¿Qué hacer con la reforma y el movimiento magisterial?
La conclusión del paro magisterial que duró 120 días y que tuvo severas repercusiones en la formación académica de más de un millón de estudiantes, así como en la economía y la vida cotidiana de los chiapanecos, lleva ineludiblemente a plantearse varias reflexiones.
1.- La Reforma Educativa, contra la que se levantó el magisterio aglutinado en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, debe ser analizada, diseccionada a fondo para conocer con certeza sus verdaderas consecuencias, tanto en el ámbito laboral como en el académico; y por supuesto, detectar posibles contravenciones al precepto constitucional que establece que la educación debe ser laica, gratuita, obligatoria, democrática y de calidad. Las conclusiones a las que lleguen expertos, investigadores, maestros, funcionarios, legisladores, organizaciones civiles, padres de familia, y –ojo— alumnos, deben socializarse al máximo para que la sociedad esté lo mejor informada posible y pueda asumir una postura fundamentada respecto a un asunto de la mayor trascendencia.
2.- La prolongada protesta magisterial también debe dejar enseñanzas a los profesores. Es evidente que por el impacto social y económico de las marchas y sus métodos de presión hacia el gobierno, la legitimidad de su movimiento tiene un techo muy bajo entre la población y, en esa medida, no puede permear más profundo ni mantener el consenso por largo tiempo. En ese sentido, el apoyo que pudiera ganarse entre la gente siempre será limitado y frágil, lo cual debilita sus posibilidades de salir triunfante. Pero quizá el factor determinante que siempre incidirá en contra de una dilatada movilización magisterial, es el daño colateral que conlleva en el ámbito de la educación de niños y jóvenes. Por más legítimas que sean las demandas de la CNTE, éstas quedarán en un segundo plano cuando los padres de familia vean el riesgo de que el proceso educativo de sus hijos sea interrumpido y entre en una dinámica que apunte a una formación deficiente. Bajo estas consideraciones, es ineludible que los maestros debatan, replanteen sus métodos de lucha y experimenten acciones de protesta menos agresivas y hostiles contra la población, pero sobre todo, menos perniciosas para los educandos. Porque es difícil asimilar la idea de que se está luchando por una mejor educación, cuando al mismo tiempo se está impidiendo que los alumnos estén en el salón de clases.
3.- El divisionismo con asomos de fractura que dejó en la CNTE el desenlace del plantón magisterial de cuatro meses, debe también llamar a la reflexión a todos los integrantes de la Sección 7 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación sobre la naturaleza y el rumbo de la organización gremial. Es un buen momento para pensar si la estructura interna, los cuerpos de gobierno y los mecanismos de toma de decisión del organismo sindical son los adecuados y más eficaces para mantener su fortaleza y para cumplir con sus objetivos. Es evidente que el movimiento generó una crisis interna de confianza y credibilidad, pues los líderes que encabezaron la negociación con la parte oficial, fueron severamente cuestionados por supuestos arreglos fuera del mandato de las bases; y estas críticas desviaron la atención sobre lo que se ganó o perdió después de la protesta.
Algunas preguntas pertinentes serían: ¿en el rumbo del movimiento y el proceso de negociación, prevalecieron los mandatos de las bases o los intereses de la burocracia sindical para defender sus privilegios? ¿En las asambleas, sobre todo en la que se determinó el levantamiento del paro, se ejercieron las prácticas democráticas o hubo coerción o manipulación? ¿La actual naturaleza gremial y política de la CNTE, sigue siendo viable para defender los intereses de los maestros en el presente contexto de Chiapas y el país, o debe de emprender un proceso de refundación que le permita despojarse de sus lastres y enfrentar de forma más efectiva los retos de la modernización educativa?
4.- La sociedad, lastimada sistemáticamente en su derecho al libre tránsito, en sus propiedades, y en el derecho a la educación de la niñez y la juventud, tampoco puede seguir pasiva ante la eventualidad de protestas magisteriales en el futuro. Para no invocar o propiciar el uso de la violencia en la solución de los conflictos, la población debe informarse sobre la Reforma Educativa y la naturaleza de la institución sindical, luego organizarse para defender una postura coherente respecto a lo que se espera de la educación y, llegado el caso, mediar entre magisterio y gobierno cuando las posiciones tiendan a polarizarse. La educación es algo muy importante, como para dejársela nada más a los maestros y al gobierno.
PARA QUE ANALIZAR, SI ESTA MAS QUE CLARO LAS NEGRAS INTENCIONES Y EL PUEBLO LO SABE.
LA REALIDAD SUPERA LA FICCIÓN, QUE MAS ANTECEDENTES.
la visión parcial del periodiemo también está en generalizar la opinión pública porque habían padres de familia convencidos que fue necesario lo que hacían los maestros; y por otro lado, habían maestros que estaban convencidos que no se debía de suspender las clases por completo, así que si el periodismo no se permea de la diversidad de visiones de los sectores, pues es periodismo con poca visión.