¿Es posible la unidad nacional?
No hay duda que México requiere unidad nacional. Es necesaria ante el embate del presidente de Estados Unidos Donald Trump.
La pregunta es ¿Es posible la unidad nacional?
Para que exista unidad debe de haber un enemigo y/o un objetivo común. En estos momentos el enemigo común es externo y es poderoso; se llama Donald Trump y es el presidente de Estados Unidos.
Pero hay otro enemigo; es interno y es el binomio corrupción-impunidad.
El enemigo externo invoca a la unidad nacional. Pero el interno provoca división.
Es evidente entonces; el país necesita unidad, pero está dividido y varias coyunturas lo han demostrado.
No hemos pasado de marchas, bloqueos y protestas a una resistencia civil organizada, nacional y que abarque todos o los sectores más posibles de la vida nacional con un objetivo común.
Las marchas, las protestas, las manifestaciones, tuvieron un esplendor y una efectividad inmediata en enero de 1994. El saldo a favor de la sociedad no fue menor: se logró detener una guerra que hubiera implicado sangre derramada y violencia generalizada.
Hubo unidad y eso nadie lo puede negar. ¿Pero luego qué? A muchos mexicanos les molestan las marchas y manifestaciones.
Desde que Elías Calles y Cárdenas sectorizaron la vida nacional para asegurarle vitalidad a un sistema político que nacía y encarnaba un presidente con todo el poder todo el tiempo durante seis años, esta sigue así de sectorizada y dividida.
Ni siquiera ante el enemigo externo -Trump- nos hemos unido. ¿20 mil asistentes en la capital a una marcha nacional son muchos o pocos?
Depende de la óptica con que se vea. Pero el enemigo interno -la corrupción y la impunidad- empañaron la marcha.
Ya no hay dogma ideológico que aglutine. Son los intereses los que aglutinan o separan y el dogma es solo pretexto para apoyar o descalificar.
Y es que el dilema es grave. Muchos no le vemos a Enrique Peña Nieto la estatura política para enfrentar a la amenaza externa. Ni siquiera la tuvo para tomar medidas políticas que frenaran la corrupción nacional, menos la tendrá para encabezar una defensa digna de la nación.
Es más, probablemente lo que proyecta su figura haya sido lo que descarrilló a la famosa marcha de la unidad nacional, donde supuestamente vibraría México.
Pero el enemigo interno hace estragos y todo en México se deteriora.
Hace tiempo que muchas cosas cambiaron en nuestro país y dos asuntos son los que todavía arrastramos como lastre; al sistema político y al binomio corrupción e impunidad.
¿La paz social?
El mito de la tranquilidad social mexicana fue hecho añicos por los neo zapatistas en 1994. Y qué decir del México que sufre los estragos de la delincuencia organizada y del narcotráfico.
O démonos una vuelta por Chiapas; bloqueos, paros, secuestro de funcionarios públicos, toma de oficinas de gobierno, quema de edificios municipales, insurgencia magisterial y todo por la inacción gubernamental.
¿Los americanos socios?
24 años después de la firma del Tratado de Libre Comercio, el socio más poderoso da un manotazo en la mesa y quiere deshacer el Tratado e imponer nuevas condiciones en la relación bilateral.
Condiciones ventajosas en extremo goza nuestro enemigo externo.
Francamente tengo serias dudas de que el gobierno de Donald Trump caiga, por dos cuestiones fundamentales: primero; porque a pesar de la evidente furibunda y activa oposición, Trump tiene el apoyo de casi la mitad de los ciudadanos de su país.
Su problema es la división que se generó con su triunfo. No si podrá cumplirles a quienes votaron por él.
Y en segundo lugar; eligió como rival político al presidente más impopular que ha tenido México en los últimos años y también a un país dividido.
Para enfrentarlo nos queda la unidad nacional, pero lograrla es complicado.
¿La lograrán los partidos políticos?
Como dicen los sociólogos; en una comunidad, los problemas son resueltos de manera común; es decir entre todos. Pero un partido político transciende a una comunidad y ese es el problema, lo forman políticos que comienzan a buscar el poder y pronto se olvidan de la comunidad. Terminan persiguiendo fines que no eran los objetivos primarios de la comunidad.
Es más; dentro de poco, en plena campaña electoral rumbo al 2018, muchos mexicanos se olvidarán de Trump.
Muchos velarán por sus propios intereses. ¿No hay ya chapulines que quieren brincarse a MORENA?
Otros se lanzarán de independientes. Claro está que los ciudadanos votaremos por el PRI, el PAN, PRD, MORENA o los Candidatos Independientes y muchos también se abstendrán de votar.
