Presupuesto 2017, la debacle de Velasco

Velasco, exonerado

Velasco, exonerado

Si habría que hablar de traiciones respecto al millonario recorte que sufrió el estado en el Presupuesto federal del 2017, la primera en señalarse sería la que cometieron los diputados federales chiapanecos en contra de Chiapas. Es inaceptable que si se asumen como representantes populares avalen una reducción de más de 3 mil millones de pesos para una entidad que si algo necesita son recursos porque es la más pobre del país.

Incluso podría acusárseles de incumplimiento de compromisos o simplemente de ineptos, porque si algo los define en sus campañas electorales no son las ideas o las propuestas, sino su “vocación gestora”; su más alta responsabilidad, según ellos, es gestionar, conseguir, aumentar, ampliar las participaciones federales, pero a final de cuentas hasta en eso resultaron una nulidad.

Y el otro que debe compartir la responsabilidad de que las arcas públicas de Chiapas estén menguadas el próximo año, es el gobernador del estado, Manuel Velasco por descuidar la operación política y por no plantearcon firmeza la “orientación” del voto de sus alfiles en el Congreso de la Unión, pues si llegaron hasta esa posición sabemos que fue con su apoyo y la gran mayoría le debe, mínimo, lealtad. Eso por una parte. Por otra, la eficiencia de Velasco también queda en entredicho porque las promocionadas reuniones con los secretarios de Hacienda Luis Videgaray o José Meade, y hasta con el propio presidente Enrique Peña, resultaron infructuosas e inútiles para el estado.

Este sería el juicio contra los involucrados en un primer plano de interpretación, pero como en política no hay casualidades ni todo lo que se ve, es, habría que preguntarse qué sucedió en realidad, cuáles fueron las razones por las que se tomó una decisión ilógica y hasta cierto punto inverosímil.

Si los diputados federales chiapanecos se le insubordinaron o traicionaron a Manuel Velasco, no fue sólo por iniciativa propiasino que optaron por obedecer a su otro patrón, las dirigencias partidistas del Verde, del PRI, PAN, principalmente, que son la otra línea a la que tienen que disciplinarse. Y muy grave sería que el verdadero fondo de la decisión de los legisladores haya sido la molestia provocada porque el gobernador Velasco no les entregó el “moche” respectivo del 20 por ciento de la cantidad que gestionaron en el presupuesto del año pasado. Se sabe que en el 2015, en acuerdo con Jesús Sesma, coordinador parlamentario del PVEM en el Congreso, instruyó a los 42 legisladores de ese partido, a transferir a su dominio los 20 millones de pesos que les fueron otorgados a cada uno para realizar trabajos en sus distritos.

En cualquiera de los casos, es evidente que el poder del gobernador chiapaneco va en decadencia y con ello se esfuman sus desmedidas ambiciones políticas. Sin dinero, con influencias debilitadas en el primer círculo del gobierno federal y sin control efectivo del PVEM nacional, sus aspiraciones presidenciales están prácticamente derrumbadas. La estrategia contemplaba que sería este año cuando Velasco debería renunciar a la gubernatura para lanzarse de lleno a ese proyecto; sin embargo, como están las cosas difícilmente dará el paso en ese sentido.

Velasco enfrentará un 2017 bastante complicado en materia política y económica, y en estas circunstancias no se descarta que para resarcir el boquete que dejará en su administración la merma de recursos, caiga en la tentación de aumentar, restituir o crear nuevos impuestos, o bien contratar créditos que agraven el ya insostenible endeudamiento del estado.

No es precisamente este el escenario que el gobernador del Verde pensaba tener a dos años de concluir su mandato y a menos de uno para que inicie el proceso electoral de donde surgirá su sucesor.

 

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