La circulación de las elites del poder en México
Uno de los sociólogos clásicos menos estudiados en México y en general, en América Latina, es Vilfredo Pareto. Quizá ello se deba a su simpatía por Benito Mussolini, lo que lo liga al fascismo, hoy retornado al poder en los Estados Unidos. Pareto, además de su estudio sobre Porfirio Díaz, propuso una “teoría de la circulación de las elites” para explicar las dinámicas del poder. Dicha teoría fue explicada en el mundo académico de la antropología mexicana por Ángel Palerm y utilizada por uno de sus alumnos, Jorge Alonso Sánchez, que la ilustró en su libro, La dialéctica clases-elites en México (Ediciones de la Casa Chata, México, 1976). Me parece que el tiempo que vivimos en el país, es propicio para reflexionar sobre esa “circulación de las elites del poder” en México asociadas a períodos históricos concretos. Haremos la prueba en los siguientes renglones.
El día 28 de junio de 1914, un estudiante nacionalista serbio, Gavrilo Princip, asesinó al archiduque Francisco Fernando de Austria y a su esposa, Sofía Chutek, en la ciudad de Sarajevo. Ese asesinato detonó la Primera Guerra Mundial, cuyas hostilidades se iniciaron en el mes de agosto de 1914. Así avanzaba el siglo XX en el mundo Occidental del planeta. Ese siglo XX se inició diez años después de su comienzo cronológico. Fue en América Latina y particularmente en México en donde Occidente entró de lleno a una nueva era, al iniciarse los cambios estructurales introducidos por la Revolución Mexicana, que vendrían a caracterizar al siglo XX. El 5 de octubre de 1910, Francisco I. Madero lanzó el Plan de San Luís, que provocó el levantamiento armado del 20 de noviembre de ese año, con el fin de derrocar a Porfirio Díaz. La fase armada de la Revolución Mexicana finalizó con la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos el día 5 de febrero de 1917, exactamente hace cien años. A partir de esa fecha, se inicia una “circulación de elites del poder” en el control del Estado Nacional Mexicano. El primer Presidente de México surgido de la Revolución Mexicana es el propio Francisco I. Madero, que así inaugura el ciclo de las elites del poder que participaron directamente en la Revolución. Madero llega al poder en 1911 antecedido por el breve interinato de Francisco León de la Barra. A Madero lo asesinan el 22 de febrero de 1913 por órdenes del usurpador Victoriano Huerta (por cierto, denunciado en el Senado de la República por Belisario Domínguez, lo que le costó a este la vida), quien fue destituido por el ejército comandado por Venustiano Carranza, el “Varón de Cuatro Ciénegas”, quien llega a la Presidencia de la República en el mes de abril de 1917 y muere asesinado en Tlaxcalantongo, Puebla, el 21 de mayo de 1920. Con Carranza se continuó propiamente el ciclo de las elites del poder emanadas directamente de los campos de batalla de la Revolución Mexicana. Ese ciclo termina en 1940, cuando el General Lázaro Cárdenas del Río entrega el poder a Manuel Ávila Camacho, que iniciará un ciclo de elites del poder dominado por profesionistas (abogados en su mayoría) egresados, sobre todo, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Camacho preside ese período de transición entre elites del poder emanadas directamente de los campos de batalla y la nueva elite de profesionales universitarios ligados a los nuevos círculos de poder económico reconfigurados en el contexto de la Revolución Mexicana. Este tramo llega hasta Miguel de la Madrid Hurtado que gobierna de 1982 a 1988. Es un período de inflexión que cede el paso a las elites que actualmente tienen el control del Estado Nacional Mexicano, la elite de los buscadores de poder, los tecnócratas, que se inicia con Carlos Salinas de Gortari en 1988 y que aún está vigente. Estas elites exhiben varios cambios. En primer lugar, egresan de centros universitarios privados, desplazando a la UNAM como lugar de origen de dichas elites. Ahora llegan al control del Estado Nacional los egresados del ITAM o del Instituto Tecnológico de Monterrey y de centros educativos afines a las ideologías promovidas por universidades norteamericanas como la de Harvard. Recuérdese que Ernesto Zedillo Ponce de León, quien fuera Presidente de México sucediendo a Carlos Salinas, es el Director de Economía de la Universidad de Harvard. El propio Luis Donaldo Colosio, asesinado en plena campaña por la presidencia de la República, era también egresado de una universidad privada. Otro cambio significativo de las nuevas elites del poder en México es su desconocimiento del país, al que leen a través de otros ojos. Incluso hoy afrontan el desprecio del país que los formó intelectualmente y cuya lengua manejan mejor que el castellano: los Estados Unidos, cuya naturaleza tercermundista se revela con toda claridad en este periodo histórico. Así como desconocen a su propio país, ignoran qué es América Latina y El Caribe, los grandes ciclos históricos de estas macro regiones y sus estructuras sociales y culturales. Sabemos cuándo llegaron al poder estas nuevas elites al agotarse el ciclo de la Revolución Mexicana y el de los profesionistas universitarios de la UNAM, pero no sabemos cuándo terminará y cómo. Quizá este período encabezado por un círculo fascista en el poder en los Estados Unidos abra perspectivas para adelantar el análisis y responder a esa interrogante. Por lo pronto, vivimos en México el ciclo de las elites emanadas de los buscadores de poder mientras círculos fascistas controlan al Estado Nacional Norteamericano.
Ajijic, 4 de febrero de 2017.
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