Con Trump se va el neoliberalismo y la globalización; pero llega el populismo

 

Crisis financiera mundial desde el 2007, crisis de las materias primas internacionales, crisis y cambio de paradigma petrolero, crisis de las deudas soberanas europeas y crisis del Euro.

Crisis, la palabra se repite y es lo que ha caracterizado los últimos años de la globalización y el neoliberalismo.

¿Se agota el último modelo económico mundial?

Puede ser que sí, pero también probablemente no.

Si porque occidente necesita otro tipo de modelo económico más justo y que no ahonde las desigualdades que ya son bastante evidentes incluso en los países denominados “ricos”.

Pero también puede decirse no.

No, porque el péndulo de la historia oscila de nuevo sobre Oriente. China está llamada a ser la próxima potencia mundial y lo hará consolidando su presencia mundial con más relaciones comerciales con el mundo entero.

Esas relaciones comerciales solo pueden lograrse con el neoliberalismo y el canal de la globalización.

 

El neoliberalismo inicia -ya en la práctica- con Ronald Reagan en la presidencia de Estados Unidos y Margaret Thatcher como Primera Ministra del Reino Unido.

La Globalización se acelera al término de la Guerra Fría. Bill Clinton la impulsa mundialmente y la sostienen George W. Bush y Barack Obama.

De esta manera, el mundo global y neoliberal avanzaba hacia un solo conjunto de normas comerciales y de reglas económicas que inexorablemente adoptarían todos los países del mundo hasta que el capitalismo de mercado se extendiera por todo el mundo.

¿Cómo no pensar así? Si el Muro de Berlín había caído, si la URSS colapsaba, si el Pacto de Varsovia veía a sus integrantes retirarse.

¿Cómo no creer que se caía el Socialismo y el capitalismo de mercado se enseñoreaba por todo el mundo?.

Se echaron las campanas al vuelo; porque las vías donde mejor se podían consolidar las democracias, dejar atrás las dictaduras y que mundo tuviera valores éticos universales era el neoliberalismo.

 

Se pensaba en un mundo sin fronteras físicas.

A casi un cuarto de siglo de la llegada a la Casa Blanca del principal promotor de la globalización, Bill Clinton; el panorama es otro.

Permea la crisis porque los americanos pierden sus empleos porque la base industrial se asienta en otros países donde se pueden pagar menos salarios.

Pero esos empleos los pierden por la automatización de las máquinas. Lo pierden y tienen pavor por el futuro como antes lo tuvieron quienes perdieron su empleo por la aparición de la trilladora, de la desmotadora de algodón y etcétera; es decir ante el avance tecnológico.

Pero mientras crecía el sector servicios y el sector industrial perdía empleos, la riqueza se concentró en pocas manos y esas pocas manos pasaron de dominar la economía a dominar la política. Así crece la desigualdad.

Por eso la desesperanza mundial, ha llevado a que en el mundo aparezcan los populismos y de derecha con personas que piensan que tiempos pasados fueron mejores.

La ultraderecha avanza en Austria, Francia, Alemania, Hungría, Polonia y muchos otros países europeos.

Pero hoy el miedo al cambio tecnológico se quedó en Inglaterra con el Brexit y con un trofeo impensable: la presidencia de Estados Unidos.

 

Pero así como el mundo gira. También la historia se mueve.

Occidente deja como legado al mundo la Revolución Industrial, la democracia y de lo mejor de ello se apropia Oriente.

El despeje japonés inicia cuando llega el Commodorre Perry a la isla oriental, impactados por los modernos barcos en que llega el marino americano -que también tuvo aventuras en las costas tabasqueñas y veracruzanas- los japoneses deciden comerciar con los americanos, fortalecer al Emperador para conservar sus costumbres e imitar la producción industrial americana y luego la inglesa.

Tan impactados quedaron los japoneses que bautizaron a los barcos de Perry como “Barcos Negros” por el color del casco y el humo del carbón de las calderas, popularizándose incluso un poema:

“Los barcos a vapor

rompen el descanso de los halcones

del pacífico;

unos meros cuatro barcos alcanzan

para hacernos perder el sueño en las noches”

 

Así la revolución industrial occidental llega por primera vez al lejano oriente.

Y ahora el neoliberalismo con China. A pesar de que tiene una conducción política de corte socialista.

El mercado interno es gigantesco y su necesidad de materias primas voraz.

Pero con el retiro de Estados Unidos del escenario global, la oportunidad china de acortar las previsiones mundiales de llegar a ser la primera potencia planetaria, crecen.

El retiro propuesto por Trump es total, comercial, político y militar. Pero no nos confundamos, México y Latinoamérica son lo que ellos consideran su “patrio trasero”. Así como no les convenía la injerencia de la URSS vía el apoyo a las revoluciones armadas; así tampoco les convendría la injerencia china en este hemisferio.

O preguntémonos ‘¿Dónde están las fábricas que Trump quiere que regresen a Estados Unidos?. Por supuesto que la mayoría de ellas están en México.

La historia y el modelo económico se mueven hacia el lejano oriente. Aquí en occidente queda la intolerancia, la ultraderecha y el populismo de todos los perfiles políticos.

Un populismo que llevó a Trump a la presidencia de Estados Unidos.

Un populismo que los políticos mexicanos rechazan pero que en los hechos promueven.

Un populismo que tiene por ejemplo a los estados mexicanos en una deuda impagable, que tiene a los municipios también ahogados en deudas, al país mismo con una deuda de más del 50 por ciento de su PIB.

En Chiapas por ejemplo, lejos quedaron los tiempos cuando un préstamo de BANOBRAS a una presidencia municipal era motivo de

celebración etílica de los funcionarios municipales en Tuxtla en los mejores bares.

Lejos quedaron los tiempos en que la prensa -oficial- reseñaba ese éxito de las políticas públicas y de la solidez financiera de las arcas municipales de Chiapas; que permitían la obtención de un crédito para financiar el desarrollo municipal.

Atrás quedaron esas fechas en donde un alcalde pedía, a cuenta de las participaciones municipales un crédito a esa institución crediticia y era una acción repetida por su sucesor.

Llegaron luego los préstamos a la banca comercial y entonces fue el acabose.

Pero el populismo no se acabó. Llegó el saqueo.

Un saqueo que hoy tiene en la ruina a todo México y a sus estados.

Un saqueo que no significó el fin del populismo.

Al contrario, es ya un acto que incluso parece grotesco al ver a políticos y funcionarios públicos regalando escobas, cajitas de bolear zapatos y un largo etcétera.

Si hoy los americanos lo sufren los efectos del populismo en Trump, los mexicanos tenemos años sufriéndolo. China avanza y Alemania con Ángela Merkel disputará la supremacía mundial que hoy por la vía popular Estados Unidos rechaza.

La historia se mueve hacia adelante, hoy camina hacia la pos industrialización y lo hará con Trump o sin Trump, con Estados Unidos o sobre Estados Unidos.

Nos queda el populismo. Y no nos llegó nunca la igualdad, el desarrollo económico y el progreso.

Correo: geracouti@hotmail.com

Twitter: GerardoCoutiño

One Response to “Con Trump se va el neoliberalismo y la globalización; pero llega el populismo”

  1. 2018 futuro
    16 diciembre, 2016 at 9:39 #

    TODO TIENE QUE REACOMADARSE, SON LAS LEYES DE LA VIDA, TODO CAE POR SU PROPIO PESO.

    TODO LO INDEBIDO, TIENE QUE REGRESAR DE UNA U OTRA FORMA DE VIDA.

    TARDA PERO NO OLVIDA.

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