Pero desde ahora olvídese de la legitimidad -que no la legalidad- de los ganadores.
La atomización del voto restará consensos políticos. Es decir, dificultará la gobernabilidad y esta se logrará por tres vías; la fuerza o imposición política, torciendo la ley y a cañonazos de billetes.
¿Qué hacer para lograr la unidad nacional?
Los políticos, la clase política que nos gobierna, poco podrán hacer.
Viven en su mundo, donde básicamente se disfruta el poder, se ejerce sobre los demás y se niega la realidad o no se quiere ver. Cuando mucho siguen otorgando concertacesiones si ve en peligro el estatus quo.
El PRD la izquierda histórica, la heredera de las luchas sociales se desdibuja. El PAN esperando errores de sus contrincantes, buscando el apoyo total de las clases medias y altas.
La nueva izquierda, es decir MORENA; con el dilema que le provoca el éxito en nueva militancia por el hartazgo social y su probable llegada a la presidencia nacional: O recibe un país en ruinas o suma fuerzas desde ahora para derrotar al enemigo externo.
Es casi cien por ciento seguro que no avalará cualquier política exterior de Peña Nieto. Hacerlo significaría su repliegue electoral rumbo al 2018.
¿Podremos lograrla con la clase empresarial?
Tampoco. Pragmáticos como siempre, ya intentan subirse desde ahora al carro de MORENA. Lo hacen porque ven ahora mismo con certeza que AMLO tiene posibilidades reales de ser el nuevo presidente de México.
El mexicano necesita construir su futuro, aspira a ejercer sobre sí mismo su propia voluntad. En su país muchos no pueden y por eso migra hacia donde hay riqueza y lo seguirá haciendo.
Rafael Márquez, el último gran referente del fútbol mexicano lo ilustra muy bien: “No hay muro capaz de detenernos si creemos en nosotros mismos”, expresó en la red social Twitter y acompañó su mensaje con un video de un gol que anota por sobre una barrera.
El mensaje del capitán de la selección mexicana yo personalmente lo interpreto como si quisiera haber dicho: “mexicano, salta los muros que te pongan. En nuestro país no todos tenemos futuro”.
Y no lo hay para todos, porque si bien todos aspiramos a tener un mejor futuro y lograr la autodeterminación personal, nuestro gobierno y nuestro sistema político no nos garantiza que así sea. Y además tal parece que los mexicanos no aspiramos que esos deseos sean comunes.
¿Dónde está el sujeto colectivo mexicano?
Ahora mismo no aparece.
Entonces hay que construirlo. Edificarlo a partir de nuestra identidad.
Hoy México es desigual, violento, con una clase política indiferente y además cleptómana, con una economía pegada con alfileres porque es propensa a resentir el comportamiento de las variables externas y es además un país totalmente dividido en el pensamiento político sobre el rumbo de la nación ante la actual coyuntura.
Un total caldo de cultivo para que la nación se arruine.
Sin embargo, es necesario enfrentar al enemigo interno y a Trump, el enemigo externo.
Un éxito ante cualquiera de los dos será un éxito nacional. Generará confianza interna y también externa.
Lo que necesitamos es que todos, generemos ciudadanía.
Participe, involúcrese en asuntos sociales, infórmese. Cuestione a su candidato más cercano. Comprométalo con su barrio, colonia y ciudad. Exhíbalo si no cumple.
Y sobre todo, no deje que otros decidan por usted. Aprendamos a tomar decisiones colectivas. Sea tolerante y sobre todo, sea solidario.
Lo bueno es que los enemigos del país son ya identificables.
Correo: geracouti@hotmail.com
Twitter: @GerardoCoutiño
VAS MUY BIEN, SIGUE ASÍ, Y SOLO ASI, LLEGARAS MUY LEJOS, ES EL MEJOR MEDIO Y MANERA PARA CONCIENTIZAR A LA POBLACIÓN, PARA EL BIEN DE TODOS, SIN INTERESES PARTICULARES, EXTIENDE LA FILOSOFÍA A TUS COLEGAS (QUE REFLEXIONEN).
PIENSA, ANALIZA LAS PERSPECTIVAS FUTURAS, LA DE TUS FUTURAS GENERACIONES, QUE NACIÓN QUIERES DEJARLES Y EN MANOS DE QUIEN, SI A LA FECHA LA HAN EMPEORADO TODOS.
LOS PROBLEMAS FAMILIARES LO DEBEMOS RESOLVER NOSOTROS, SIN IMPORTAR LOS DEL VECINO, SEA QUIEN SEA.