“Apanicamiento” en la Unach
Bastó una simple expresión para que la incertidumbre aparecieran en miles de rostros de universitarios:
¡QUIERO RELEGIRME!
Dijo Carlos Eugenio Ruiz Hernández a sus allegados. Asegura que el gobernador Manuel Velasco aprueba su gestión, y por ello manifestó sus intenciones.
En lo que va de su cargo como Rector, Carlos Eugenio Ruiz no ha ganado popularidad ni carisma, lo que no sería relevante si hubiera avance académico. Tampoco eso ha logrado. La Unach vive un estancamiento sólo roto por los talentos de alumnos y docentes. Hoy MÁXIMA Casa de Estudios ya es MÍNIMA.
Ruiz Hernández no ha reivindicado su controvertida llegada a la Rectoría. La comunidad universitaria no ha olvidado que para otorgarle el cargo, modificaron los artículos 12 fracción II y 22 de la Ley Orgánica de la Unach. Ruiz Hernández rebasaba la edad estipulada por la legislación para poder ser designado Rector. Con los cambio también se le dio la posibilidad de ser reelecto por otros 4 años. Esa es la herencia dejada por Guillermo Toledo Moguel, expresidente deudor de Cintalapa; y Jorge Enrique Hernández Bielma, hoy director general del Cobach, quienes como diputados locales operaron todo -por instrucciones del gobernador Manuel Velasco- para que el 31 de octubre de 2014 entrara en vigencia la “modernización” a la citada legislación.
A casi tres años de su llegada, uno de los cuestionamientos que se hacen a la administración de Ruiz Hernández es la falta de gestión de recursos. Los recursos no caen del cielo. Hay que realizar gestiones, contar con relaciones, desarrollar proyectos, consolidar las licenciaturas con apoyos diversos. Estas acciones no se han concretado, sólo quedaron en el proyecto que presentó a la junta de gobierno de la Unach. Ese proyecto se ha convertido solo en un listado de intenciones.
Su deslegitimidad y falta de gestión se puede medir con el hecho de que los directores de las diversas facultades no acuden a buscarlo, porque no soluciona nada. Incluso áreas que generan sus propios recursos ven como se da con lentitud y torpezas el reintegro de solo el 80% de sus ingresos, Rectoría se queda con el 20% restante. Hay escuelas y centros donde les adeudan los recursos obtenidos desde el año pasado. En contraparte, los gastos siguen incrementándose con el personal de confianza que el Rector ha impuesto en la nómina. La Unach es ya una agencia de colocaciones.
Ruiz Hernández ha escatimado los recursos imprescindibles para el desarrollo, pretexta que solo le dejaron deudas, y él mismo no avanza en la gestión de recursos. Hoy la licenciatura en Medicina Veterinaria y Zootecnia campus II, no cuenta con la acreditación, por no cumplir con las recomendaciones y observaciones realizadas por el organismo acreditador CONEVER les hiciera. Se necesitaban un millón y medio de pesos para cubrir las exigencias. El Rector negó el recursos sin argumento válido. Para una universidad un millón y medio no es nada, más pierde al carecer de acreditaciones, porque se pierde la posibilidad de bajar recursos y establecer convenios que beneficiarán a la planta docente y estudiantil.
La simulación es una constante para suplir las deficiencias. Recientemente y para quedar bien en pos de su reelección, Ruiz Hernández invitó a Manuel Velasco para inaugurar un edificio en la Facultad de Humanidades campus VI, construcción cuyos recursos fueron gestionados por el tristemente célebre Jaime Valls. No se reconoció a su antecesor , y a través del Instituto de Comunicación Social del gobierno del estado, se dijo que desde el inició de esta Facultad “no se habían inaugurado nuevas instalaciones” (00:12” del video). Desestiman totalmente las acciones desarrolladas en Humanidades por exrectores y exdirectores.
A través de la publicidad gubernamental se manipula la realidad, al decir que en la Facultad de Humanidades hay una “nueva cafetería», “nuevos baños», “nuevo edificio para docentes», “nuevas aulas» y hasta un espacio para los estudiantes llamado corredor virtual, que los mismos estudiantes bautizaron como el Gallinero, por su semejanza con esos lugares. Dicen que hasta un aula ecológica hay. Tan “nuevos” son esos espacios que ya el deterioro los alcanza. Y entre otras de las mentiras de Hernández y Velasco, fue cuando dijeron que para el «nuevo edificio» se invirtieron 15 millones de pesos, siendo que el costo fue de 7 millones.
