La “reforma integral” en Chiapas, de lo que “venden envuelto”
El resultado de la llamada “reforma integral” a la Constitución Política del Estado de Chiapas, que será votada está semana en el Congreso de Chiapas, no tenemos la certeza que haya salido de los foros, que se efectuaron en diferentes municipios.
La reforma que presentó el presidente de la mesa directiva del Congreso Local, Eduardo Ramírez Aguilar el pasado jueves 15 de diciembre no es el resultado de la discusión y el consenso de los grupos parlamentarios.
Durante las últimas sesiones, las y los legisladores estuvieron subiendo a tribuna y ofreciendo conferencias de prensa para presentar lo que decían eran “sus” propuestas para la reforma integral; pero ni uno podía hablar, claramente, de su iniciativa y es que, realmente, no era de ellos.
A cada grupo parlamentario se le fueron asignados algunos temas para que los presentarán como propios. Se trató, prácticamente, de una rifa en el que cada quien debía de presentar como suyo lo que le tocó, aunque, ni siquiera fuera algo que, genuinamente, les fuera de interés.
La diputada María Pérez Fernández fue el caso más emblemático de las y los congresistas, que salieron a hablar de iniciativas que ni los motivaban, ni conocían. La que a ella “le tocó” fue la reforma político-electoral.No supo jamás explicar de qué se trataba. Qué cambios habría a la Constitución antes del proceso electoral del 2018. De qué se tratan los gobiernos de coalición y si habrá más candados para las candidaturas independientes en Chiapas, como ha sucedido en otros estados. Se abrumó ante las interrogantes y se fue.
Los cambios que se hagan a la Constitución Política en materia político-electoral, dentro de la llamada “reforma integral” podrían ser decisivas para el proceso electoral del 2018. Podría inclinar la balanza para algún aspirante o partido político.
Además de que se pretende desaparecer una diputación local –la del migrante- y crear un Instituto del Migrante, que no se conoce a bien cuáles serán sus funciones y beneficios.
Desde que inicio la legislatura, en Octubre del 2015, el presidente de la mesa directiva del Congreso Local, Eduardo Ramírez habló de la reforma integral. Apenas, durante la administración pasada se cambió toda la constitución y en menos de cuatro años se anunciaba la necesidad de hacer una “gran reforma”.
Está legislatura, que lleva poco más de un año, decidió que no tendría agenda legislativa porque se enfocarían en la “reforma integral”.
En febrero del 2016 comenzaron los foros para la integración de la reforma en diferentes regiones del estado. En algunos lugares era difícil su realización por el movimiento magisterial, que hubo durante cinco meses en Chiapas.
El resultado de la reforma no es un documento público, aunque debería de serlo. Se sabe de ella lo que a cuenta gotas ha querido decir Eduardo Ramírez –y eso dando el beneficio de la duda que su dicho es cierto-, y lo que alcanzan a medio explicar los otros legisladores, que tampoco conocen bien la reforma.
El pasado jueves, que entró a primera lectura la “reforma integral”, se cambió de hora la sesión; por primera vez se instaló un puesto de revisión antes de ingresar al edificio del Congreso del Estado y hasta a la prensa se le fue restringido el paso a la sala de sesiones bajo el pretexto de que ahora se necesita tener una acreditación del área de comunicación social del Poder Legislativo.
La secrecía con la que están manejando el tema genera desconfianza, da en qué pensar. Esa “reforma integral” podría ser cualquier cosa, lo mejor o lo peor para Chiapas. Se votará durante esta semana cuando ya hay quienes andan de vacaciones con la mirada en otro lado.
Hay un dicho muy socorrido que dice: “eres de lo que venden envuelto”, se utiliza como expresión de algo que es malo, pero que lo adornan para que se vea bien y se adquiera como algo bueno. Hasta cuando se está en casa y sufriendo las consecuencias se sabe qué se compró. Justo así es, la “reforma integral”, nos la están vendiendo envuelta. Hay que revisar con lupa lo que van a votar los congresistas antes que empecemos a meter al horno el pavo de navidad, no vaya ser que después sea muy tarde y acabemos sufriendo las consecuencias por varios sexenios más.
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