Cuba, México, Democracia
Antony Flores Mérida
La muerte de Fidel Castro pone fin a una época y, con ello, inaugura una nueva para la población de Cuba. Las redes sociales cundieron, durante el fin de semana, con el debate en torno a este acontecimiento y las posibilidades que se abren para el futuro político de Cuba.
Las opiniones han sido diversas, desde las que condenaban hasta las que reivindicaban al fallecido líder cubano, pero una regularidad importante en el debate en torno al tema es la posibilidad de la transición hacia una democracia (electoral y competitiva) en Cuba. La posibilidad, pues, de una alternancia en el poder.
Personajes de la política mexicana se unieron al debate en cuestión. Cuauhtémoc Cárdenas “lamentó” el fallecimiento (https://twitter.com/c_
A este último mensaje, el de Calderón, se sumó el de su esposa y aspirante a candidata presidencial, Margarita Zavala, quien tuiteó: “Que el nuevo amanecer en #Cuba traiga la democracia y las libertades negadas durante generaciones” (https://twitter.com/
Resulta, cuando menos curioso, el discurso tanto de Calderón como de Zavala, sus buenos deseos de democracia y libertad para las y los cubanos. Curioso (cuando no morboso) que Calderón hable de democracia cuando fue un presidente que se benefició de una de las elecciones más controvertidas de la historia reciente. Y eso por no decir lo devaluada que está la democracia en el país que él gobernó.
En México, la idea de la democracia es algo más que controvertida. De acuerdo a la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas —ENCUP— del año 2012, la más reciente, la mitad de los encuestados a nivel nacional se consideran Poco o Nada Satisfechos con la democracia, y la misma proporción cree que es preferible tener desarrollo económico que un régimen democrático (lo que sea que en México estemos entendiendo por “democracia”).
Mientras algunos personajes de la política nacional piden o desean democracia para Cuba, en México la ENCUP nos señala que una tercera parte de sus entrevistados (30%) opinan que en el país no se vive en democracia al tiempo que un 55% de los encuestados creen que el gobierno es más autoritario que democrático (recordemos que esta encuesta se llevó a cabo en el último año de gobierno de Calderón, el ex presidente que le desea democracia y libertad a Cuba).
Si bien, una encuesta solo es ilustrativa de algunos aspectos de lo que una sociedad tan amplia y compleja como la mexicana opina de algún tema, los datos de la ENCUP 2012 no dejan de ser ilustrativos.
Aunado a ello, podemos sugerir una idea: que lo que la clase política quiere decir cuando habla de democracia quizá no sea lo mismo que opinan distintos sectores de la sociedad cuando se les interroga por su satisfacción con la misma, su efectividad y su pertinencia para alcanzar una “vida mejor”.
Una cosa es lo que la clase política nos dice que es la democracia mexicana y otra la que tenemos en los hechos. Y es por ello que quizá el régimen democrático al que le darán forma los actores políticos de Cuba no se terminará pareciendo a la democracia como la conocemos en México. Si eso es bueno, malo o indistinto, habrá de pasar tiempo antes de que lo averigüemos.
Lo que me parece indiscutible es que la clase política mexicana tendría que revisar qué está pasando con la democracia en México antes de expresar deseos sobre el futuro político de una nación ajena, la que sea.
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