Otra mentira más es que la “nueva biblioteca» de Humanidades cuenta con 23 mil libros. Solo hay 3 exhibidores, y todos los textos están viejos e incompletos, eso sin contar que no tiene servicio de internet y generalmente se encuentra cerrada o con limitado accesos a los estudiantes. Lo peor de todo es que esa inversión en el acervo bibliográfico que presumen “rector” y “gobernador”, son donaciones de egresados y profesores, y el resto son compras de administraciones pasadas.
La manipulación de la realidad por parte del gobierno y de Universidad es obscena. Cuando Manuel Velasco llegó a la «inauguración», los alumnos -a quienes mantuvieron en el lugar con engaños-, le gritaron que se fuera y mejor llegara Anahí, obvio, en son de burla. Tanto fue el rechazo universitario que el gobernador controló la rechifla y logró el silencio solo porque regaló boletos para el concierto de Ricardo Arjona.
Carlos Ruiz Hernández nunca ha sido buen gestor y administrador, se fue de la secretaría de Salud en medio del desastre en que convirtió dicha dependencia. Al momento se ha salvado de ser mencionado en el desfalco al sector salud en las investigaciones, aunque ahora no se salvará de las observaciones que la Auditoría Superior de la Federación le han hecho a la Unach por el mal uso de los recursos del programa Sin Hambre, y a quien Sedesol ya le pidió señalar responsables, a lo que se ha negado.
Quejarse, seguir culpando a Valls, “negrear” al personal, mantener en cargos estratégicos a personas inoperantes, dar órdenes para controlar a los docentes con turbias modificaciones a reglamentos como el de Carrera Docente, no pagar las deudas al Fovissste, ISSSTE, SAR, no enterar a Hacienda las deducciones fiscales por ISR de los trabajadores universitarios, son las constantes en el periodo de Ruiz Hernández.
La Unach ha sufrido desfalcos recientes. Por ejemplo, en la Facultad de Medicina Veterinaria, en tiempos de Jaime Valls, por la compra e instalación de 21 mini-splits de 18 mil BTUs, en salones pequeños, la empresa ganadora de la adjudicación cobró $2,600,000.00 es decir ¡$123,809.52 por clima! Pero ahora, en tiempos de Ruiz Hernández, en la Facultad de Humanidades se pagaron $11,000.00 más por cada pantalla marca Samsung de 60 pulgadas, cuyo costo individual fue de $26,000.00, siendo que otro proveedor cotizó las mismas en $15 mil pesos. Por ese sobreprecio pagado, 14 aulas de las 46 que hay, se quedaron sin este apoyo didáctico; y todo, por comprar a través del sistema de adquisiciones de la Unach, que obliga y limita a los Directores.
Los sobreprecios en la Unach no son extraños para nadie. Si un docente obtiene por diversas circunstancias recursos para compra de equipo, los proveedores les hincan los dientes. Si alguien quiere una computadora que rebase la cantidad de $15,000.00 adquisiciones impide la compra directa y “casualmente” los proveedores las “ofertan” hasta 5 mil pesos más cara, bajo el argumento de ajustarse a los requerimientos técnicos.
Y ¿así Ruiz Hernández quiere reelegirse?
MAROMA
- Cientos de estudiantes se quejan que Rectoría es buena para pintar flechitas y parchar caminos, pero no se preocupa por la higiene de los baños de las facultades ni por mejorar en realidad la infraestructura de las escuelas. Mucho menos para procurar en las cafeterías comida sana, higiénica y a precios accesibles.
- Rectoría de la Unach, al no extender a todos los trabajadores universitarios un recibo de nómina con el CFDI que exige la Secretaría de Hacienda, impide que gocen del beneficio de no presentar la declaración fiscal. Además de otras anomalías que continúan.
- Estos son los estudiantes de la licenciatura en Comunicación que llevaron a cabo el estudio de opinión publicado en este medio los pasados 10 y 11 de mayo. Se hace esta precisión para comprobar que NO es un estudio inventando sacado de la manga, como ocurrió en tiempos de Juan Sabines cuando “sus estrategas” de comunicación social, se dedicaron a usar el nombre de la facultad y universidad para desprestigiar a los “enemigos” del sabinato.
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