y la impunidad heredada por Peña Nieto es que esta ya permea en el tejido social.

No es posible que -hasta donde me he informado- pueblos enteros se dediquen al “huachicoleo”. Eso se explica porque el fenómeno se dejó crecer.

Pero la consecuencia es que en México pasamos de lamentar los hechos delictivos de criminales organizados, a ver con resignación la delincuencia común -que surge por la precariedad laboral o el franco desempleo- y ahora mismo vemos los mexicanos como los propios vecinos le roban a los vecinos y otros le roban también a la nación.

Sobre esto último -me refiero a los huachicoleros- pienso que al ser mexicanos que le roban a la nación; -porque el petróleo es de todos los mexicanos- de manera increíble; los políticos en México ya tienen competencia.

Es cierto que cada problema mexicano como en todos lados del mundo, siempre responde a un asunto estructural o coyuntural. Pero si estamos de acuerdo en que la corrupción y la impunidad son dos de los problemas prioritarios mexicanos y nuestro presidente no pudo atajarla; ¿Qué nos hace pensar que podrá hacerlo el resto de su sexenio?.

Seguramente ya nada podrá hacer. Ahora bien; enumeramos en este texto los problemas de Michoacán, Acapulco, Veracruz, etcétera. Un presidente de cualquier país desarrollado, por lo menos desde la tragedia de Ayotzinapa, hubiera renunciado a su cargo o por lo menos adelantaría las elecciones generales.

¿Se acuerda de James Cameron, el Premier Británico? A horas de triunfar el Brexit anuncia su renuncia. Con ello evita el desgaste del gobierno y le proporciona la legitimidad perdida a la administración que lo releva.

Peña Nieto no lo hizo. No renunció en ninguna de las crisis que ha habido en su periodo sexenal o por lo menos adelantó elecciones para acortar su periodo presidencial ante las recurrentes crisis y en consecuencia; el desgaste presidencial continuó. Si pierde el Estado de México, tampoco renunciará y entonces el desgaste presidencial será total.

Pero ya no tiene legitimidad. Esa la perdió con Ayotzinapa y los escándalos de corrupción.

 

Por eso gane o pierda su partido en el Estado de México, para Peña Nieto el saldo será el mismo; el desgaste por la falta de credibilidad en su gobierno de la mayoría de los mexicanos.

Y precisamente ese es el problema, en ese desgaste presidencial se arrastra a todos los mexicanos.

Por eso si el PRI gana en el Estado de México, será una victoria pírrica para Peña Nieto. Lo será porque no podrá contener la ira social. Hoy esa ira corre el riesgo de alcanzar la calle y no salir de ahí hasta que algo cambie en este país. Pero hoy tenemos una seguridad; no será Peña Nieto quien cambie este país.

Correo: geracouti@hotmail.com

Twitter: @GerardoCoutino

2 Responses to “Los dilemas de Peña Nieto en el Estado de México”

  1. Olegario
    1 junio, 2017 at 20:46 #

    LA DELINCUENCIA EN TODO SU ESPLENDOR, ESTA CLARO QUE EL PUEBLO NO INTERESA.

  2. ciudadano
    1 junio, 2017 at 8:23 #

    LA DELINCUENCIA EN TODO SU ESPLENDOR.

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