Estado de México: los de abajo contra los de arriba
No hubo el menor recato.
El estado-nación mexicano peleó con todo contra los que lo rechazan. Luchó electoralmente contra los que están hartos de sus instrumentos políticos y que quienes dominan sus instituciones.
La maquinaria priista, vieja y cuestionada hizo lo que sabe hacer; ganar votos a punta de billetes. Y le alcanzó por poco. Ahora dirán “haiga sido como haiga sido”.
No hubo recato en la injerencia gubernamental en las elecciones del Estado de México porque elevaron el precio de nuestra democracia -según las crónicas- hasta a 20 mil pesos el voto. Y además amenazaron, coaccionaron y desinformaron a la ciudadanía y adicionalmente, dominaron los órganos electorales.
Todo el gabinete federal se volcó hacia la cuna del Grupo Atlacomulco para rescatar del desastre a uno de los suyos y que también es la tercera generación de una familia en la que el abuelo, el padre y ahora el nieto logra la gubernatura del Estado de México.
Pero tampoco se salvaron de la pifia. Luis Enrique Miranda, amigo personal del presidente Peña Nieto y responsable de la operación de no pudo ocultar lo que se hizo evidente. ¿Cualquier funcionario puede tener dos credenciales de elector?.
Sin recato, volcándose con todo, con pifia incluida que seguramente no será castigada, no pudieron aplastar a Delfina Gómez. Al contrario; a la profesora hasta hace poco desconocida, le dieron una dimensión pública de carácter nacional.
No ganó pero no la atropellaron. Y además habrá recuento de votos.
En cuanto al choque López Obrador contra Enrique Peña Nieto; el Presidente conserva el poder en su estado natal a pesar del alto costo económico y político. AMLO regresará a lo suyo: la protesta social y ahora tal vez con menos arrebatos y con un crecimiento electoral impresionante para un partido político creado apenas en julio del 2014.
Un completo status quo entre estos dos personajes de la política nacional que volverán a enfrentarse en el 2018. Pero ese enfrentamiento será tal vez con una inercia que se incline a López Obrador.
En cuanto a los partidos políticos, el PAN se fue hasta el cuarto lugar; el PRD dio la pelea y aunque gana; el PRI cada vez acumula menos votos y ello en el futuro -y en cualquier elección- lo más probable es que siempre concurra a ella en coalición con otro partido político.
Ahora bien; ¿Qué ganamos los ciudadanos mexicanos en estas elecciones?
No nos equivoquemos; la ciudadanía no quiere más PRI. Eso es esencial entenderlo, tanto para la clase política, como para quienes creen que el triunfo en el Estado de México es la puerta que le abrirá Los Pinos al candidato presidencial designado por Peña Nieto.
Lo que pasa es que ahora quienes dominan al estado mexicano usan todos los medios a su alcance para intimidar, descalificar y comprar votos y conciencias. El cáncer de la impunidad nacional se los permite.
Por eso, los ciudadanos no ganamos nada y deberíamos estar preocupados.
En ese sentido; no pintaron las candidaturas ciudadanas, aunque eso no signifique que tampoco prendan en el 2018. Pero el peso político -y el dinero de los partidos políticos y el gobierno federal- abrumó su capacidad de acción y además; claro está que la expectativa principal era ver el choque MORENA-PRI en el Estado de México.
El peligro real y tangible es que las candidaturas ciudadanas fragmentan y dividen el voto.
También, los ciudadanos mexicanos debemos preocuparnos porque el gobierno federal es efectivo para la operación electoral, pero no para resolver los problemas que le dicta la ley.
Deberíamos estar alarmados incluso porque toda la estructura federal operó electoralmente y eso no se pudo ocultar. La impunidad ejercida por quienes precisamente deberían detenerla.
No ganamos, tampoco porque hay una total falta de credibilidad de los órganos electorales.
¿Quién nos garantiza un órgano electoral imparcial para el 2018?.
Nomás veamos las quejas en redes sociales sobre el PREP del Estado de México y no se diga del desaseo en las elecciones de Coahuila.
¿Quién nos certificará que en las elecciones generales del 2018 no veamos otra elección de estado?.
¿Qué nos garantiza que Enrique Peña Nieto no promoverá una operación masiva financiera para garantizar que su partido repita en la presidencia
La oposición al PRI se mueve por ideales y por lo visto, hay distintos caminos para conseguir un ideal político. Las visiones políticas y de desarrollo de la izquierda -aunque también de intereses- chocan entre sí.
Necesita unidad la izquierda. Necesita ser más pragmática. Necesita sumar para llegar a la presidencia nacional. Es decir, es claro que el PRD y MORENA necesitan estar unidos.
En cambio el PRI se mueve por intereses y los intereses solo se consiguen por un camino: el poder. Ese es el interés supremo y ello les permite la unidad.
Los de arriba no sueltan el poder. Los de abajo se indignan; los abruman en épocas electorales con apoyos financieros a sus familias, a sus comunidades.
Los angustian con la amenaza de cancelarles los programas sociales que les permiten no morirse de hambre.
Si no termina la corrupción y la impunidad en este país, lo más probable es que de la indignación nacional se evolucione a olas de protesta social en toda la geografía nacional.
Las elecciones nos demostraron que la ciudadanía quiere un cambio. Pero que la clase política impide las transformaciones que el país necesita. Pero también que si nada cambia, solo le quedará a quienes administran al estado mexicano, el uso de la fuerza.
No ganó nada la ciudadanía, pero la indignación sigue creciendo. De sumar fuerzas depende que el 2018 sea diferente y desde abajo.
Correo: geracouti@hotmail.com
Twitter: @GerardoCoutino
Sin comentarios aún.