Televisión Azteca por el control político y económico en Chiapas
Pensó en tener un equipo de futbol y Juan Sabines le regaló el Jaguares; quiso poseer el mayor edificio de la ciudad, y Sabines le construyó el único rascacielos en la entidad, y le dio todo lo que quiso a costa del erario y del futuro económico de los chiapanecos: empresas de energía eólica, contratos multimillonarios, fundaciones que viven a costa del Estado, y hasta la medalla fray Matías de Córdova y Ordóñez, otorgada por el Congreso, según, por sus servicios altruistas en favor de los chiapanecos.
Ricardo Salinas Pliego, dueño de Televisión Azteca, se convirtió en la administración de Juan Sabines Guerrero en el mayor beneficiario de los dineros públicos y de las concesiones del gobierno chiapaneco.
Se le concedió tanto que una de las preocupaciones de Manuel Velasco Coello al asumir la gubernatura, era cómo contener al monstruo insaciable que se había apoderado de casi todo, pero que, ante la mermada economía estatal, era imposible satisfacer su voracidad.
El gobernador se acercó a Salinas Pliego para renegociar los contratos sumamente favorables en materia de publicidad televisiva, y que ya con los apoyos subterráneos, alcanzaba el millón de pesos diarios, aunque solo se transparentaran alrededor de diez millones anuales.
El ajuste a la baja, obligado por la crisis y la imposibilidad de seguir hipotecando el estado, tuvo que registrarse, pero sigue siendo un estupendo negocio para una industria televisiva en declive.
El problema no está en la cantidad otorgada, sino al adeudo que presenta el gobierno de Chiapas con la televisora del Ajusco, de unos cien millones de pesos, y en las solicitudes de Salinas Pliego para apoderarse de nuevos contratos.
Por eso, la luna de miel informativa se ha convertido de pronto en un ataque inusual en contra del gobernador Manuel Velasco, a quien se le ha criticado de construir un lienzo charro inoperante que ha costado 300 millones de pesos.
No es que la información sea sesgada en este caso, pero es inaudita por provenir de un hombre que utiliza a su televisora como arma para chantajear a funcionarios y a gobernantes para atraerse contratos que, por su alto costo, perjudican el desarrollo de la entidad.
A Ricardo Salinas Pliego no le importa generar más pobreza con tal de apoderarse de los dineros públicos en forma de contratos publicitarios, de explotación de energía eólica, alumbrado público en municipios, industrias mineras y hasta por la renta de edificios.
Dudo que el gobernador resista esta embestida de Televisión Azteca, pero haría bien en deslindarse de una televisora que no ha sabido acomodarse a los tiempos del internet, que presenta mermas en sus ingresos por sus disminuidas cuotas de pantalla, por lo que apela a las mañas del pasado, a la extorsión y al chantaje.
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