La Historia no regresa, pero cuando sucede es en forma distorsionada
La Historia no regresa, pero cuando sucede es en forma distorsionada, solía comentar Carlos Marx en conversación con sus amigos. Esta frase viene a propósito del actual régimen fascista instalado en los Estados Unidos, el país que encabezó al grupo de Estados anti fascistas que combatieron a la Alemania fascista y sus aliados en la segunda guerra mundial. Las ironías de la Historia se manifiestan en nuestro tiempo con claridad anunciando un futuro nebuloso e incierto. Justo en aquellos años en que llegaba al poder Adolfo Hitler, con un discurso muy similar al de Donald Trump, enfatizando la superioridad blanca, llamando a una cruzada contra los pueblos semíticos, denigrando a los africanos de color negro y burlándose de los latinos. Un análisis incluso superficial de los discursos de Trump descubre estas inquietantes similitudes y llaman a preguntarse ¿por qué vivimos el regreso del fascismo? ¿cuáles serán las consecuencias de este hecho? Recordemos que al igual que Trump, Hitler llegó al poder a través del voto del pueblo alemán que se incendió con los discursos ultranacionalistas de los nazis y soñó con el dominio del mundo, con ser el amo de millones de esclavos trabajando para ellos. Parece irreal que un discurso así convenza a pueblos enteros. Pero no solo lo hizo, sino que el triunfo de Trump prueba que sigue siendo eficaz bajo ciertos contextos. Hitler y el ejército alemán fueron derrotados por la coalición de ejércitos de los Estados Unidos, Rusia, Francia e Inglaterra, principalmente. Derrotaron a un ejército alemán reforzado con los militares italianos y japoneses, que probaron sus armas en los campos y ciudades de la España republicana, traicionada por un vulgar soldado llamado Francisco Franco, que supo después subirse al carro de los victoriosos.
En ese contexto, hubo pensadores cuyos textos son hoy clásicos. Cito a Fernand Braudel, historiador francés, autor de una joya de la ciencia de la Historia, su libro titulado El Mediterráneo y el Mundo Mediterráneo en la época de Felipe II que fue publicada en nuestro país por el Fondo de Cultura Económica en 1976. La primera edición de la obra en francés se publicó en 1949 y revolucionó al mundo académico y los métodos de la investigación histórica. Braudel escribió su libro en tres volúmenes mientras estuvo prisionero en Alemania durante cinco años, hasta el término de la guerra. Una experiencia similar es la de otro historiador francés, Marc Bloch que fue hecho prisionero por los nazis. Bloch fundó con Lucien Febvre la revista Annales de Historia Económica y Social y con ello, dio pie a la llamada “Escuela de los Anales”, una corriente teórica de la mayor influencia aun en nuestros días. Uno de sus libros más consultados es La Sociedad Feudal escrito en pleno cautiverio entre 1939 y 1940 y publicado por la editorial Akal de Barcelona en 1988. Los casos mencionados-entre otros muchos-nos mueven a pensar en este regreso del fascismo, ¿cuántos intelectuales críticos irán a parar a la cárcel? ¿cuántos serán asesinados? El fascismo es una manifestación extrema del capitalismo y revela la naturaleza de exclusión del sistema. Es una característica que cuando se manifiesta, como en nuestros días, revela la pérdida de las facultades del Estado de arbitrar los intereses divergentes dentro de la misma clase dominante. Es justo lo que pasa con Trump: gobierna para sus propios intereses y el de su sus seguidores. Estamos en un momento en el que la importancia de la Historia se revela ampliamente. El ejercicio de revisar los contextos en los que termina la segunda guerra mundial conducen a pensar en la cantidad de científicos e intelectuales nazis que se refugiaron en los mismos Estados Unidos y que a la sombra del racismo fueron preparando el regreso del fascismo en el vientre mismo de la sociedad que los derrotó. Generación tras generación, con paciencia, inculcaron en sus descendientes y en quienes los rodeaban, el discurso que hoy pronuncia Trump como si fuese original. No tardaremos en ver la persecución de los intelectuales críticos de los Estados Unidos y el asalto a las universidades. La Historia regresó distorsionada: el eje fascista es hoy Los Estados Unidos y Rusia mientras que Alemania se erige como defensora de un capitalismo de libre mercado y propugna por un Estado que a la vez que arbitra entre el interés de las clases dominadas y el de la clase dominante, también aboga para que ese arbitro medie entre los intereses de la propia clase que domina. Trump quiere imponer un Estado que sólo vele por sus intereses y arrase con todo lo demás, incluyendo a los millonarios que no comulgan con él. Desea encerrar a los Estados Unidos en una suerte de país-cárcel en donde solo predomina su interés, sus negocios, sus bellaquerías y berrinches. Ante un panorama así, la resistencia tendrá que ser inteligente, oportuna, ágil, eficaz, y auxiliar así al propio pueblo norteamericano a deshacer el peor entuerto de su historia: el regreso del fascismo.
Ajijic, Ribera del Lago de Chapala. 13 de febrero de 2017
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